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Llegué a Madrid y lo primero que hice fue ir al hospital más cercano de donde yo sabía que vivía Gona.

Pregunté por él pero dijeron que no tenían ningún registro de su nombre, y esto me estresó bastante.

¿Qué podía hacer ahora? Me encontraba muy preocupado por él y me estaba empezando a desesperar por no saber nada de su condición en la que supuestamente estaba.

Tenía que verlo, quería asegurarme de que estaba bien y que así yo pueda disculparme y decirle que lo quiero. Deseaba que todo fuera una cruel mentira.

Al final no se me ocurrió otra cosa más que ir a su casa, después de todo ahí debería estar algún familiar, y éste podría decirme el paradero de Gona.

Al llegar a esa casa, llamé desesperadamente a la puerta.

--¿Sí? --una señora apareció abriéndome la puerta, parecía su madre.

--Vengo a buscar a Gona --dije con algo de timidez-- ¿Usted me podría decir en que hospital se encuentra?

--¿Hospital? --preguntó frunciendo el ceño-- Gonzalo está aquí mismo, creo que en su habitación como siempre.

--¡¿Qué?! --exclamé sorprendido-- Pero me dijeron que él había tenido un accidente y...

--No, él está en casa --mostró una sonrisa burlona, sentí como si me viera como un niño engañado por alguien, y al parecer así era.

--¿Yo podría entrar para hablar con él? --pregunté.

--Por mí no hay problema, pasa --dijo con amabilidad.

Yo entré y busqué la habitación de Gona, la cual no tardé en encontrar.

Entre abrí con delicadeza la puerta y me quedé ahí observándolo. Él estaba editando un video, se veía totalmente concentrado mientras también se acomodaba los lentes y la camisa que al parecer le incomodaba un poco.

Al fin me había asegurado de que Gona se encontraba bien.
¿Pero acaso Sara y Luh quisieron hacerme una broma? Si era así, sería una broma realmente cruel e inadecuada.

Me quedé viendolo durante al menos un minuto, me gustaba observar su concentración y la pasión con la que hacía la edición del video.

Luego de dar un profundo suspiro, entré a la habitación caminando con pasos pesados, lo que causó que Gona se diera cuenta de mi presencia y volteara la silla para verme.

--¿Exo? --se vió muy confundido-- ¿Qué estás haciendo aquí?

--Vine por el supuesto accidente. Por favor dime que tú no tuviste nada que ver con la estúpida broma de los otros dos gilipollas --dije con seriedad.

Gona bajó la cabeza y pude notar una leve sonrisa que se formó en sus labios, ahí supe la respuesta.

--No lo puedo creer, son unos idiotas --dije molesto-- ¡Gona, yo estaba preocupado por ti!

--Tengo una razón por la cual quise que ellos te dijeran eso --dijo desviando la mirada.

--¿Ah, sí? Rápido, quiero oírla --me crucé de brazos.

--No me quisiste hablar durante tres días, necesitaba que me pusieras atención, y por eso les dije a ellos que te mintieran sobre un accidente, para que así tal vez vinieras y pudieramos hablar --explicó con inocencia.

--¡Es la peor manera que pudiste haber inventado! --grité muy cabreado-- ¡En serio me preocupé por ti, y sólo era una maldita mentira!

--Pero sirvió. ¿No es así? --sonrió dudoso.

--Para lo único que sirvió fue para odiarte más, camper in live --dije con propósito de burla.

--Tío, necesitaba hablar contigo, entiende --lentamente me agarró ambas manos.

--Pero fue una cruel broma, con esas cosas no se juegan --dije al tratar de calmarme.

--Lo sé, Exo --mostró una tierna sonrisa que logró tranquilizar mi enojo-- ¿Ahora sí podríamos hablar?

Yo asentí, después de todo ya estaba ahí y no podía salir corriendo para liberarme de alguna charla incómoda, debía enfrentar la situación por más que me costara.

Gona tomó asiento en la cama, jalandome a la vez de mis manos que él todavía tenía sujetas. Ambos nos sentamos de una forma que quedaramos enfrentados.

--No quiero que te sientas incómodo ni nada, pero necesito saber la verdad --comenzó él-- ¿Fue cierto lo que me dijiste hace tres días? Lo de que yo te gustaba y tal...

Lo preguntaba en un estado tan relajado, que hasta me daba celos de no poder estar tan tranquilo como él.

--Mira... Lo estuve pensando y creo que... Yo creo que... --me costaba sacar de mi boca todo lo que quería expresar.

--¿O sólo fue algo que me dijiste para ver mi expresión y burlarte de mí? --preguntó cabizbajo.

--¡No, porsupuesto que no fue eso! --me apresuré a decir-- ¡En serio me gustas Gona, lo digo muy en serio! --y mi boca prácticamente lo escupió.

Hubo un silencio en el que Gona me examinaba con la mirada, y yo temblaba de nervios a la espera de una respuesta.

--Entiendo que... --Y sus labios no me dejaron terminar de hablar.

Él me dió un pequeño y dulce beso, el cual me puso más rojo que un tomate.

--No sé a que estás jugando, pero quiero seguirte la corriente --dijo sonriendo de oreja a oreja.

--¿Y entonces que pasará ahora? --pregunté muy nervioso.

--¿Quieres intentarlo? --preguntó mirándome directamente a los ojos.

--Yo... --bajé tímidamente la cabeza.

--Me doy cuenta de que te es difícil hablar de esto --dijo y soltó una pequeña risa-- Así que creo que voy a tomar las decisiones por el momento.

--Eso no es justo --me quejé haciendo un puchero de niño pequeño-- Yo también soy parte de esta relación.

Inmediatamente se le dibujó una amplia y brillante sonrisa en el rostro.

--Ya lo dijiste todo --dijo con felicidad-- tendremos una relación.

--Mierda -- susurré, me había condenado a mí mismo.

¿Me Quieres? {Gonexo} Finalizada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora