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Me desperté por ahí de las siete de la mañana, una hora antes de que el despertador sonara.

Me encontraba en exactamente la misma posición en la que me había quedado dormido: abrazando a Gona.

Al posar mi mirada en él, no pude evitar abrazarlo con más fuerza. Se sentía bien su cuerpo entre mis brazos.

Ví que su condición había mejorado, pues ya no tenía esas manchas rojas que se le habían hecho por toda la piel y por fin respiraba con más normalidad.

Decidí levantarme de la cama intentando no despertar a Gona y me fuí a bañar, algo que en serio necesitaba después de esa larga y estresante noche.

Luego me dirigí a la cocina, donde comencé a preparar tocino y un par de waffles. Era uno de los poco desayunos que sabía preparar.

Deseaba que nadie de la casa se despertara y me viera invadiendo la cocina. Por suerte eso no pasaba ni pasaría, porque después me dí cuenta de que Gona y yo eramos los únicos que nos encontrábamos en casa.

Después de pasados algunos minutos, la comida estaba casi lista y me sentía realmente orgulloso de mi obra tan perfecta en presentación y sabor.

--Hola --me sobresalté tanto que mi corazón casi para de latir. El Gona siempre siendo un "colega".

Él había llegado a la cocina y tomó asiento en el desayunador, tan normal ahí esperando el desayuno.

--¿Te sientes mejor? --pregunté aún agitado por el susto.

Él asintió sin si quiera subir la mirada, se veía algo desanimado.

Me dí cuenta que sólo se había puesto un suéter, aún andaba en boxers. Esto me incomodaba un poco, pero después de todo... Era su casa, podía hacer lo que quisiera. ¿No es así?

--Ten, espero que te guste --dije al ponerle en frente el plato lleno de comida.

--No tenías porque hacer el desayuno --dijo aún con la cabeza gacha.

--Tío, ayer pasaste por algo que casi te mata, debo cuidarte y esto es lo menos que puedo hacer.

Gona me vió con una mirada llena de agradecimiento, incluso me pareció tierno.

--Y también te hice café, tienes que despertar con algo --dije al ponerle la taza al lado.

Él agarró la taza y comenzó a beber de ella, y no sé porqué pero... Simplemente me dieron ganas de abrazarlo y besarlo por lo dulce y vulnerable que se veía.

--Gona

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--Gona... --lo llamé para que él me pusiera atención, cosa que hizo casi al instante-- ¿Puedo besarte?

Él me miró con gesto de obviedad, como diciendo "no tienes porque preguntarlo, sabes la respuesta".

¿Me Quieres? {Gonexo} Finalizada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora