1996, Idris, Clary.
Era un día soleado, caluroso, pero muy lindo. Estaba en el patio trasero de mi casa, la mansión Morgenstern.
Hacía un rato estaba entrenando con mi hermano, John, pero se había ido a bañar porque estaba muy cansado. Yo decidí quedarme a seguir practicando. Mi hermano me dijo que para tener mi edad era bastante buena. Estaba lanzando unas pequeñas dagas a un árbol.
—¡Ups! —exclamé. Había lanzado una daga, pero no se clavó en el árbol y fue a parar a otro árbol más lejos, casi llegando al otro lado del pequeño bosque que separaba las casas.
Me di vuelta para ver si alguien de mi familia me estaba viendo, pero como no vi a nadie, me dirigí al bosque a buscar la daga.
Caminé durante unos minutos mirando hacia arriba, buscándola. Hasta que por fin di con ella. Estaba en una rama de un árbol bastante alto.
Bastante.
Empecé a escalar y vi una flecha que salió volando un poco alejada de mi. Grité por el susto, pero supuse que alguien la había lanzado sin querer, como yo había hecho con la daga. Así que seguí escalando, ya estaba casi por la mitad del árbol. La daga estaba unas ramas más arriba. Luego de unos minutos, por fin llegué, la quité y la enfundé en mi cintura, y empecé a bajar despacio. Rama por rama.
Pero una estaba floja y se partió.
Tropecé y empecé a caer. Comencé a gritar y estaba preparada para golpearme contra el suelo, pero eso nunca pasó. Sentí unos brazos que me sostenían. Por el miedo aún tenía los ojos cerrados pero escuché una voz muy dulce.
—Oye, tranquila, estás bien —me decía. Abrí los ojos y me encontré con unos ojos dorados muy lindos, tenía el cabello del mismo color, se lo veía suave y sedoso, debía tener uno o dos años más que yo y parecía bastante alto—. ¿Te lastimaste?
—No, estoy bien —dije un poco tímida mientras él me dejaba en el suelo—. Gracias.
—No hay de qué —me contestó con una gran sonrisa—. Y dime... ¿qué hacías subiendo a ese árbol? Si yo no hubiese llegado a tiempo podría haberte pasado algo terrible —dijo clavando sus ojos en los míos.
—Emm... fui a buscar... mi daga, se clavó en el árbol sin querer —le respondí mirando el suelo.
—Eres una Morgenstern, ¿verdad? —preguntó curioso. Asentí.
—¿Có-Cómo lo sabes? —lanzó una pequeña risita.
—Yo se muchas cosas, pelirroja —dijo tocando uno de mis rizos rojos y me sonrojé—. Pero creo que es algo obvio, porque la mansión al lado de la mía es la de tu familia, los Morgenstern —dijo, como si fuera una pregunta muy tonta. Y él tenía razón, era obvio—. Y dime pequeñita, ¿cómo te llamas?
—Clary —respondí, frunciendo el ceño al pequeñita.
—Jace, Jace Herondale —me tendió la mano, dudé si dársela o no, pero al final se la tendí—. Mi familia y yo nos acabamos de mudar hace unos días —me explicó.
—Tú fuiste el de la flecha, ¿no? —pregunté, recordando esa flecha que había pasado un poco lejos de mi pero que pudo haberme hecho daño.
—Sí, practicaba arquería. No es lo mío. Pero yo soy bueno en todo, solo me llevará unos días hasta controlarlo a la perfección.
Este chico sí que tenía el ego por el cielo.
Rodé los ojos.
—Sí, sí, claro. Pero tu linda flecha pudo atravesarme el cuello.
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Una historia diferente - Cazadores de Sombras
Fanfiction[COMPLETADA] Clary criada por sus buenos y dulces padres Valentine y Jocelyn, y acompañada por su hermano Jonathan, viven una tranquila vida en Idris. El cumpleaños de Clary llega y recibe varias visitas, entre ellas, de sus mejores amigos. Ese día...