Capítulo 32: Eventos importantes

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Clary

—¡Vamos, vamos, vamos!—gritaba Victoria al mismo tiempo que aplaudía—. ¡¡Más rápido!! NADIE DIJO QUE PODÍAN PARAR, SIGAN.

Gotas de sudor caían por mi rostro y mis piernas ardían de tanto correr y ejercitarlas.

Todos nos encontrábamos en la sala de entrenamiento, corriendo en círculo. Cada tanto nos cruzábamos con algunos obstáculos, como cosas para saltar o esquivar muñecos, etc. Era realmente agotador, incluso para cazadores de sombras como nosotros. Llevábamos así por horas y Victoria no nos había dejado descansar ni siquiera unos segundos. Delante de mi se encontraba John, completamente exhausto. Había tropezado con varias cosas ya (incluso con sus propios pies), y su rostro parecía un tomate. Nuestras respiraciones agitadas se oían por todo el espacio al igual que el sonido de las estelas al dibujarnos runas de fuerza y resistencia en nuestra piel. La ropa se me pegaba por el sudor y me sentía asquerosamente sucia. Todos mis músculos quemaban por el esfuerzo, pero no me permitía desistir.

—¡Muy bien! Pueden parar, suficiente por hoy —anunció Victoria y todos nos detuvimos al instante, reposando sobre nuestras rodillas tratando de inspirar todo el aire posible—. Buen trabajo, hay cosas para mejorar, pero estuvieron muy bien. Pueden irse, y no olviden del examen de mañana.

Rápidamente recogí mis cosas y salí de allí, dirigiéndome hacia los pasillos hasta mi habitación para poder darme una ducha, no resistiría así ni un minuto más. En el camino, una cabellera rubia apareció a mi lado, sacándome una sonrisa—. Vienes a ayudarme a estudiar más tarde, ¿verdad?

—Sí, tienes el mejor novio del mundo, Clarissa Morgenstern —pasó su brazo por mis hombros, estaba completamente sudado.

—Diuu —exclamé alejándome, empujando su brazo.

Él rodó los ojos—. Tú estás igual.

—Por eso mismo iré a darme una ducha de quince horas para quedar completamente limpia —suspiré.

—No tienes quince horas, tienes dos antes de que vaya a tu cuarto —me guiñó un ojo, abriendo la puerta de su habitación.

—Bien —acepté a regañadientes.

•••

—Aagg, ya no quiero estudiar más —revoleé el libro en la cama, frustrada. Jace soltó una risita, cerrando su libro y acercándose a mi—. ¿Hacen falta exámenes con todo lo que está pasando?

—Lamentablemente sí —dijo Jace sentándose a mi lado y poniendo un mechón de pelo detrás de mi oreja.

Hice una mueca como si estuviera llorando, como lo dramática que era, y me senté con las piernas y brazos cruzados frente a él. Una sonrisa asomó en su rostro, tan hermosa y brillante como siempre.

—No seas exagerada, sabes que te irá bien. Eres inteligente y tu memoria es genial —me alentó.

—Creo que estás describiéndote a ti mismo, Jace —me reí, recobrando mi postura normal.

—Claro que no —negó—. Bueno, yo también soy todo eso, claramente —dijo con su aire de diva—. Pero tú también lo eres, Clary. No tienes que matarte estudiando, o estresándote. Te irá perfectamente bien y, si no es así, no vas a morir. Siempre hay chances de compensarlo, mi querida niña dramática —depositó un dulce beso en mi frente.

Nuestras caras quedaron a tan solo centímetros de distancia. Podía ver el brillo de sus ojos al mirarme, como si fuera la cosa más perfecta del planeta. ¿Me veré igual al mirarlo?

Una historia diferente - Cazadores de Sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora