Capítulo 31: Central Park

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Izzy

—¡Sobrevivimos al primer mes en Nueva York, chicos! —festejé.

Los días fueron pasando bastante rápido y, aunque era difícil soportar a Simon y su comportamiento del demonio, lo logramos perfectamente. En un principio, había decidido ir a la Academia para escapar un poco de la normalidad que era mi hogar en el Instituto, pero el estar con mis amigos aquí era muy distinto. Por lo que no terminó siendo tan malo como creía antes. Nos fue muy bien en las misiones que nos seleccionó Victoria, nadie más resultó herido y conseguimos un poco de información que contribuyó a la investigación del incremento misterioso de demonios.

—Increíble —dijo Alec distraído, seguramente ni había escuchado lo que había dicho.

Estábamos todos (menos Simon) reunidos en mi habitación, que era de las más amplias y cómodas para pasar el rato juntos. Pero en ese momento, todos parecían estar perdidos o despistados y no prestaban atención a ni una palabra de lo que yo decía. Simplemente me ignoraban.

—¡¿Pueden escucharme un momento?! —grité, levantándome de la cama frustrada. Todos volvieron de su trance y me observaron confundidos—. Por fin —suspiré —. Gracias por brindarme su tan especial atención —rodé los ojos.

—Lo siento, Iz —se disculpó mi parabatai, mirándome arrepentida.

—¿Podemos hacer algo? No podemos quedarnos aquí sentados un domingo por la tarde, es aburrido —crucé mis brazos sobre mi pecho.

—Mi querida cuñada tiene razón —coincidió conmigo Magnus—, ¡salgamos de fiesta! —sugirió alegre, como si fuera la mejor idea del mundo.

—¡No! —respondieron Clary y John al mismo tiempo, quejándose—. No más fiestas —negó la pelirroja.

—Bien —rodé los ojos—, ¿qué podemos hacer entonces?

—¿Qué cosas podemos hacer aquí? —preguntó John—, en Nueva York, tiene que haber algo divertido.

—¿Qué tal si vamos a patinar sobre hielo? —sugirió Clary—, una vez me llevaste contigo Izzy y fue muy divertido.

—¡¡SÍ!! Iremos a patinar, ya está decidido —aplaudí satisfecha.

Ir a las pistas de patinaje sobre hielo era de mis pasatiempos favoritos en Nueva York. Alec y yo solíamos ir todas las semanas cuando éramos pequeños y nuestros padres se dedicaban a enseñarnos algunos trucos. Luego, su posición en la Clave y en el Mundo de Sombras se volvió más importante y ya no tenían demasiado tiempo como para llevarnos allí. Hacía ya un tiempo desde mi última vez que salí a patinar, pero, como siempre dicen, el cuerpo tiene memoria.

—¿Qué? Yo no sé hacer eso —frunció el ceño mi novio.

—Yo te enseñaré —le guiñé un ojo—, por favor, vayamos, vayamos —rogué, juntando mis manos.

—Yo apoyo a las chicas —levantó la mano Magnus y ambas festejamos.
Los tres chicos restantes nos miraron y suspiraron con exasperación.

—Bien —dijeron al unísono, sin tener otra opción.

—Hoy será tarde de patinaje y amigos.

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Clary

La idea de ir a patinar todos juntos me tenía muy emocionada y ya no podía esperar para salir a las calles de Nueva York. Merecíamos una tarde libre como descanso después de los arduos días de entrenamientos y misiones que cumplíamos durante toda la semana.

Izzy y yo nos reunimos, como siempre, para elegir qué ropa ponernos para la ocasión—. Creo que me pondré esto —me mostró mi mejor amiga, colocando el conjunto sobre la cama.

Una historia diferente - Cazadores de Sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora