Capítulo 40: ¿Lo recuerdas?

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Jace

—¡Ja! Estás acabado, Herondale —gritó la pelirroja, aplastándome con su pequeño pero (increíblemente) fuerte cuerpo, doblando mi brazo hacia atrás, venciéndome.

Dos meses y medio después y Clary ya estaba como nueva. Mantenerla en cama no fue tarea fácil (para nada) pero después de mucho esfuerzo y cuidados pudo recuperarse por completo. Hubo algunas complicaciones en el camino, como desmayos, dolores de cabeza y problemas para mantenerse en movimiento por mucho tiempo pero mi chica logró superarlos todos. Y, por supuesto, intentó colgarme de un poste. Sorprendentemente no habían muy altos en la zona del Instituto. Así que decidió perdonarme por esta vez ya que, si iba a castigarme, lo haría como se debía. Y aquí estábamos, con ella derrotándome.

—Te dejé ganar —dije con el fin de molestarla. Lo cual logré, pero recibí un tirón más fuerte de mi brazo que me hizo soltar un quejido—. No es cierto, no es cierto —me retracté—, fue un pelea justa.

—Gracias —dijo con una sonrisa triunfante, levantándose del suelo de la sala de entrenamiento—. Estoy mejor que nunca.

—Nunca mejor que yo —le guiñé un ojo, frotando un poco mi brazo mientras me incorporaba.

—Cállate —frunció el ceño, colocando sus brazos en jarra. Se veía adorable.

—Cállame —retruqué, acercándome provocativamente. Su expresión cambió a una nerviosa y acalorada. Nuestros ojos estaban fijos en los del otro y nuestros cuerpos a centímetros de distancia.

Pero alguien tosiendo nos interrumpió—. Lamentamos interrumpir pero creíamos que esto era una sala de entrenamiento, pero no de esa clase de entrenamiento —nos señaló Magnus divertido, con Alec negando con la cabeza a su lado.

El rostro de Clary estaba rojo de la vergüenza e intentaba esconderlo con su cabello, colocándose detrás de mi.

¿Por qué siempre lucía adorable?

Pregúntale, duh.

Eres de gran ayuda, ¿sabes?

Soy el mejor, ya lo sé.

Sí, sí. Claro.

—La sala estaba reservada —indiqué—, para nuestra clase de entrenamiento —nos señalé a ambos y Clary soltó una carcajada.

—Cierra la boca y no omitas la parte en la que te vencí —dijo orgullosa, parándose a mi lado con expresión victoriosa.

—Está dolido por eso, ¿cierto? —fingió lástima Alec.

—Ohh, estarán todos contra mi, ¿eh?

—Claro que no, solo nos gusta molestarte —envolvió mi brazo con sus delicadas manos y posó su cabeza en mi hombro, mirándome con esos hermosos ojos verdes que me podían tanto.

Una idea se cruzó por mi cabeza, y segundos después estaba cargando a Clary en mi hombro fuera de la sala.

—¡Jace! ¡Bájame! —golpeaba y pataleaba sin ningún éxito—, ¡¡Jace!! ¿Qué demonios haces? ¿A dónde me llevas?

—Toda suya —les dije a Magnus y Alec quienes se encontraban riendo a carcajadas detrás de nosotros en medio de la sala.

—No hagan cosas que yo no haría con mi garbancito —gritó Magnus antes de que desapareciéramos por uno de los pasillos.

—¡Magnus! —se escuchó a lo lejos la queja de su novio.

Clary seguía quejándose y retorciéndose durante todo el camino—. Jace, deja de ignorarme —pidió.

Una historia diferente - Cazadores de Sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora