Capítulo 8: Confesión

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Clary

Me encontraba sentada en una rama, bastante gruesa y resistente, casi a la mitad del árbol, con mis piernas colgando hacia abajo. Se podía decir que no tenía miedo a las alturas, ya me había acostumbrado a ellas. Pues, cazadora de sombras.

Mi cabeza iba a mil por hora y no podía detener todos los pensamientos que pasaban por mi cabeza una y otra vez. Como flashes a máxima velocidad.

Jace besándome, la sensación de paz y fuera del tiempo. Jace siendo un idiota sarcástico. El dolor del pasado...

¿Por qué demonios Jace había dicho eso?

Seguía sumida completamente en mis pensamientos cuando empecé a escuchar crujidos alrededor de mi.

Las ramas se estaban quebrando.

Miré hacia abajo para identificar qué parte del árbol estaba rompiéndose, pero en su lugar encontré unos ojos dorados observándome desde el suelo. Su cabello rubio se movía lentamente con el viento y llevaba sus manos escondidas en los bolsillos de su pantalón.

—Clary... —empezó, mirándome sin saber qué decir, su mirada expresaba arrepentimiento.

Aún así decidí interrumpirlo—No quiero hablar contigo —dije cortante.

—Por favor. Perdóname, ¿sí? —dijo con un tono de voz desesperado—. Sabes cómo soy. Sarcástico y estúpido. Demonios, sé que no es una excusa pero es la verdad —agregó frustrado—, no fue mi intención decir eso para molestarte, mucho menos para herirte.

Sí, lo conocía y por eso mismo me dolía. Él no solía ser así conmigo, no antes del beso.

En el fondo, estaba casi completamente segura de que lo que él había dicho no fue la causa de que me pusiera de ese modo. El problema fue el recuerdo que me trajeron sus palabras, momentos que no quería revivir ni en un millón de años.

—Por favor, Clary, lo siento mucho. Lo que dije no fue para burlarme de ti, fue mi orgullo y mis nervios hablando —rió secamente para sí mismo—. Sabes que me importas y mucho, jamás haría algo para lastimarte. Nunca.

Aparté la vista de él para no sentirme tan vulnerable y ceder tan fácilmente. Podía sentir cómo las ramas estaban a punto de partirse. Un movimiento y...

—Clary... —insistió—, por favor, háblame —silencio—, y baja de ahí arriba de una vez. Sabes que ese árbol no es estable para que te subas en él —dijo señalándolo.

Detestaba que tuviera razón justo ahora, pero la tenía. Si me movía corría el riesgo de que las ramas se rompieran, pero tampoco podía quedarme aquí arriba toda mi vida, de todas formas, se romperían en algún momento.

Empecé el descenso, lentamente y con cuidado, identificando las ramas que parecían poder sostener mi peso. Claramente, escalar no era mi fuerte y me sostuve de la rama equivocada. Varias de ellas comenzaron a romperse en efecto dominó e inevitablemente caí del árbol.

Estaba preparada para recibir el impacto de la dura tierra, pero en su lugar habían unos brazos sosteniéndome con torpeza y pequeñas ramitas caían sobre nuestras cabezas. Prácticamente, me había estrellado contra él (y en una posición para nada cómoda). Con un poco de esfuerzo, logró colocarme de manera que sus brazos rodearan mi pecho y piernas.

No pude evitar reírme por la situación y levantar mi vista hacia él. Los nervios volvían a inundar mi sistema al tenerlo tan cerca.

—Como en los viejos tiempos —dijo Jace mirándome a los ojos y quitándome mechones de cabello que cubrían mi rostro.

Una historia diferente - Cazadores de Sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora