Cap13 - 'Sal de mi cabeza'

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Escucho un poco más de lo que tiene que decirme la Madre de Ian, ella al parecer disfruta bastante lo que es hablar de plantas y todo aquello, y a mí me gusta escucharla, aunque la mitad del tiempo no entiendo que es lo que dice, me parece divertido pasar este momento con ella.

Cuando terminamos, ella se queda en el jardín limpiando un par de cosas y yo regreso nuevamente al comedor de la casa, antes de aparecer frente a la mirada de Ian, escucho un par de oraciones que él y su Padre susurran.

– Nunca más te vuelvo a decir un secreto – dice Ian con algo de enfado pero con un tono de voz divertido.

– Pero es gracioso hacerte enfadar Rob, admítelo.

– Si pero esto es algo serio.

– No tanto – dice su Padre soltando una carcajada – además finalmente... – antes de que ellos sigan charlando decido aparecer ya que no me gusta escuchar conversaciones privadas, aun que estaba interesante la charla de ambos, no es mi prioridad enterarme de los secretos entre Padre e hijo que comparte Ian.

– Ian – digo, logrando sobresaltar a ambos – ¿Puedes escucharme un momento? Tengo algo que decirte.

– Claro, solo dilo – dice él, mirando a su Padre y lanzándole una mirada que hasta yo entiendo, Ian le dice "vete de aquí" con sus ojos.

– Yo no voy a irme – dice su Padre – La televisión en el cuarto está mala, así que ¿Por qué no van al cuarto de Ian y charlan allí?

– Genial – dice Ian rodeando la mirada. El comienza a caminar hasta el final de la casa y su cuarto es tan oscuro que apenas puedo ver.

Su habitación tiene la puerta pintada de color negro y el color de las paredes es un café oscuro que no atrapa nada de luz solar aun que lo intentara con mucha fuerza. Ian enciende la luz y cierra la puerta, un montón de poster's de bandas de rock que no conozco aparecen pegados en la pared y en el techo.

– Es algo escalofriante mi cuarto, pero de todos modos hay una cama donde puedes sentarte – Dice Ian algo nervioso. Yo asiento y no me doy cuenta que me lanzo encima del control remoto de un amplificador de música, el cual se enciende y un bullicio enorme se crea a mí alrededor.

– ¡Lo siento! – grito.

– ¡No importa! – Grita Ian como respuesta, él le baja el volumen a la música pero no la apaga, y la segunda opción es lo que yo quería, no me puedo concentrar con tanto rock rodeándome – No voy a apagarla si es lo que piensas – ¿Qué? ¿Ahora Ian me lee la mirada igual como su Padre lo hace con él? – Pour Some Sugar On Me es la mejor canción en la historia de la música.

– ¿Hablas de la que está sonando? – pregunto confundido mientras Ian se lanza de espaldas a su cama.

– Exacto, a los 55 segundos comienza la mejor parte, solo escúchala – recomienda él. Yo me resigno a que seguiré escuchando su música mientras tenga que confesarle lo de Mirko, así que me concentro, busco las palabras indicadas y Ian me presta atención de inmediato cuando empiezo a hablar.

– ¿Recuerdas que me dijiste que a Mirko le gustaban los chicos? ¿Y qué tal vez yo le agradaba?

– Claro, lo recuerdo – dice Ian con una mirada seria.

– Pues, me lo encontré en la mañana, y me invitó a salir el viernes por la noche – respondo con una mirada de extrañez al hablar, es tan raro decir todo esto en voz alta.

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