Mi día se me hace muy largo, más de lo normal y mientras me quito uno de mis audífonos yo comienzo a buscar un par de apuntes que he perdido y necesito con mucha urgencia para un examen del Colegio. Busco por todos lados y cuando un par de libretas se me caen al suelo, me agacho para levantarlas pero Franco se me adelanta y me las entrega.
– Hey – dice.
– ¿Cómo estás? – le susurro.
– Bien – agrega él con una sonrisa incómoda – Papá se ha ido, así que estoy solo de nuevo.
– ¿Ha dicho algo más después de que me he ido? – le pregunto curioso mientras cierro la puerta de mi casillero.
– No, pero de todos modos quiero hablar contigo algo importante.
– ¿Qué sería? – agrego.
– Oh, no podemos hablar aquí; ¿Nos vemos más tarde?
– De acuerdo – respondo atemorizado – ¿Quieres que vaya a casa o...?
– No – dice él de inmediato – ¿Qué te parece en el parque que está cerca del restaurant donde trabajas?
– Okay – el timbre para regresar a clases vuelve a sonar y Franco se despide de mí para irse, yo camino hacia la biblioteca y tomo asiento en una de las mesas que están en el rincón del lugar. Me quedo a solas por un rato pero luego Ian llega para hacerme compañía durante el resto de la hora de estudio.
– ¿Cómo te has sentido? – me pregunta él.
– Bien, mientras me tome las medicinas todo está bien Ian, tranquilo – Ian asiente y luego sonríe.
– Te he traído algo – Ian se muerde su labio mientras cierra el libro que tenía en mis manos y me obliga a ponerle atención – Noté hace un tiempo que se te congelan las manos cuando estás conmigo sobre la motocicleta, ¿No es así?
– Creo... – respondo riendo – Aquí no se conoce ni el verano o la primavera, siempre hace frío, así que tal vez puedes tener razón.
– Pues, tengo un regalo que solucionará aquello – Ian abre su mochila y sus mejillas se sonrojan ligeramente – Ten, estos son tuyos – él me entrega un par de guantes de cuero color café, los toco por dentro, noto lo abrigados que son y sonrío de inmediato cuando me los pongo. Me percato que ambos guantes tienen bordada la letra I en ellos – Los míos tienen la letra J bordada – Ian se pone sus guantes los cuales hacen juego con los míos y los miro detenidamente para comprobar que es cierto lo que ha dicho, la letra J de Jersey está bordada en ellos – Dime algo, ¿Te gustan?
– Solo... solo me quedé sin aliento, es todo – sonrío – ¡Me encantan! Pero, ¿Tú los hiciste?
– No claro que no – ríe Ian mientras baja la mirada – Yo los compre obviamente, pero mi Madre les ha bordado las letras a ambos, en serio ella te tiene un montón de cariño.
– Cariño – susurro – Ian, he estado pensando una cosa que me tiene un poco intranquilo.
– ¿Qué cosa? – Pregunta él mientras acaricia mi mano al parecer sin haberse dado cuenta de aquello.
– No puedo vivir en tu casa Ian, no me gusta aprovecharme de lo gentiles que han sido tus Padres, además creo...
– No Jersey – dice él con un tono de voz amenazante – Te quedarás el tiempo que sea necesario, ¿Escuchaste? Todo está bien con mis Padres.
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Sobre La Motocicleta
Teen FictionEl Padre de Jersey jamás les ha prestado mucha atención a sus dos hijos. Y Jersey solo acepta aquello, principalmente porque no tiene la valentía suficiente para subirle su tono de voz ni a su Padre o a su fastidioso hermano. Jersey se podría decir...