Cap16 - 'Ian'

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Llego hasta la cocina y pongo a hervir agua, la dejo allí y camino de regreso a mi cuarto, me encuentro a Ian allí, poniéndose su chaqueta y preparándose, al parecer para irse.

– ¿Te vas a ir? – le pregunto.

– Pues no pensaba quedarme – dice Ian con una mueca – No soy tan descarado para invitarme yo solo a tú casa.

– Pero está lloviendo – digo perplejo – ¿Y tú motocicleta?

– Me la cuidaras, luego vengo por ella, confío en ti lo suficiente para que te quedes con ella.

– Sabes... – agrego avergonzado – No creo para nada que sea buena idea que te vayas a la mitad de la lluvia, si quieres esperas un rato a que se detenga.

– Pero me estoy muriendo de frío Jersey – Dice Ian soltando un escalofrío mientras le tiemblan los dientes – Si me quedo un rato más, me abrigaré y no querré irme.

– Quiero que quede claro Ian, no te estoy corriendo, incluso puse a hervir un poco de agua para darte un café.

– Pues... me gusta el café – dice Ian sonrojándose por un momento.

– Okay, ya debe haber hervido el agua, así que te traigo el café en unos tres minutos.

– De acuerdo Jersey – dice Ian con una sonrisa que muy pocas veces he logrado ver. Él toma asiento en el comienzo de mi cama y yo tardo cerca de unos 5 minutos en regresar. Le doy a Ian su café y luego nos quedamos viendo tv en silencio – ¿Vas a salir con Mirko algún otra vez? – susurra Ian.

– No creo – confieso – ¿Por qué?

– Solo curiosidad – Dice Ian – Jersey, creo que ya no quiero irme a casa – agrega – la lluvia está cada vez peor.

– Podemos... puedes dormir aquí, no hay problema.

– ¿Y tu hermano?

– No se enterará, además, ¿Desde cuándo te ha importado lo que Franco piense?

– Desde que me di cuenta que cada acción que tenga con él, puede causarte problemas a ti – susurra Ian con una voz muy baja.

– Tienes razón – agrego entre risas. Ian solo asiente, deja su tasa de café ahora vacía en la mesita pequeña que está a un costado de mi cama y se recuesta.

– Si te molesta me voy – dice mientras cierra los ojos.

– No me molesta, tranquilo – Me recuesto también, quedamos separados por apenas unos 20 centímetros de distancia, cierro mis ojos y espero a que Ian se quede dormido para tratar de admirar su rostro con tranquilidad. Pero soy tan bobo, que de todos modos me quedo dormido.

Al despertar por la mañana, me froto los ojos y siento a alguien cerca de mí, muevo mi rostro lentamente y veo a Ian muy cerca, a unos cinco centímetros de distancia, me llega su delicada respiración. Mis ojos admiran las comisuras de sus labios, lo frágil y delgadas que son sus pestañas, el cabello perfectamente alineado a su gusto, y sus mejillas las cuales se sonrojan algunas veces y desconozco el motivo de aquello.

De pronto, me sobresalto cuando Ian mueve su mano lentamente, ella se dirige y se instala en mi cintura, vuelvo a mirar a Ian y veo que abre ligeramente sus labios y los remoja con su lengua.

– No... no soy... bueno – susurra Ian entre sueños.

– Si lo eres – le susurro como respuesta.

– Yo... yo, tú me... yo – De pronto Ian se mueve y cierro mis ojos de inmediato para que no se percate que lo estaba espiando.

Él se percata de que me tiene agarrado de la cintura, se demora un poco en quitar su palma, la desliza de forma lenta y luego suspira. Yo comienzo a fingir que estoy despertando y abro los ojos, me los froto aun cuando no lo necesito. Ian me mira y me saluda.

– Buenos días – dice él.

– ¿Qué tal? – pregunto soltando un bostezo.

– Tu cama es más pequeña de lo que pensé – ríe – Pero dormí genial, gracias.

– Bien – Los dos miramos al mismo tiempo la ventana y nos damos cuenta que la lluvia se ha detenido, pero aún algunas solitarias gotitas caen del cielo.

– ¡Mierda! – Grita Ian – No le avisé a mi Madre que me quedaría aquí – Ian rápidamente toma su teléfono y abre los ojos por la sorpresa – ¡Tenía el teléfono en vibración! Y hay 14 llamadas perdidas de ella y como 8 mensajes.

– Llámala.

– Voy a irme, de seguro no durmió en toda la noche – dice Ian mientras abre la ventana – Si es que ella no me mata, ¿Quieres ir a mi casa hoy por la noche?

– Cla... claro.

– Genial, nos vemos entonces – Ian abandona mi cuarto, escucho como se aleja en su motocicleta y yo me lanzo en mi cama, me muerdo el labio con fuerza y cierro los ojos, siento la palma de Ian en mi cintura nuevamente y escucho sus susurros de forma tan real que casi lo siento a mi lado.

– ¡Jersey! – Grita Franco – ¡Jersey!

– ¿Qué ocurre? – pregunto sorprendido cuando salgo del cuarto, veo a Franco mojado y tiritando de frío – ¿Qué te ha pasado? – pregunto.

– Mi cuarto tenía goteras y no me percaté, ¡Estoy empapado!

– ¿Quieres que te ayude en algo?

– Si me ayudaras en secar mis cosas sería genial, ¡Ay! Necesito agua caliente – Franco camina hasta el baño y se encierra allí, yo camino hasta su cuarto y le seco un par de cosas, pero de todos modos Franco está tan enojado que ni me da las gracias, siendo honesto ni esperaba que me las diera.

Él está enfadado casi todo el día, además se encarga de arreglar el tejado, pero creo que no hace muy buen trabajo, así que llama a Papá para quejarse, pero mi Padre, quien está a kilómetros de distancia, no puede hacer nada.

A las 9:30 de la noche, Ian pasa por mí en su motocicleta y salgo disparado hacía su casa.

– Dicen que cuando llueve el aire se limpia y está más fresco.

– Si, lo siento más liviano – agrego mientras inhalo y exhalo.

– Me gusta – agrega él, Ian detiene su motocicleta al frente de su casa, su Madre me saluda con un beso en la mejilla y me sonríe, busco con la mirada al Padre de Ian, pero no lo veo por ningún lugar – Mi Papá no está – dice Ian – Recuerda que te dije que trabajaba por turnos, él regresará después.

– Oh, ya entiendo – agrego. La Madre de Ian camina hasta la cocina y comienza a preparar algo para cenar, yo me quedo con Ian viendo TV en el comedor, de pronto mi teléfono comienza a sonar, pensé que alguien me llamaba, pero es mi alarma para la medicina, la apago y me pongo de pie – Voy al baño – le digo a Ian, su Madre aparece nuevamente y comienza a poner un par de cosas en la mesa mientras Ian se pone de pie y toma mi mochila.

– ¿Por qué siempre llevas tu mochila al baño? – dice él bromeando, aquello me toma desprevenido, la tenía sostenida en el lugar donde se abre al momento en que Ian me la arrebata solo por juego. Y eso provoca que mis frascos de medicina caigan al suelo y lleguen hasta los pies de Ian, él perplejo se agacha y las levanta.

– ¿Inflapulción? ¿Conatanira? ¿Qué son estas cosas Jersey? ¿Son drogas? – Pregunta algo enfadado, llamando la atención de su Madre, la cual se acerca a mí y me mira – ¡¿Son drogas?!

Sobre La MotocicletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora