Capítulo 32 - 'Hasta nunca'

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Me muerdo el labio muy nervioso en el momento que veo a mi Padre bajar los tres escalones de la entrada de mi casa, miro a Ian por un momento y luego me volteo cuando siento salir también a Franco de casa.

– ¿En qué quedamos Jersey?

– No estoy haciendo nada... – no alcanzo a terminar de hablar cuando siento que el rostro me arde con la bofetada que me da mi Padre, sorprendido abro mi boca y escucho cuando Ian se va encima de mi Padre.

– ¡Te dije Papá que Ian lo trae del trabajo por seguridad! ¿Por qué lo golpeas? ¡¿Olvidas que está enfermo?! – le grita Franco, miro la escena y veo que Ian finalmente no ha alcanzo a llegar hacia Papá puesto que Franco lo ha hecho primero – ¡¿En qué mierda estás pensando?!

– No me hables así – le dice mi Padre con enfado.

– ¿Jersey estás bien? – Ian acaricia mi mejilla y sus ojos se iluminan por un momento cuando yo asiento en silencio.

– ¡Jersey respóndeme! ¿Qué haces con este cuando te dije que no lo vieras más?

– Usted no tiene derecho de decirle nada a Jersey – le dice Ian entre dientes – Cuando un Padre abandona a sus hijos pierde completamente el derecho de encararlos.

– ¿Y quién te crees que eres para hablarme así?

– Él tiene razón – le dice Franco a Papá – Nos dejaste aquí tirados como si fuéramos basura, ¡Aquí está lleno de ladrones! Y tú nos dejaste como si no te importáramos – Ian se tensa cuando Franco dice eso – Ian es un buen chico, es amigo de Jersey, ¿Qué hay de malo en eso? ¡Mentí todo el tiempo! Ian no es malo.

– ¿Mentiste? – le pregunta mi Padre.

– Si quieres golpéame a mí, pero Jersey no es culpable de nada – Me dejo caer en la motocicleta de Ian y tomo asiento en ella, mi Padre se acerca a mí pero Ian se pone entre nosotros.

– No se atreva a golpearlo – le dice Ian – Lo he cuidado toda esta maldita noche y usted lo golpea como si nada.

– Solo le diré una cosa – agrega Papá, yo miro a Ian y él asiente cuando con la mirada entiende que está todo bien.

– Pensé que estabas en malos pasos – dice mi Padre.

– Me vale lo que pienses – le digo entre dientes – No puedes volver a tocarme, no quiero que me hables ni que tampoco te me acerques – Una lágrima cae de mi mejilla y miro directamente a los ojos a mi Padre – No mereces que te llame Papá.

– Si no quieres ser más mi hijo, ¡Pues está bien! Pero tendrás que caminar solo desde ahora; tú medicina, la casa, la comida, todo saldrá por tu cuenta. Si dejas de ser mi hijo no puedes vivir en esta casa.

– ¿Cuál medicina es la que uso? ¿Mi comida favorita cual es? ¡¿Mi segundo nombre cual es?! No sabes nada – me pongo de pie y le hablo cara a cara – Prefiero estar solo antes que sientas que me das algo y te creas el mejor Padre del mundo.

– Jersey – me llama Franco pero no lo escucho.

– Vete a la mierda – le digo con una sonrisa de satisfacción a Papá, paso por su lado pero mi Padre vuelve a levantar su mano para golpearme, mis reflejos no alcanzan a detener su puño pero Ian si lo hace.

– Hasta nunca – le dice Ian con una sonrisa y luego lo empuja con fuerza, yo entro a casa y comienzo a ordenar mi ropa, lanzo todo a mi bolso y luego Franco entra a mi habitación.

– No puedes irte – dice – Esto es mi culpa, no debes irte tú, me voy yo.

– ¿Y a dónde vas a irte tú?

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