Asiento con la mirada cuando noto que Franco se comienza a preocupar y me pregunta si estoy bien; como dije, solo logro asentir, ya que las palabras no me salen por culpa de lo que acabo de saber.
– Tengo que irme – susurro cuando por fin puedo decir algo, me pongo de pie y camino rápidamente un par de pasos hasta que Franco se acerca a mí, me toma del brazo y me sonríe algo nervioso, como si él mismo no se creyera su risa.
– Lo siento, estoy ansioso y nervioso por todo esto y no hemos pensado con claridad todo esto.
– ¿Qué hay que pensar? – susurro.
– Sigo siendo tu hermano, puede que nuestra Madre le haya sido infiel a nuestro... a mí Padre – se corrige Franco con algo de incomodidad – Pero seguimos siendo hermanos, lo siento pero estoy confundido por todo esto.
– Claro – agrego sin emoción alguna – Tienes razón, no pensé en aquello hace un rato, tienes toda la razón – Franco asiente nuevamente y me acaricia la mejilla.
– Sigues siendo mi hermano menor ¿De acuerdo? – Franco me abraza con mucha fuerza pero yo por alguna razón no le regreso el abrazo con tanta fuerza como él.
– Quiero irme a casa – le digo – Supongo que nos vemos luego.
– ¿Te acompaño?
– No, Ian pasará por mí así que todo está... está bien – Franco me mira y luego dice que sí con la mirada, nos alejamos cuando cada uno camina hacia su propia dirección, decido no llamar a Ian para que venga por mí puesto que no tengo muchas ganas de aquello. Solo quiero caminar y que cada paso que dé me ayude a pensar con un poco más de claridad.
Cruzo la carretera inundado en mis pensamientos pero me asusto y cierro los ojos cuando un auto pasa justo frente a mí y casi me arrolla. La respiración se me acelera y casi siento tener mi corazón en mi puño, abro mis ojos y veo la carretera, pero no hay nada. El trayecto no tiene ninguna desviación para que el auto haya desaparecido tan pronto, me froto los ojos por un momento; ¿Me lo imaginé? ¡Imposible! Sentí pasar el auto frente a mí, pero... no lo escuché venir y casi siempre en estas situaciones el conductor de los vehículos nos grita un par de insultos antes de seguir su trayecto. Pero eso ahora no pasó.
– Estoy cansado, eso es – susurro para mí mismo mientras sigo caminando pero la sensación de que algo raro está sucediendo no desaparece de mi rostro.
Llego lentamente hasta la casa de Ian, pongo una pequeña sonrisa en mi rostro cuando lo veo afuera de su casa limpiando su motocicleta.
– Creí que aún estarías con Leyla y Mark – le digo, Ian se sobresalta al verme llegar y camina hacia mí mientras se limpia sus palmas en su pantalón.
– ¿Qué haces aquí? Dijiste que me llamarías para ir por ti.
– Si pues, cambié de opinión – agrego con una carcajada pequeña – me vine caminando.
– Jersey...
– Todo está bien Ian, solo caminé, no estoy tan enfermo como tú crees.
– Claro – agrega Ian – Deberíamos entrar, está haciendo demasiado frío en este lugar – Yo acepto en silencio y junto a Ian entramos a su casa, camino directo hacia su cuarto y nos recostamos un momento. Ian me pregunta que es lo que necesitaba hablar Franco conmigo, yo le invento que él quería saber cómo estaba pero luego me percato que no debería mentirle, no tiene sentido, lo que hago es mentir solo porque sí, no hay excusa.
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Sobre La Motocicleta
Fiksi RemajaEl Padre de Jersey jamás les ha prestado mucha atención a sus dos hijos. Y Jersey solo acepta aquello, principalmente porque no tiene la valentía suficiente para subirle su tono de voz ni a su Padre o a su fastidioso hermano. Jersey se podría decir...