Capitulo 26 - "Te Lo Dije"

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Ian me mira nervioso en el momento que su Madre desaparece de la ventana, respira profundamente, me mira a los ojos nuevamente y me besa en los labios de una forma rápida, él comience a caminar a la entrada de su casa.

Lo acompaño y juntos vemos como su Madre comienza ordena un par de vasos en un mueble, ella se gira al vernos y nos sonríe.

– Hey – dice – Tengo la cena casi lista – normaliza.

– Mamá – dice Ian con un tono de voz serio mientras se acerca a ella – ¿Podemos hablar?

– Emm, ¿De qué? – dice ella riendo.

– No me la hagas más difícil por favor – Ella mira directamente a los ojos a Ian de forma extraña, luego rodea la mirada y lo regaña.

– Hey Jersey – dice ella pero mirando a su hijo – Me gusta el que seas tú quien finalmente hace conocer a Ian lo que es el amor.

– Mamá – susurra Ian.

– La cena está casi lista – agrega ella con normalidad mientras se gira y le quita una tapa a la olla que estaba en la cocina, logrando hacer que el vapor salga y acalore un poco el lugar – Cenaremos en unos 10 minutos, si quieren yo los llamo.

– Bien – dice Ian aún sin dejar de mirarla, él se gira y me toma del brazo, me hace caminar hasta su cuarto, inconscientemente la mirada de su madre se junta con la mía y me sonríe de forma tranquila.

Llegamos al cuarto con Ian, él cierra la puerta y suelta una gran respiración agotada, se deja caer en el suelo y se sienta, pero aún no me suelta mi brazo, me dejo caer y me siento al frente de él. Ian mantiene la mirada perdida y decido no interrumpir sus pensamientos, bajo la mirada y comienzo a jugar con las roturas de mis jeans las cuales sospecho que cada vez se hacen más grandes. De pronto Ian pone sus manos en mi mentón, nos miramos por un rato, luego él se acerca a mí y me abraza, me besa la mejilla con demasiado cariño y yo caigo en sus brazos.

– ¿Te ocurre algo? – le pregunto.

– Sospecho que tu hermano también lo sabe – dice él, nos alejamos y nos miramos por un momento, luego él baja la mirada y continua hablando – Aquella vez que te desmayaste por su culpa, te dije que te necesitaba y que no me abandonaras, dije otro montón de cosas que no logro recordar ya que estaba asustado y estresado, pero el punto es que Franco estaba a un lado de mí y él probablemente entendió que lo que te decía, no lo hacía por ser buenos amigos.

– Pero... él no me ha dicho nada – susurro.

– Debe sospecharlo al menos, ¿Por qué crees que fue hoy conmigo a decirme que Mirko había aparecido? Él sabía que me iba a preocupar... ¿Crees que le diga a tu Padre?

– Me vale mi Padre – digo sin pensar, Ian sonríe y suelta una carcajada.

– ¿Te estás poniendo grosero? – pregunta con una sonrisa demasiado grande, como si le gustara que hablara así.

– ¿Qué puede hacerme? – pregunto con ironía – No puede herirme – susurro – Ya no más – Ian vuelve a sonreír, él se me acerca más y comienza a besarme, yo por un momento pienso que será solo un beso pequeño, pero Ian se aleja y se vuelve a acercar a mis labios con más profundidad cada vez, voy perdiendo el equilibrio y Ian me empuja con su cuerpo, sonríe entre medio del beso, él toma el gorro de mi sudadera y lo pone en mi cabeza, luego baja sus manos y sostiene mi espalda, yo pongo las manos en su cintura y algo me obliga a aferrarme a él.

Algo que ya es clásico, su Madre abre la puerta de su cuarto y nos descubre, Ian se aleja de sorpresa y se sonroja un montón, pero ella solo sonríe con maldad y nos dice que la cena está servida, Ian asiente un montón de veces y aquello me indica que lo único que desea es que su Madre se vaya para dejar de sentirse avergonzado.

Ella finalmente desaparece mientras me pongo de pie, Ian se mantiene rojo y no puedo evitar decirle algo que tengo en mente desde que llegué a su casa.

– ¿Cómo es que el chico más rudo y pesado de todo el colegio se sonroja cuando lo descubren dando un par de besos? – río y Ian me fulmina con la mirada.

– Que pesado eres ahora – dice Ian con aquella voz gruesa y pesada que usa un par de veces, esa maldita voz que me hace seguirlo a donde quiera que él vaya, esa voz que me puede hacer perdonarle cosas que jamás podría hacer – ¿Qué estás pensando? – pregunta él mientras comienza a caminar y me indica que lo siga. Aquella pregunta que me hace se mantiene en mi cabeza y un par de palabras que jamás le he dicho a alguien se me vienen a la mente.

– Nada – susurro fingiendo normalidad, Ian gira la mirada y juntos llegamos hasta el comedor de su casa, la cena con su Madre se hace bastante normal pero Ian se mantiene tenso, es comprensible pero sus Padres han actuado con una normalidad que a mí me hace pensar, ¿Cómo actuaría mi Padre? ¿O Franco? A ninguno de los dos los conozco suficiente para saber cómo responderían, tal vez llegue el momento en el que deba decírselos, pero prefiero no pensar en ello, ya que un dolor de cabeza se me comienza a aparecer al momento que todo eso se me viene a la mente.

– Gracias Mamá, como siempre estaba genial – dice Ian al momento de ponerse de pie.

– De nada, ¿Jersey quieres más o estás bien?

– Estoy bien, gracias – respondo, ella asiente y se pone de pie al momento de levantar los platos, me ofrezco a ayudarla a limpiar pero ella no me deja, Ian aprovecha aquello y se escapa para su cuarto, yo lo sigo pero cuando entro no lo veo por ningún lugar, me vuelvo a girar pero entonces Ian cierra la puerta y se me lanza encima, chocamos en la pared de su cuarto, la ventana está abierta y casi caigo pero él me toma de la remera y me empuja hacia él con tanta confianza que me hace sentirme a salvo, luego una brisa demasiado helada pasa por mi rostro, dejo de besar a Ian y noto que el clima se está poniendo demasiado feo, y no puedo estar bajo el agua helada, aquello incluye la lluvia, y aun que no quiero hacerlo, debo irme.

– Ian – le digo – Ya debo irme, si me mojo con la lluvia es probable que me enferme.

– Bien – dice él resignado – Te llevo – Yo asiento, me despido de su madre con un beso en su mejilla y luego salimos, me subo a la motocicleta de Ian pero esta no logra encender, me bajo y espero a que Ian haga funcionar su moto, pero nada sirve.

– Ian – digo frustrado – ¿No me puedo ir caminando? Se está poniendo horrible el clima y sigo aquí.

– Lo siento Jersey pero no entiendo por qué no enciende esta cosa – agrega él, Ian se baja de su moto y la deja allí – Espérame cinco minutos, entraré a tomar un par de herramientas de Papá y lograré llevarte a casa, lo juro.

– Bien – digo entre dientes. Ian desaparece y me siento en su motocicleta, una solitaria gota de lluvia cae en mi nariz, levanto la mirada y ruego que no se ponga a llover, entonces de pronto alguien pone su mano en mi boca y me empuja hacia atrás, trato de zafarme pero un montón de chicos con chaquetas negras me rodean y me llevan entre medio de los árboles, el chico que me tapaba la boca se acerca a mí, todos ellos llevan cubiertos sus rostros, pero entonces todos comienzas a quitarse las máscaras, me enfoco en la chaqueta de todos ellos, cada uno tiene un bordado distinto. Uno de ellos tiene estampado un puma en la espalda, otro de ellos un león, un rinoceronte enojado, entre otros más. Me enfoco en el chico que sigue estando al frente de mí y baja la cabeza, yo veo un tiburón estampado en su chaqueta, de pronto él se quita la máscara y Mirko me mira con maldad.

– Te dije que algo pasaría – dice él en voz baja, de pronto uno de ellos me golpea fuerte en la cabeza y eso hace que me desmaye.

Sobre La MotocicletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora