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Kayla tenía los nervios de punta, aún no podía creer lo que había hecho.

Las lágrimas no dejaban de salir y salir, no podía controlar los espasmos que llegaban a su cuerpo como recordatorio de la horrible persona que era.

Estaba en una esquina, arrinconada sola mientras la gente en la fiesta disfrutaba sin si quiera imaginarse que la anfitriona había sido raptada.

-¿Florecilla? -escucho la voz grave de un hombre mayor -¿Qué ocurre?

Se giró y frente a ella tenía al hombre que la había regalado, que había ocasionado todo lo que estaba sucediendo.

Trató de hablar pero en cuento abrió la boca no pudo contener una nueva ola de sollozos.

Estaba arrepentida, pero no podía echarse para atrás.

Respiró profundamente y entonces Jason Black la abrazó.

Nunca había experimentado esa sensación de calidez, nunca había tenido un padre que se preocupara al verla llorar, y Urda nunca le había dado un abrazo con tanto cariño.

-Mi niña -le susurró aquel hombre -No se que es lo que te tiene tan mal, se que hemos estado alejados últimamente pero siempre puedes contar con nosotros, te amo pequeña Scarlet.

No podía hablar, las palabras se le atoraban en la garganta, y la calidez se fue, el la abrazaba por que pensaba que tenía a Scarlet, su florecilla; no a esa flor marchita que había dejado crecer en la peor vida.

-Tranquilo, todo estará bien -dijo algo fría, aprovecharía la molestia que había tenido Scarlet con su familia para justificar su frialdad. -Debo ir a atender unos asuntos.

Se liberó del abrazo del hombre y limpió sus lágrimas, tenía una nueva oportunidad de ser feliz, no la iba a desaprovechar.



La fiesta había sido un éxito, el apartamento de su hermana se sentía terriblemente frío, ni si quiera se había levantado Mico para saludarla, él sabía que Scarlet no volvería.

Lanzó el bolso y el antifaz a una esquina, ya no le importaba guardarlo delicadamente, Lady Escarlata ya no existía, se había muerto en el momento en que condeno a su hermana a la peor vida.

Pero era su turno, le tocaba disfrutar los privilegios de ser una Black, quería ir a fiestas sin sentirse amenazada, quería tener unos hermanos que se preocuparan por ella, un padre que la abrazara y una madre que le ayudara a lidiar con los celos de los Black.

Aún así, con todos los planes que tenía, no podía sacar la mirada de terror de su hermana cuando los hombres la tomaron por los brazos y la subieron a la camioneta.

¿Cuánto tiempo tardaría Urda en darse cuenta? ¿Scarlet diría quien es?

Se fue a recostar pero no pudo dormir, tenía nauseas, se sentía mal, era mala, se había convertido en alguien como Urda.

No era libre, nunca lo sería, de nuevo tendría que ponerse un antifaz, no podría ser Kayla, viviría aparentando se su hermana, Scarlet.



Ya por la mañana, después de una ducha se puso a revisar los pendientes de su hermana, Kayla no era relacionista, mucho menos tenía estudios, pero había resultado un As en los negocios, así que confiaba en poder llevar a cabo las labores de su hermana.

El timbre del apartamento sonó y se puso nerviosa, era hora de iniciar con su papel.

-Hola -dijo abriendo la puerta y haciendo una mueca en cuanto vio quien estaba en la puerta -¿Qué haces tú aquí?

-Veo que me tope con la Black mala -dijo Matt -Pero no importa, llama al policía bueno y empecemos esta reunión.

-¿Qué? -Kayla no entendía nada -¿Cuál policía? ¿De que reunión hablas?

-Scarlet, el policía bueno, ya sabes como en las películas -vio que la chica no comprendía y le resto importancia entrando al apartamento -Olvidalo, solo dile a Scarlet que ya vine.

-Ella no está. -no había pensado en que alguien podría preguntar por ella, olvido que Matt sabía que existían ambas.

-Me dijo que nos veríamos aquí al día siguiente de la fiesta, como soy el único que sabe que existes prometí ayudarlas a terminar con su problema.

-Lo siento, Scarlet salió de viaje.

Matt la miró como si estuviera viendo a pinocho mientras le crecía la nariz.

-Kayla, dime la verdad.

-Tú no eres nadie para venir y decirme eso, agradezco tus buenas intenciones pero nosotras podemos solas, gracias por venir, sabes donde esta la puerta.

Se giró para irse a esconder a la recamara, pero Matt fue mas rápido y la tomo de un brazo tirando de ella.

Quedaron juntos, frente a frente y Kayla se puso muy nerviosa, ya había olvidado todas las sensaciones que ese hombre causaba en ella.

-Scarlet me pidió ayuda y se fue de viaje, eso no suena real.

-Yo... yo... -Kayla solo pensaba en los dos centímetros que faltaban para poderlo besar.

Matt la alejó, y se sentó en el sofá.

-No me iré hasta verla.

-No puedes, ella no está ya te lo dije.

-Llámala.

-NO

-Si

-¡NO!, no puedo, está con Urda. -soltó gritando y cayendo al suelo envuelta en sollozos -Yo la entregue a cambio de mi libertad.



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Lady EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora