3- Nuestra Heredera

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Hace 9 Años.

POV SEBAS.

El día está hermoso. No hace ni frío, ni calor y mi madre no me ha regañado en todo el día, aún...

- Jordi, al calvo -le señalo a nuestro nuevo objetivo.

Él tira una bola de barro y dá justo en el blanco. El hombre se da media vuelta furioso y comienza a buscar a los responsables.
No nos encuentra gracias a que nos escondemos en un árbol por lo que termina por seguir su camino mientras insulta por lo bajo. Una mujer que pasa por su lado lo mira frunciendo el seño como si se hubiera escapado de un hospital psiquiátrico.

Cuando el hombre calvo desaparece, estallamos a carcajadas y chocamos los cinco en señal de triunfo pero luego de eso Jordi cambia su cara de felicidad por una de tristeza.

- ¿Jordan? ¿Sucede algo?

¿Siente culpa por el hombre calvo? ¿Tiene miedo que mi madre nos vea? ¿Acaso nos perdimos Dora la exploradora?

- Pues... es difícil decirlo -dice y luego mira sus pies- Es qué...

- ¡Jordan, Sebas! ¡Preparé galletas y batidos!

- ¡Ya vamos, mamá! -le respondo y vuelvo mí mirada a mi primo- ¿Qué querías decirme?

- Ehm... no, nada -elevo una ceja mientras me cruzo de brazos- De verdad, no es nada -esboza una sonrisa falsa que pretende sea real y aunque no me la creo decido que es mejor no seguir preguntando.

Mi madre dice que cuando alguien no quiere hablar es mejor dejarlo estar porque obligarlo solo empeora las cosas y hace que la otra persona se cierre aún más.

Luego de merendar fuimos a jugar a los soldados, a las escondidas, y al tesoro escondido hasta qué los vecinos vinieron a quejarse porqué sus casas estaban llenas de barro e indudablemente habíamos sido nosotros. Entonces mamá nos regaño y nos mandó a mí cuarto a jugar.

A Jordan siempre le gustó mi habitación porque dice que es grande, que siempre está llena de juguetes y que es genial que tengo mi propio balcón.

- Oye Jordi -digo, voltea a verme- ¿qué querías decirme antes? Cuándo estabamos lanzando bolas de barro.

Deja de mirarme y camina hasta mi balcón, apoya sus manos en el barandal y me quedo de pie a su lado. Muerdo mi lengua cuando quiero gritarle que lo diga de una vez porque mi curiosidad pica cada vez más.

- Sebas... estoy embarazado -dice, doy dos pasos hacia atrás y abro mis ojos como platos.

- ¿¡Qué!? -grito y Jordan comienza a reírse cómo imbécil. Se seca las lágrimas con la manga de su suéter pero no deja de reír.

Mi tía lo matará, no tendré más primo...

- Ay... -suelta un suspiro cuando su risa disminuye- ¿enserio lo creiste?

¿Qué? ¿Es mentira?

- ¿Qué? ¿Los hombres... no pueden tener bebes?

¿Los hombres no quedan embarazados?
¿Entonces qué es eso que Raúl, el vecino, tiene en la panza?

- Esa... creo que es una charla que debes tenerla con tus padres, según lo que me explicó mi madre puedo decir que es algo asqueroso -dice pero no puedo dejar de pensar en la panza de no embarazado del vecino.

- Entonces ¿qué querías decirme? -pregunto y Jordan mira sus zapatillas.

- Me voy Sebas -un par de lágrimas resbalan por sus mejillas y eso me distrae un momento porque es la segunda vez que lo veo llorar- Nos mudaremos a Italia, Papá dijo que éste es mí último día aquí.

Idiotas Sin Límites [en Edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora