1. Terror bajo las estrellas

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Marinnette:

Después de hacer la tarea, y vaya que era bastante, salí un poco cansada al balcón de mi casa.

Eran las diez de la noche, nublada y fresca, pero las nubes no me impedían ver las estrellas brillantes en el cielo.

Mis padres habían cerrado la pastelería y salido a cenar en un restaurante de comida mexicana por motivo de su aniversario.

Intentaron invitarme, pero me opuse de inmediato, ya que era su noche y no la mía. Jalé una mecedora roja con puntos negros del interior de mi hogar y la acomodé cerca del balcón, ver la Torre Eiffel a oscuras era inspirador y un tanto romántico. Podía sonar ridículo, pero me encantaba imaginarme una historia de amor donde me involucraba con artistas famosos y tenía un bello final feliz. Era vergonzoso pero divertido.

Cerré los ojos por un momento, por que me dolían de tanto leer y ver la lámpara fijamente, ahí supe que jamás debí aceptar el reto que Alya me puso en la escuela ya que ardía mucho.
Empujé con las puntas de mis dedos del pie la mecedora y empecé a ir de adelante hacia atrás, ayudándome a dormir, aunque sea un poquito.

Respiré profundamente, relajando mis músculos tensos por escribir tan rápido.
Algo tras de mí se cayó, hizo un estruendoso sonido, que me hizo saber que el objeto que se cayó era de cerámica.

Asustada, me levanté de golpe y volteé a dirección de la puerta de mi habitación.

—¿Hola? —susurré tratando de no sonar preocupada.

Nada ni nadie respondió, a lo que se me hizo muy raro ya que, bueno, las cosas no se caen de la nada. A menos que el viento sea tan fuerte como para botarlas al suelo. Pero, no había ventiscas.

—¿Hola, mamá, eres tú? —volví a preguntar.

Se me hizo tan extraño preguntar, pero debía pensar en todas las situaciones posibles para resolver mis dudas.

Rodeé la mecedora, y me fuiencaminando hacia mi habitación, con pasos lentos y temblorosos. Y es que, soy una chica que le teme a la oscuridad, justamente por eso saqué el celular del bolsillo de mi pantalón rosa, y la encendí, me fui al apartado de Notificaciones buscando la opción de linterna, cuando la encontré presioné el botón, y una luz se abrió paso en la oscuridad que salía de la parte trasera del móvil.

Apunté a la puerta. Pero no se observaba absolutamente nada fuera de lo ordinario.

—¿Hay alguien aquí? Si... Si eres amigo es mejor que te reveles ante mí, no quiero lastimarte —advertí, teniendo la esperanza de que fuera un conocido haciéndome una mala broma.

—Pero yo a ti sí —¡Respondieron! ¡Algo, no sé qué o quién respondió! Instintivamente corrí en reversa por el asombro.

Tropecé con el respaldo de la mecedora, y mi celular cayó al otro lado del balcón, lejos de mi alcance.

—¡Diablos! —susurré para mí misma. Era un malísimo momento para ser tan torpe.

Me paré, como pude, y traté de llegar al aparato, pero algo me golpeó, más bien impulsó, tan fuerte que me mandó literalmente a volar, fuera del balcón.

Con la poca fuerza de mis delgados brazos me sostuve de la varilla que dividía el segundo piso de la nada, y colgué de él. Tambaleando de acá para allá por inercia. Chillé tan alto, que seguro desperté a alguien.

—¡Ayúdenme! ¡Por favor! —grité a todo pulmón.


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Promise | Marichat | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora