14. Ya basta

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Chat Noir:

—Golpear a una mujer es de las cosas más estúpidas que un cobarde puede hacer —grité, abatiéndolo con mi barra de metal, justo en la cabeza.

—¡Jajaja! ¿Eso es todo lo que tienes? —preguntó el hombre de extraña piel grisácea y alzó su mano, haciendo que yo también volara por los aires.

Caí de espaldas contra el suelo, cerca del cuerpo inconsciente de Marinnette.

El dolor era horrible, pero soportable, al menos eso trataba de pensar como consuelo.

Me giré para ver cómo estaba la chica, ella hacía muecas de horror y dolor.

Marinnette, despierta. Por favor, despierta —le susurraba.

Sus padres, que estaban atrapados en una especie de jaula, lloraban, en especial la madre, quien hacía todo lo posible porque su mano pudiera tomar la muñeca de la pelinegra.

Debía ayudarlos, necesitaba ayudarlos.

La verdad, no tenía ni la menor idea de cómo le hice para poder ponerme de pie, pero el punto era que ya estaba de nuevo peleando con esa cosa del infierno.

—¿Qué no te rindes nunca, mocoso? —preguntó el demonio, tragando duro. Seguramente ya estaba cansado de pelear.

Como yo.

—Mi kuami no me lo permite —respondí, propinándole una patada en el estómago.

Se dobló por completo, y aproveché el momento para golpearle de nuevo, esta vez lo hice en la pierna izquierda, cayendo por inercia.

—Ya basta. Dejálos vivir en paz —le exigí, antes de extender mi barra y levantarla.

—¿Qué si no lo hago? —escupió sangre, pero aún manteniendo una sonrisa maléfica.

—Entonces nos veremos en el infierno —en un abrir y cerrar de ojos, clavé mi barra en su estó...

¡¿Dónde diablos está?!

—Aquí —susurró tras de mí, como si hubiera leído mi mente.

Intenté zafar mi arma del suelo, pero estaba atorado.

—Diablos —murmuré cuando vi venir el golpe de ese tal Pitch.

Miraba todo de color negro.

Marinnette:

—¡Mamá! ¡Mamá! —chillaba mi yo de niña.

Las lágrimas estaban por escaparse de mis ojos, se estaba cumpliendo mi mayor miedo:

Ver lo que ocurre, y no poder hacer nada por detenerlo.

Miedo... Miedo... ¡Eso es!

Solté el picaporte, y me puse de cuclillas frente a mi yo menor, respiré profundamente, y cuando estuve lo suficientemente calmada, posicioné mis manos en los hombros de la niña. Esperando que esto que traía en mente funcionara.

—No tengas miedo, ¿okay? Esto es lo que quieren los monstruos, que les temas, no les des el gusto de que te vean llorar por ellos, sé valiente y enfrenta tus miedos. Todos te quieren, todos te apoyan. Haz que eso valga la pena, no sé si entiendes lo que trato de decirte, siquiera sé si me estás escuchando, pero si lo haces, sabrás que eres una gran vencedora, y que puedes con todo lo que se cruce en tu camino. Eres una persona luchadora, somos unas personas luchadoras. Tú y yo, unidas podremos derrotarlo y acabar con esta pesadilla —le dije, usando un vocabulario sencillo.

La respiración de la niña fue relajándose poco a poco.

—No debo de tener miedo... —repetía ella, cerrando sus ojos con fuerza.

—Exacto, no debes de tener miedo... —repetí, alentándola.

La sombra de Pitch se acercaba más a nosotras.

Espero que realmente funcione...

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Promise | Marichat | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora