15. "Gatúbela"

756 91 14
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Chat Noir:

¡Demonios!

El golpe sí estuvo bueno como para haberme noqueado/aturdido por unos segundos. Pero no dejaré que me venza así de fácil, no es algo que mi madre «que en paz descanse» desearía que hiciera. Jamás me rendiría ante un villano de pacotilla que merece ser derrotado.

—¿Qué, gatúbela, es todo lo que puedes entregar en una pelea? ¡Debilucho! —se carcajeó "Pitch". Elevando sus brazos en son de victoria.

Pero ésto no era el final. Que no cante urra antes de tiempo, porque puede que el victorioso sea otro.

—¡Mi nombre es Chat Noir, ignorante! —exclamé, volviendo a la lucha.

Su puño se dirigía directo a mi rostro, pero me agaché rápidamente. Le di una patada en las costillas, pero no lo suficiente como para causarle mucho dolor.

—¿Cuántas lagartijas haces, mocoso? Por que no me haces sufrir —burló.

—Oh, claro que hago, y te prometo que te haré sufrir. Como has hecho con esta familia.

—¿Con quién? ¿Con los Dupain Cheng? Ellos sólo son un eslabón para que la cadena del Inframundo prospere, y salga de los límites que Nicholás ha puesto. Pronto, más demonios como yo, y más espíritus como tú saldrán del infierno para atormentar a todo aquel ser humano que viva en éste estúpido pueblito de quinta —reveló, aunque para ser francos, no entendí ciertas partes de su secreto.

¿Estúpido pueblito de quinta? ¿Es una broma?

Dejamos de propinarnos golpes, para ahora estar entre un combate de palabras.

—¿Qué acaso no sabes qué lugar es éste? —era mi turno de reír sin humor.

—Por supuesto que sé, genio. Francia, tierra del amor, donde el maravilloso paisaje combina con su perfecta Torre Eiffel. También, donde miles de franceses e italianos migrantes mueren al año por hambruna o enfermedades venerias —habló con orgullo fingido.

—¡Qué rayos! —volvimos a la violencia física—, y para que lo sepas, no soy un espíritu —declaré, dejando en claro que era un humano vivo.

—¿Ah, no? —creó una barra como la mía con material de lo que parecía ser polvo negro, y la chocó contra la que yo tenía—. Creí que estabas del bando de los Guardianes.

—No sé quiénes sean. Pero de seguro fueron ellos los inteligentes que te mandaron con el demonio. ¿Cierto, mi estimado? —bufé, enfureciéndolo más.

La barra que él traía se convirtió en una espada larga y con aspecto filosa. La batió cerca de mi cuello, rozando con una esquina de mi mandíbula.

El ardor no tardó en hacerse notar, pero no dejé que eso me afectara.

Las gotas de sangre eran lo único que me mantenía alerta. Ya que la odiaba. La detestaba. Tenía cientos de recuerdos que no me agradaban en lo absoluto.

—Ríndete ahora, niño, antes de que me deshaga de ti de la peor forma que se me ocurra. Cual sea que sea tu plan, está fallando, en menos de unos minutos Marinnette vendrá al infierno conmigo. Será una gran ser demoníaca, y un buen juguetito —eso último lo dijo con tono totalmente excitado y pervertido.

Por otra parte, a mí me dio repugnancia el tan solo imaginar que ella estuviese a su liberada y total merced.

Con un voto / comentario me haces saber si te gustó el capítulo.

Promise | Marichat | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora