Marinnette:
Luego de que regresé de la escuela (contando que Alya me jaloneó a todas direcciones) encontré a mis padres en la pastelería. Horneando galletas con formas del Big Ben.
—Ya llegué mamá — avisé dejando caer mi mochila al suelo.
—Ah, éste, hola querida, ahora no puedo atenderte, esta orden de galletas es muy extensa y la pidieron sin nada de anticipación. ¿Podrías...? — la interrumpí, realmente se veía agotada y muy ocupada.
—Sí, mamá, te comprendo, no te preocupes por mí. Yo... Iré a ducharme y hacer tarea —dije, para no quitarle más tiempo.
Subí los escalones, escuchando un simple 'gracias' por parte de mamá.
Al llegar me dejé caer de espaldas a mi cómoda cama, aunque al instante solté un gemido de dolor.
—Auch —murmuré, busqué bajo mi espalda esa cosa que, seguramente con esquinas afiladas, caí sobre él.
Logré sacarlo, aunque en el intento me pinché los dedos un par de veces.
Cuando pude retirarlo, lo miré crédula y horrorizada. Me levanté de mi cama lo más rápido que se me fue posible, y aprecié la enorme mancha de sangre que, en algún momento, se puso ahí ya que, ¡el edredón estaba limpio cuando llegué!
—Yo... No puede ser posible, aún no debe llegarme... No... No lo entiendo... —balbuceaba, totalmente confundida.
Aún no era doce, ¿o sí?
Luego me di cuenta de algo: las gotas de sangre brotaban de mi... Mi blusa.
Me la quité, y vi que no era sangre de la regla, sino que brotaba de alguna parte de mi espalda.
Me acerqué al espejo de cuerpo completo, logré ver cómo mi espalda estaba muy mal herida. Parecía como si me hubieran apuñalado cientos de veces.
No podía arquearme porque el ardor se me hacía presente. Era insoportable estar encorvada.
Volví a donde el objeto/cuchillo/con clavos/súper mortal y lo sostuve con cuidado.
Era una esfera, pero tenía muchas puntas disparejas, parecía de... Arena, una arena muy rara porque era de color negra, y yo sólo conocía la amarilla.
—¿Cómo es posible...? —susurré.
En eso, la esfera se convirtió en polvo, cayó al suelo y formó unas palabras que me pusieron la piel de gallina.
"Disfruta tu estancia en el mundo de los humanos, querida."
Me quedé petrificada en mi lugar, y sin más aviso grité eufórica.
Abrieron la puerta de mi habitación, y mis padres con una expresión preocupada me miraron extrañados. No era normal que anduviera en casa semidesnuda.
—¿Qué tienes cariño? ¿Estás bien? —mi padre preguntó, acercándose a mí.
—Ha-había una pelota de clavos en mi cama y me... Hirió y... Se deshizo formando una oración y... —me interrumpieron con una mueca de confusión.
—¿Pelota de clavos? ¿Te lastimaste, en dónde? —cuestionó mi madre.
—En la espalda, miren —me giré para que vieran, pero su silencio incómodo me hizo dudar.
—Ahm... Marinnette, no... No tienes nada —me otorgaron una sonrisa penosa.
—¡¿Qué?! — exclamé, y volví a donde estaba el espejo.
En efecto, la herida y la sangre, tanto en el piso como en mi alcoba desaparecieron.
No había rastro de 'apuñaladas' en mí. Era como si no hubiera pasado nada.
—Pero... Pero... —sin duda, estaba más que confundida. Aterrorizada. Me hacía pensar profundamente si mi salud mental estaba bien.
—Ve a dormir cariño, necesitas una siesta, el cansancio te hace alusinar, más de rato te despertaré para que hagas la tarea, ¿okay? Mientras duerme —mi madre destendió lacama, y me obligó a acostarme en ella.
Luego de que se salieron, me envolví en mi edredón mágico y me susurré a mí misma: —Ya me volví loca.
Con un voto / comentario me haces saber que te gustó el capítulo.
ESTÁS LEYENDO
Promise | Marichat | TERMINADA
FanfictionEn la sala de parto, un error de novato mata al ser más preciado de Sabine Cheng y Tomas Dupain: Su pequeña hija, Marinnette. En el llanto, en la depresión, un ser diabólico fuera de esta dimensión, le propone hacer un trato con la madre, en el que...