Capítulo IV

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Los días pasaban en su normalidad, para lo que cabe, era una vampira jugando a ser humana, una chica de 317 años, actuando como de 17 años nada más.

A pesar que ya no era la chica nueva, aún llamaba la atención, obviamente era por la gran atracción que ejercía al ser un vampiro.

La única persona que se resistía era Delia, una chica mortal insulsa, sentía su odio hacia mí, era muy potente.

Pero era aceptable tomando en cuenta que ella estaba coladita por Ryan y él me daba su atención a mí, pero no era su culpa, era su parte ingenua que pensaba que tenía oportunidad conmigo y la atracción paranormal del tósigo.

Mi compañero de laboratorio, Federick, ya se estaba adaptado a mí, bueno más o menos. En ocasiones se ponía a balbucear incoherencias y otras se ponía toda la cabeza carmesí y perdía el habla. Pero había momentos, muy pocos, que se podía comunicar conmigo con normalidad.

Pero al parecer el chico era súper listo o algo así, era como el nerd de la clase. Y tomaba las mismas clases avanzadas que yo. Me encantaba tenerlo como compañero, así no se aprovechaban de mis años de experiencias...

Aunque nunca lo veía fuera de los salones de clases...

— ¿Vendrás con nosotros esta noche?—preguntó Alan, estaba sentado sobre la mesón del laboratorio antes que comenzara la clase de biología.

—Claro, será agradable conocer la cuidad.

Y hoy cumplía el mes que me puso Aldric, eso significaba... sangre. Es vedad que teníamos una buena dotación en la casa pero yo normalmente no tocaba esa sangre no me agradaba.

Sabía que a Aldric tampoco le agradaba pero lo hacía para hacer feliz a Gisèle, pues cuando nos alimentábamos era un ritual muy erótico de ver, y eso a pesar que solo era por necesidad y no placer, provocaba celos en la linda parejita.

Mi madre postiza no le gusta morder a los humanos... pues dice que le da lástima a pesar que los humanos ganaban igual o más que nosotros.

— ¿Puedo llevar a otra persona?—pregunté con una sonrisa coqueta.

— ¿A quién vas a llevar?— Ryan que estaba en la silla de al lado me miro con el ceño fruncido y los puños apretados, al parecer estaba celoso...

Alan le dio una mirada rápida a Federick que estaba concentrado en un libro, pero él también estaba esperando por una respuesta.

Hombres...me moría por poner los ojos en blanco.

—A mi hermana, Chloe. —expliqué y tanto Ryan como Federick tomaron aire de nuevo.

Al parecer tenía dos nuevos enamorados...

—Seguro, no hay problema.

El profesor entro y la clase comenzó, al final de la clase el profesor entregó unos exámenes y cuando vi la calificación me quedé de piedra.

Me había puesto un cero...

No tenía sentido esta clase me lo sabía perfecta la había visto unas mil veces. Y lo revise y todo estaba correcto.

— ¿Ocurre algo malo, Psyche?— preguntó Federick con un susurro quebradizo.

No le respondí solo le mostré la hoja, si Aldric veía esto me mataba... ¿Qué estaba pensando? él no era mi padre no me tenía que regañar por reprobar, no soy una adolescente y no tengo 17 años, creo que me estaba creyendo mi papel.

—Psyche, pero respondiste bien, creo que el profesor se equivocó.

Los muchachos, Alan y Ryan, se acercaron y con eso Federick se alejó. Siempre ocurría lo mismo pero nunca pregunté su razón.

Colmillos En Su SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora