Capítulo VII

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— ¿Psy, qué ocurrió contigo el viernes?

Sunny se veía preocupada estábamos solo nosotras dos en la cafetería, los demás estaban haciendo algo en su última clase.

—Lo que te dijo mi hermana— le dije jugando con la tapa de la botella de agua.

Chloe acomodó todo con los chicos, disculpándome porque me sentí mal del estómago de repente.

—Dime la verdad, sólo habías comido un pedazo de pizza. —miró alrededor antes de proseguir—No tienes un problema alimenticio ¿cierto?

Su comentario me dio mucha risa y me reí tanto y tan duro que muchos se voltearon a ver lo que ocurría.

—No, Sunny. —Negué cuando tuve el control de mis músculos— Para nada, soy completamente saludable.

Sunny torció la boca como si le estuviera tomando el pelo y agarrara sus palabras como una broma.

—Pero lo digo enserio, siempre compras comida que nunca te terminas— tomo mi mano por un intento de infundirme confianza— Te puedo ayudar, mi prima pasó por lo mismo y tal vez...

—No, Sunny estoy bien— le interrumpí en media frase. Entrecerré los ojos— O ¿Estás diciéndome que estoy mal de peso?

—No, Psy, es solo que...

Se veía mortificada y eso que no le estaba diciendo nada en especial.

—Mira estaba un poco mal en el cine pero ustedes quería ir por pizza y no les pude dañar los planes.

Inventé una mentira, que en realidad no lo era, pues desde que salí del instituto me sentía débil.

—Bueno, me alegra que sea eso y no lo otro.

Me alegré que ella dejara el tema hasta allí y me puse a hacer un recorrido con la vista por la cafetería.

Me topé con los negros cabellos de Federick, estaba solo en una mesa sosteniendo un libro con una mano y una manzana con la otra. Al sentir mi mirada subió su vista y quedé enganchada en sus ojos azules.

El se tornó de color rojo y bajó su mirada. En ocasiones como esta quisiera poder leer su mente.

—Sunny, ¿Qué sabes de Federick?

Le pregunté, ella me miró sin comprender a lo que me refería, después se río tan fuerte que botó unas cuantas lágrimas.

—Él es tu compañero de laboratorio, ¿no?—dijo al final.

— Si, ¿cuál es el problema?— no comprendía su ataque de risa.

—Él no se asocia con nadie, siempre está solo. Me llama la atención que estuviera tan bien contigo en cálculo.

Eso era algo muy interesante...

Quería escuchar más pero los chicos decidieron aparecer en ese momento así que guardé silencio mientras que Sunny me daba miradas picaronas.

En poco tiempo sonó el timbre y fui a mi clase de biología acompañada de Ryan y Alan.

—Estoy pensando en hacerle algo especial a Sunny— narraba Alan con ojos de enamorado— Vamos a cumplir dos años de novios y no sé qué hacer.

—Eso es muy tierno, Alan.

—Claro, Psyche. —concordó conmigo Ryan— Pero Sunny lo tiene en justo donde ella lo quiere, en la palma de su mano.

Alan le iba a decir otra cosa pero el profesor entró y todos guardaron silencio.

La clase terminó y el profesor mando una actividad extra.

Colmillos En Su SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora