Capítulo XXIV

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Sé que lo hacía por las cosas por la charla que tuvo con Alan, en parte era agradable que se soltara más, pero no sabía hasta que punto no estaba siendo él mismo.

Vi que se comenzaron a formar intenciones de besarme, pero se sentía intimidado por mí, por mi estado físico, gracias a la atracción vampírica, dejé que él solo tomara lo que quisiera.

Me quedé quieta como estatua, esperando sus movimientos, muy consciente de sus estados físicos, su cambio de respiración, su acelerado corazón, era hipnótica.

Su aliento rozaba la piel de mi rostro, y sus ojos estaban fijos en mis labios mostrando las intenciones, nunca había sentido como el tiempo corría tan despacio...hasta este momento.

Su nariz rozó la mía, antes que nuestros labios se tocaran, su beso fue lento apreciando cada momento, de cierta manera tímido de tocarme, pero se sobreponía para lograra su objetivo. Era extraño porque después de mucho tiempo estaba besando a alguien para simplemente hacer eso y no engatusar a un hombre, además no había generado este momento si no Federick, el niño frágil e inseguro.

Por primera vez...sentí algo en mí.

Era como si tuviera corazón...no me refiero al latido sino al calor que este emana del interior del pecho humano

No importa mi edad, cuantos años habré vivido, siempre seré una adolescente, una nena de 18 años, era inevitable, existía algo en nuestro interior que no terminaba de madurar o crecer, no es como si se pudiera controlar.

El beso poco a poco fue parando y Fed estaba aun con los ojos cerrados, al abrirlos se me quedó viendo fijo hasta que sus mejillas comenzaron a tornarse de color rojo.

Por algo ajeno a mi quería volverme a sentir tan viva como lo era cuando Fed unió sus labios con los míos, he vivido tanto pero este momento me hizo sentir humana, antes de conocer a...él.

Sus palabras, sus actitudes, sus oscuras intenciones, todo volvía a mi mente como rápidos flashes, queriendo acallar todo lo de mi interior hice algo que se puede considerar un error.

Me lance a Fed, primero me recibió con asombro y estaba un poco sorprendido por mi arrebato, quería sentir más, como alguien normal, como...

No seguí la línea de pensamientos sino que me puse en el regazo del humano, toda mi temperatura fría estaba enfriando la suya, pero no me quería detener.

Unos pasos me recordaron que no estamos solos desde hace tiempo y que esta situación podía incomodar a Fed, lo alejé de mi al tiempo justo que el padre de Fed entraba a la habitación

Se me quedó escanciando de forma rigurosa, sin olvidar ningún detalle

—No sabía que estabas en casa, hijo. Menos con compañía

Fed andaba muy aturdido, no encontraba las palabras y mucho menos el orden para hablarle a su padre, poco a poco organizo todo en su cabeza.

—Si, teníamos cosas pendientes...de la escuela— recogió unas cosas y se puso de pie para luego ofrecerme una mano, que tomé, era como una actuación de chica normal.— Padre, ella es Psyche, es una chica nueva del instituto.

—Oh, ya veo, eres la chica con la que mi esposa quedó encantada—me dio la primera sonrisa, no sé que tanto le abra dicho Erika pero gracias a eso tenía una sonrisa por parte del padre de Fed— Soy Federico, e imagino que la moto aparcada en la entrada es tuya.

Caí en cuenta que el nombre de Federick era una mezcla del nombre de su padre, Federico, y su madre, Erika. Que tierno y mono en esta época. Le di mi mano con una sonrisa

—Un placer, conocerlo. Y si ese bebé es toda mía

—Se nota que la cuida muy bien— mirándonos con un poco de seriedad y diversión agrego— Será mejor que bajen, dudo que tu madre le guste encontrarlos aquí arriba con la puerta cerrada

Una risa salió de mí antes de acompañar a Federico a la parte baja de la casa, tomamos asiento en el sofá, pero Fed no dijo más palabras sino que su mente andaba en blanco y sus labios guardaban silencio pero sus mejillas cada vez estaban más rojas

—Pareces un tomate a punto de explotar.—le pinche una de sus mejillas con mi dedo y seguí observando sus raciones corporales.

Escuche a su madre llegar y al ver la hora me percaté ya era hora de irme, comencé a recoger todas mis cosas, y le hice señas a Fed para que supiera que ya me iba.

—Hijo, que bueno verte y contigo nena.— fue el saludo de Erika, aun le costaba decir mi nombre y prefería decirme nena para evitar correcciones por erróneas pronunciaciones.

—Si, es bueno estar por aquí otra vez, pero se hace tarde y mis padres se pueden preocupar.

—SI, lo entiendo, y cuando me iban a decir que el baile del colegio dentro de dos sábados...

Nos miró con las manos en su cadera y una mirada acusatoria como si la estuviéramos dejando por fuera de cosas importantes, aunque ese sería al primer baile de su hijo y su compañera es un vampiro, dudo que estas cosas ocurran muy seguidas.

—Tranquila, ma. Aun faltan unos días para eso...

—Imagino que tu compañera ya compro el vestido y estará resplandeciente y tú no te molestas en ver esos detalles o el ramillete...

La mamá de Federick se puso a decir un montón de cosas era como una diarrea verbal, nunca la había escuchado decir tantas cosas, era como si nada pudiera detenerla, por suerte apareció Federico y la entretuvo por un rato combinado de tema, así que aproveche y me salí de la casa.

—Fue lindo lo de hoy, me sentí viva— le susurré colocándome el casco

Ojala que no solo me estés utilizando para que no abra mi boca y siga ocultando tu secreto.

—Si, lo hubieras querido ya lo hubieras divulgado

Nuevamente se acerco y dejó un corto beso en mis labios, pero pude sentir la puerta abrirse y salir una Erika junto con Federico a nuestro encuentro.

—¿De qué color es tu vestido, nena?

Me descoloco su pregunta, que vestido hablaba o porque me vino a preguntar eso... pero gracias a mi gran memoria recordé su tema de bienvenida, el baile.

—Azul, de corte griego— los ojos de Erika brillaron de emoción, creo que la mamá de Erika estaba muy emocionada por todo esto.— ¿Por qué?

—Por nada, mi niña, tu tranquila— iba a regresar cuando se acordó de algo importante para decir— No quiero que suba a los cuartos cuando están solos y menos cerrar la puerta.

—Mamá, por favor—suplicó Fed, se veía un avergonzado

—Tranquila, Erika, no volverá a ocurrir— le prometí.

—Eso espero, linda.

Colmillos En Su SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora