Capítulo VI

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Deila estaba desorientada entre mis brazos, no captaba lo que pasaba, así que Chloe le dijo unas cuantas cosas y ella se marchó con la cabeza aún en las nueves.

No era la primera vez que usaba mi poder sintiendo mi cuerpo tan débil pero igual no era bueno.

—Psy, estás más débil de lo que pensé.—me dijo Chloe mientras me estabilizaba sobre mis pies.

—Estoy bien, hermanita. — aclaré destilando veneno en la última palabra.

Con un movimiento brusco de brazos aparté sus manos de mí, no deseaba su tacto, y di unos cuantos pasos para ver mi movilidad.

Al parecer ya estaba bien, el mareo de antes se eliminó rápidamente.

— ¿Cuántas veces has usado el poder?

Preguntó con voz dura después de haber estado estudiando cada movimiento que realizaba.

—Eso no interesa, Chloe. — le dije a punto de salir por la puerta.

— ¿Cuántas veces, Psyche?— dijo apareciendo a mi lado y poniendo su mano en la puerta para evitar mi salida

Nada más rápido como aceptarlo, decirlo y seguir adelante.

—Hoy... tres. — murmure.

— ¡¿Tres veces?!— prácticamente gritó.

Mi humor de perros aumentaba en gran manera.

—Cálmate— le pedí— No tienes que gritar— le recordé señalado mi oído.

Me ignoró magistralmente y se fijó mejor en mi rostro, como buscando algo.

— ¿Cuándo fue la última vez que te alimentaste?

—Hace un mes—respondí sin dudar

La linda y bien educada Chloe maldijo en voz baja antes de regresar su atención a mí.

—No, el día que vinimos no te alimentaste. Tienes más tiempo—resaltó un hecho que no había tomado en cuenta. —Dímelo, ahora.

Demandó con una voz cargada de enojo.

—Eso puede ser unas dos semanas antes de que viniéramos— le respondí haciendo memoria.

Estaba segura de la fecha primero por la gran memoria vampírica y dos porque el gran bombón suizo que me comí en ambos sentidos no estaba para nada mal.

—Llevas un mes y medio sin comer y estar usando tu poder

Ella enumeró todas las cosas que había estado haciendo mal, me hacía un gran sermón por nada.

—Sabes lo peligroso que es. — siguió con su sermón de madre y eso me enfureció.

Ella era muy joven para regañarme a mí, un ser que le triplicaba en edad.

—Sí, lo sé, chica joven, lo poseo desde mucho antes de tu aparición. — le dije con cierto desprecio— Además comí del chico malo.

Le dije pero aun el olor a sangre en el sitio era predecible, no para el tosco e inútil sentido para los humanos, pero en nosotros era indudable.

—Seguro fue muy poco pues Deila te siguió a los segundos— siguió diciendo Chloe y odiaba admitirlo, y por eso no lo haría, pero tenía razón.

—Eso no interesa, además no necesito de una mamá pato. —la empuje pero ella fue más rápida y me tomó por las muñecas.

—Psyche, tienes que comer—susurro queriendo que entrara en razón.

Lo peor era que yo también quería pero estaba segura que con una persona no bastaría.

Colmillos En Su SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora