CapÍtulo XXIII

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Creo que me volví loca y no me di cuenta, como era posible que le dijera algo así a Ryan como si él fuera a entender estas cosas que eran tan fuera de lo normal, pasar tanto tiempo rodeada de humanos me está afectando era mejor alejarlos de mi, esto se está descontrolando de gran manera.

No dejé que me respondiera y solamente me dirigí a mi siguiente clase, que solo compartía con Deila, fui la primera en llegar pero esto se debía a que aun no terminaba la hora de almuerzo.

Aun Alan le comentaba cosas a Fed, era como tomar la iniciativa y mostrar la hombría o algo así, no sé si el moreno sea el mejor para dar esas charlas cuando no ha tocado a Sunny como debería, vamos, son novios desde hace años.

Sé que nací en otra época, pero ni yo tenía pensamientos tan pocos actuales, o tal vez yo tenía esa mentalidad por tener tantas culturas en mi mente.

—Sabes, deberías concentrar tu mirada en otro lugar para que no te veas tan extraña. — no me sobre salte por la voz de la chica que entró porque pude oler su perfume.

La chica era Hanna, una rubia que apenas llamaba la atención en el instituto, a pesar que parecía una muñeca de porcelana, ella me advirtió de Deila la primera vez que la conocí.

—Es que no había nadie, podía actuar tan raro como quisiera. — le di una sonrisa burlona y mire por la ventana que tenía a mi izquierda.

Ella frunció los labios antes de decir su siguiente oración

—Cierto, pero cualquiera pudo haber entrado.

—No pasa desapercibido para mí—toque mi nariz y le hice un guiño antes de enfocarme en mi teléfono aunque no tenía nada importante en el.

—Deberías cuidarte.

Repitió las palabras de la otra vez esto cada vez se volvía más raro, la mire de forma detallada y había algo en ella que me era extraño, no me apetecía y eso que era humana, esta chica tenía algo.

Los chicos comenzaron a llenar el salón y no pude dejar de analizar a Hanna, algo no cuadraba en este ambiente y con sus palabras.

Mas rápido de lo que pensé se acabo la hora y la clase así que pudimos salir, no imaginé que Fed me esperaría en mi moto.

— ¿Qué crees que haces?—le pregunté, sabía que no iba a necesitar hablar y solo pensó en sus respuestas, tal vez se mal acostumbre de este aspecto, pero él luego verá.

Te esperaba

—Si, lo sé—toque mi frente— ¿Por qué?

Es idea de Alan...

—Debí suponerlo —di un suspiro frustrada— ¿Para qué le sigues el rollo?

Para seguir con tu rollo, pero podemos desmentir que estamos juntos.

—Sabes que déjalo así— le lancé el casco—Te llevo a casa.

Se montó en mi querido bebé y desde su mente vi como Alan levantaba un pulgar como aprobación de lo sucedido.

Su casa estaba cerca en poco tiempo estuvimos en ella, como siempre estaba sola, pero el olor de su familia era fuerte. Lo bueno es que ya conocía a Erika así que no iba a tener tanto problema.

Fed me invitó y estaba vez no me ofreció nada como la primera vez que vine, lo que si hizo fue subir a su habitación.

Me debatía si subir o no, pero al final lo hice no me iba a quedar abajo, lo peor es que en su mente todo pasa de blanco a un caos impresionante.

—Sabes deberías relajar la mente, me estas mareando— le dije apenas pasé por su puerta del cuarto.

Era el cuarto de un adolescente normal, no tenía nada especial, lo que si pude fijarme es que tenía muchas cosas de astrología, en su techo estaban esas estrellas que brillaban en la oscuridad, y en su estante estaban muchos libros de estrellas y planetas.

—Tú deberías salir de ella. —lo miré sin entender, y luego recordé...

—No es algo que pueda controlar, eso lo sabes— me acosté en su cama sin pedir permiso.

Se me quedó viendo con detalle, por su mente pasaba todo el día de hoy como una especie de película.

—Hoy, fue extraño, haber estado con los de tu grupo— se encontraba apenado por ese hecho pero no había nada que decir.

— ¿Mi grupo?— miraba al piso y de forma suave le subí la mirada— Ey, soy nueva apenas llegué...— intenté sacar la cuenta en mi mente pero no me daban los números, o más bien si pero no quería aceptar que llevaba más tiempo del que pensaba.

—Hace 8 meses, Psy— su forma de decir mi apodo le salió tan natural, que me dejó impactada por unos segundos.

—Ya... me dijiste "Psy"

—Si, no sabía que ellos solo te decían así— era imposible que se enterara pues él no se reúne con los chicos.

—Si, pero tú dices mi nombre con sumo cuidado, y casi no lo dices— es como si evitara pronunciarlo, pero nunca le di importancia.

—Es que me cuesta pronunciarlo, y tu nombre es muy lindo como para que lo dañe. —se excuso con las mejillas rojas.

—Que tierno no me lo esperaba, pero tienes razón, el nombre tiene un significado muy valioso para mí, y es de una lengua muy antigua.

— ¿Qué tan antigua?— sus ojos brillaron emocionado expectante de mi respuesta.

Le lancé una de las almohadas que estaban en la cabecera de forma suave, para no lastimarlo con mi fuerza sobrehumana.

—Buen intento, pero no te diré mi edad.

No trataba de saber tú...

—Te puedo leer los pensamientos, creo que se bien lo que tratabas de hacer. — obviamente que se había olvidado de este aspecto porque a Fed se le pasaba por alto la conexión que ahora compartíamos.

Cierto, imagino que sabes todo lo que me dijeron en la cafetería.

Aún no sabía a ciencia cierta lo que le había dicho, con mi atención puesta en Hanna, no presté atención a la cabeza de Fed, además no era como si él estuviera pensando y creando mucho solo estaba concentrado en lo que le decía Alan.

—Ey, eso no, no me interesó y algo más me distrajo— tenía que buscar a esa niña cuanto antes, había algo que ella sabía o podría saber.

—No me digas que fuiste a comer...—se notaba su asco, y eso me avergonzó, pero era mi naturaleza.

—No, tengo una regla, no alimentarme con personas que convivo. —Toqué su nariz con mi dedo como si fuera un nene pequeño— Es mejor con extraños. Como tener sexo casual.

— ¿Comparas el alimentarte con hacer el amor?

Por su mente pasó el recuerdo que tenía en el local, esa noche que me vio sobre el regazo de Paolo y bebía de él, se veía de cierta forma erótica la escena, y Fed se dio cuenta que no estaba muy lejos mi comparación.

—Se parecen— me encogí de hombros restando importancia— Es algo natural las dos cosas.

Me miró por un rato y luego negó con la cabeza.

—No se parece en nada, Psy.

Abajo escuché como llegaba alguien, pero su aroma era más fuerte, me imagine que era el padre de Fed, así que espere a que mí querido humano se diera cuenta que ya no estábamos solos, pero él seguía muy tranquilo en su escritorio, escribiendo algo en una libreta, era casi como si yo no estuviera.

Al parecer alguien podía entrar y robar y Fed no se daría cuenta, así que decidí decirle.

—Llegó tu padre, Fed y no creo que le guste que ande en tu cuarto— reboté en la cama, dispuesta a ponerme de pie, pero Fed seguía sin preocuparse por nada, por primera vez lo veía relajado, claro todos su cuerpo estaba muy activo por mi presencia.

—No te preocupes no estamos haciendo nada indebido.

— ¿Quién eres y que hiciste con mi Fed?

Me mostré indignada ante su actitud, pero mayor fue mi sorpresa cuando se volteó y se acercó a mí, con mirada y actitud determinada.

Susurro de forma baja y pausada una frase que se me quedará grabada por mucho tiempo, y eso porque me lo he propuesto.

—Así que soy tuyo

Colmillos En Su SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora