Capítulo VIII

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Alan me hacía reír, con sus estupideces, aún estaba pensando en lo que quería darle a Sunny por su aniversario.

No quería nada cliché, pero quería algo tan romántico y dulce que tuviéramos una gran cantidad de azúcar.

—Vamos, Alan, piensa un poco mejor que eso— le animó Deila.

Mi relación con ella había mejorado notablemente, aunque era a causa de mi poder, pero eso no importaba, ya que solo existía lo que se podía ver y mi poder no se veía y no dejaba evidencia alguna.

—Sí, amigo se más creativo. — aportó Ryan poniendo un brazo por mis hombros.

Me levanté de la mesa y fui donde Alan. Pero solo lo hice para alejarme de Ryan.

—Te diré dos palabras— le dije apoyando mi codo en su hombro— No pienses.

— ¿Qué dices?— me miró como si estuviera loca.

Lo mande a sentarse en la silla y lo hizo con su mirada puesta en mi para que le explicara.

—Alan, míralo de esta manera— aquí iba mi forma de psicóloga, tomé sus manos con las mías— Cierra tus ojos y vacía tu mente de todo pensamiento

Hizo lo que le pedí sin ninguna replica, sin obligación, al parecer la desesperación le estaba ganando y aceptaría cualquier ayuda.

—Ahora con tu mente vacía, piensa en el primer día que se vieron— vi su sonrisa crecer— Su primera cita— seguí diciendo, mientras me sentaba en la mesa con las piernas cruzada— En su primer beso...

Apoyé mis codos en mis rodillas y mi cabello caía por uno de mis hombros, así que me acerqué a su oído para susurrarle

—Piensa en su primera vez juntos...

Para mi sorpresa su cara obtuvo un leve color rosado, cosa que pensé imposible en una piel morena como la de él.

—Nunca...hemos estado... ya sabes...

Eso si era nuevo y tan enamorados y acaramelados que eran estos dos y no había estado juntos, eso llamo tener autocontrol.

Solté una carcajada y me levante de la mesa.

—Entonces ya sabes lo que tienes que planear. — le dije bajo y sensual. Y le toqué con mi dedo índice la punta de su nariz.

—No, Psyche, ella tiene una cosa de castidad o algo así. —me explicó rascándose el cuello.

Alan iba a agregar otra cosa pero olí el perfume de Sunny y le detuve.

—Cállense, Sunny se acerca. —les avisé.

— ¿Cómo sabes?— preguntó Deila con el ceño fruncido.

Me toque la nariz con mi dedo índice, después o muy tarde me di cuenta de los mil error que estaba cometiendo, ellos no entiende mis sentidos desarrollados.

—Por ese perfume que usa. —respondí sencillamente encogiéndome de hombros.

—Ella no usa perfume—dijo Alan torciendo la boca.

— ¿Entonces como es que huele a lirios?—indague extrañada, porque ella olía así, así como Deila tenía una fuerte fragancia a una loción de alcohol.

Deila abrió bien grande sus ojos antes de responderme.

—Es por el champú que usa.

Sunny llegó y saludó a todos y a Alan le dio un beso en los labios. Hablamos de cosas triviales olvidando el tema del aniversario de los tortolitos.

Colmillos En Su SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora