Capitulo XXX

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Un Paolo, con extraña apariencia enferma se desploma en la entrada de la casa, corro a su lado y coloco mis manos en su pecho, esta apariencia no es normal en un vampiro, nunca había presenciado a uno de nosotros con una enfermedad o algo parecido.

—Ayuda...

—¿Qué te sucedió?

Lo tomé entre mis brazos y lo lleve a acostarse en el sofá que estaba en la sala, los demás me rodearon, Aldric se veía preocupado y no era de extrañar la apariencia de Paolo era de lo más extraña, no tenía heridas externas, solo se veía de un extraño color verde claro, y sus ojos rojos se veían opacos.

—Solo sé que he estado buscándote desde esa noche.

—Han pasado meses, Paolo— no entendía cómo era posible que no me hubiera encontrado antes, o porque su estado le impedía hacer las cosas que un vampiro haría sin mucho esfuerzo.

—Lo sé, no he podido caminar ni alimentarme, estoy mareado de una forma...— sus ojos se apagaban, como si fuera a dormir pero eso era imposible.

—Aldric busca sangre—le pedí desesperada, ver como sus ojos se cerraban era como un adiós, sentía como se iba.

—¿Sangre?—cuestionó Fed a unos pocos pasos de mí, pero nadie le dijo nada, no había necesidad de hacerlo, él ya sabía lo que éramos y de que nos alimentábamos, no existían explicaciones en lo obvio.

En pocos segundos Aldric me acercó una de las bolsas de sangre, abrí un orificio y se la di a Paolo, que andaba como inerte en mi cuerpo, con las pequeñas gotas revivió y sostuvo la bolsa como si fuera su única salvación.

—¿Mejor?—le pregunté cuando terminó de beber todo el contenido de la bolsa, sus ojos me vieron como queriendo decirme miles de cosas, pero algo lo detenía.

—Si...

—Debemos irnos ya—nos apresuró Aldric guardando mas bolsas de sangre en una caja térmica, sentía que nada iba a terminar bien, hace muchos siglos que estaba huyendo de Anselm, como para que apareciera justo en este momento.

—No podemos dejar a Paolo aquí, menos con lo que se aproxima.—les dije intentando que Paolo se pusiera en pie, pero sentía como temblaba y se tambaleaba de un lado a otro, no era el vampiro que vi esa noche.

—Tienes razón, Psyche, pero debemos irnos, empaqué cosas para Fed.—nos dijo mostrando las maletas que hizo, lo más probable con ropa de Aldric o cosas de necesidades humanas.

—Será mejor que yo me lleve a Federick y Chloe se encarga de Paolo—le extendió la mano a Gisèle— ¿Con quién vendrás, amor?

—Creo que me iré contigo, Fed necesitara mucha protección—le regaló una sonrisa de disculpa, se veía su culpa, Fed en cambio estaba en estado de shock, no se movió hasta que Giselle empleo más fuerza de la necesaria.

—Vamos ya deberíamos estar muy lejos— nos recordó Chloe las cosas que estaban a nuestras espaldas.

Mire a los dos grupos que iban a partir en diferentes direcciones, así como él me encontró, lo seguirá haciendo, no me iba a dejar ir tan fácil, no era justo para Fed que lo coloque en esa situación, y Paolo estaba muy débil para que también lo pusiera en peligro de esa manera.

Chloe estaba en el carro con Paolo en el asiento de atrás y Giselle en el otro con Fed mirando todo de manera expectante, Aldric me dio una mirada.

—No lo harás...

—Tampoco puedo ir con ninguno de ustedes— lancé un suspiro, sin saber qué hacer en ese momento.

—Debes venir con nosotros, no hay opción y no vamos a discutir sobre eso.—le di una mirada a Fed asustado que estaba en la parte de atrás, es un niño, que no sabe nada, ni mi historia...

—No estoy tan segura de eso, Aldric

—Vamos, Psyche, puedes montarte de una vez— me dijo Chloe, tomando mi mano y dejándome adentro del carro.

—Hermanita, no creo que sea buena idea que este con ustedes, mira como esta Paolo, Anselm no jugará limpio, y hasta que me tenga, no los dejará tranquilos.

—Somos cuatro vampiros, y un vampiro extraño— arrancó el coche y me miró por un breve minuto— estaremos bien créelo...

Quería creer en mi hermana, pero algo no iba a resultar del todo bien, se podía oler en el aire, y también un olor conocido impregnó el lugar.

—Hay humanos cerca...—susurró Chloe afinando sus sentidos en la vía, podíamos olerlo pero no verlo, y mucho menos saber su ubicación exacta, pero algo me decía que conocía al humano que merodeaba la carretera.

—Detén el auto—le exigí al deslumbrar entre la negrura de la noche el largo cabello rubio, de la dueña del olor, que llegaba a nosotros.

Sin decir más ella se acercó a pasos lentos, dejando verse ante nosotros, sus largos cabellos enmarcaban su rostro de porcelana, esta chica no debía ser muy normal, algo había en ella que no me convencía del todo.

—¿Qué haces aquí?— con velocidad rápida la intenté tomar del cuello, pero ella me esquivó como nunca creí posible en una humana...porque no lo era— ¿¡Qué eres!?

—Soy una creación de mi Amo, así como tú lo debes ser.—sus dientes no eran normales, existían colmillos en ella, no me había fijado pero su temperatura era normal, de eso estaba segura, pero sus reflejos eran sobre humanos, ya me lo había mostrado, una mezcla...

—No entiendo

—A diferencia de ti, el veneno, no me afectó como debería— caminaba a mí alrededor

—¿Qué quieres, Hanna?— la chica que el primer día me advirtió de Deila, era un vampiro y ella sabía desde un principio lo que era.

No me moví esperando que ella me respondiera, mi hermana estaba preocupada desde el carro, con Paolo en el asiento de atrás y al otro persiguiendo nuestro intercambio carecía de importancia, pero de algo estaba segura, Hanna era más rápida que un vampiro normal.

Sus ojos marrones me miraban fijo, esperando mi siguiente movimiento, pero solo quería sus respuestas, porque existían seres como yo...

—Sólo debes unirte a nosotros, y hacer al Amo feliz.

No me tenía que explicar que su Amo era Anselm, lo seguí por unos años luego que Aldric me salvó y descubrí que él intentaba hacer una criatura con mis poderes pero no lo había logrado, solo creaba una especie de ejército, por lo que tenía entendido se había rendido hace unas décadas.

Su cara de muñeca de porcelana no me intimidaba, me acerqué a ella y use lo que me hacia tan deseada para Anselm

—Dejaras de seguirnos...

—Piensa Psyche, podemos tenerla como espía, necesitamos la información de Anselm, no puedes botarla

—Pero puede haber muchas complicaciones si la llevamos con nosotras.

—No sería todo el camino, lo suficiente para sacarle información luego la dejaremos

—Nos seguirás sin causar problemas y responderás todas nuestras preguntas— sus ojos estaban cristalinos, escuche unas quejas en el auto, pero seguí con mis órdenes, así que en pocos minutos estuvimos en el auto.

Ahora éramos cuatro vampiros, dos con algo especial, una normal y otro enfermo, que puede salir mal cuando nos persigue un ser con mucho poder, porque así como Hanna seguía a un Amo puede que existan muchísimos en el camino, para no decir mundo.

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Lamento mucho haber abandonado la historia tan feo, prometo terminarla, queda muy poco para el final, les prometo no desaparecer!! 

Quería agradecer a todos los que le dieron una oportunidad a esta historia, los que han votado y los que se han tomado 5 segundos para comentas unas cositas sencillas, se lo agradezco de corazón!

Colmillos En Su SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora