Capítulo XIII

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—Estás muy sociable, Psy.

—Lo sé, Chloe.

Seguimos viendo el cielo y unos rayos de su tocaron mi piel, estire mi mano y observé como los rayos del sol la traspasaba como si fuera un vidrio...Era como si mi mano no existiera. Aunque teóricamente no deberíamos existir.

Igual podía sentir el calor del sol, era indescriptible lo maravilloso que era poder sentir calor.

No era como si sintiera frío. Sólo que cuando sentía el calor me engañaba a mi misma diciendo que si lo podía sentir eso significaba que una parte de mi aun tenia vida.

Estaba viva en un cuerpo muerto...esa era una parte de la verdad.

—Deja de pensar cosas feas— me advirtió Chloe parándose y poniéndose en cuclillas para saltar en un ágil movimiento llegó hasta la copa de un árbol que estaba cerca.

—No pensaba cosas feas. —hablé subiendo por el árbol hasta la copa.

Hoy todos nos tuvimos que quedar en la casa pues el sol decidió salir. Y si un humano viera que mi piel se comportaba como un vidrio, supieran que hay algo raro en nosotros.

Pero como me comencé a sentir claustrofóbica salí con Chloe al bosque donde comenzamos a comportarnos como monos y saltamos en los árboles.

—Nena, eso es nuevo en ti. —dijo poniéndose de cabeza.

— ¿De qué hablas?—le pregunté agarrando unas ramas

—Que quieras ir al baile, Nena— puso los ojos en blanco. Chloe estaba extrañada por mi comportamiento, pero estaba feliz de que viviera y dejara a un lado todo lo de la vampiresa loca. —Hasta donde sabía tú rechazaste a todos.

—Y luego a mi me rechazaron— le recordé con una sonrisa.

Cada vez que decía eso Chloe se moría de la risa creo que si pudiera llorar lo hiciera con su ataque. Le conté la disculpa de él y todo lo ocurrido para que al final decidiera ir al baile como la propia humana.

—Nena, necesito saber quién es el chico que te rechazó— Chloe se estaba regodeando en esta situación.

—Seguro ya término el instituto— le dije viendo el cielo.

—Mejor así— me sonrió

Propuso que fuéramos a su casa, y con eso bajó rápidamente el árbol y corrió hacia el pueblo.

La iba a detener pero ella tomó la dirección hacia la casa de Federick, me quedé sorprendía cuando nos encontrábamos en un árbol muy cerca de la casa del humano.

— ¿Cómo sabias donde quedaba la casa de Federick?—le pregunté con los ojos bien abiertos.

Soltó una risita antes de responderme.

—Te acuerdas ese día que llegaste tarde a casa.

Le señalé mi cabeza, como diciendo obviamente que si.

—Cierto— rió y fijo su vista a la casa de Federick— Bueno ese día llegaste con su olor— me guiñó el ojo y podía sentir mi mandíbula caída por la sorpresa. —Obviamente se me quedó grabado, pensé que era de uno de tus amigos, pero recordé que los conocí a todos y ninguno dijo que otro no pudo ir.

—Si, Chloe. Al punto— le pedí cansada de su historia.

—Así que imaginé que era un alimento — sus ojos brillaron. —Pero tú no pasas tiempo con tu alimento como para que todo su aroma quedé en ti.

—Entonces, Chloe. Llega al punto.

—Al final me cansé de estar inventando cosas— susurró viendo al frente.

Colmillos En Su SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora