Capítulo XII

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En verdad no eran rojos, eran los mismos destellos rosado oscuro que le salían a Gisèle cuando se ponía cariñosa con Aldric.

Por eso no entendía lo que hacía en mis ojos. Pero así como apareció así se fue, esperaba que para mas nunca volver.

Era como si nunca hubieran existido esos toques rosados oscuro en mis ojos grises claros. Salí y allí estaba Ryan esperando por mí.

— ¿Qué fue eso?—indago apenas me vio.

—No lo sé, debió ser la luz—le dije actuando de forma distraída— No vi nada extraño.

Apenas crucé las puertas de la cafetería Deila y Sunny se acercaron a mí saltando de la emoción.

—Ahora podemos ir a comprar vestidos. —chilló Sunny de felicidad. Estaba tan emocionada que era casi asfixiante.

A decir verdad esa idea me encantó, si lo sé, a pesar de mis más de trescientos años me encantaba comprar ropa.

Así que apenas terminaron las clases y fue bueno que esta mañana no hubiera traído la moto, pues así nos pudimos ir en el carrito de Sunny, no me asombró que fuera de un amarillo chillón, combinaba a la perfección con su nombre y personalidad.

Estaba encantada de ir a las tiendas y comprar, así que fuimos a la cuidad más cercana donde vendían vestidos de gala largos.

El centro comercial que entramos era algo pequeño, bueno yo lo estaba comparando con lugares, que había ido, en ciudades muchísimo más grande, como veinte veces más grandes.

Las chicas encontraron sus vestidos, y estaban muy emocionadas por ello, pero yo no encontraba el vestido perfecto. Bueno, en realidad uno que me gustara lo suficiente como para comprarlo.

—Pero todos te quedan increíbles, puedes escoger cualquiera y estarás hermosa. —dijo Deila ya cansada de que negara los vestidos, luego susurro — Hasta con una bolsa de basura se vería increíble

Además ya se hacía tarde y ellas ya estaban listas para irse pues hasta los zapatos estaban escogidos.

—Si, pero es mi primer baile y quiero algo diferente algo como...—estábamos caminando por el centro comercial casi dispuestas a irnos hasta que me fijé en la vitrina de una tienda— Eso...

Era un vestido hermoso en azul rey con un solo hombro, me recordaba a los vestidos griegos estereotipados, pero en su cintura había un hermoso cinturón de diamantes de fantasía.

—Es muy hermoso. — halagó Sunny.

Entré en la tienda y lo compré. Sin probarlo en mi cuerpo ni nada, solo busqué mi talla y listo, cualquier cosa Gisèle lo podía arreglar para mí. No me fijé ni en el precio solo di mi tarjeta.

— ¿Por dónde es tu casa, P?— me preguntó Sunny cuando estábamos en su carro, le dije que no me tenía que llevar a casa pero ambas insistieron.

—Por aquí, es un poco fuera de la ciudad. —le informé, mostrarle el camino hacia mi casa. Imaginaba que ya todos estaban en casa o por lo menos Gisèle y Aldric. Tal vez Chloe estaba alimentándose.

—Siento que vamos a una trampa de un asesino en serie o algo así—susurro Deila.

Por mi parte solté una carcajada, pues ella no sabe cuán cierto pueden ser esas palabras en esta situación.

—Esta es mi casa— avisé cuando Sunny aparcó el carro al frente de la casa de cristal— Si quieren, pueden pasar. — las invité con una sonrisa.

Sunny se emocionó y salió del carro disparada, abrí la puerta y las dejé pasar. Ellas llenaron la casa con su rico olor de sangre humana.

—Esto es hermoso, P— dijo Sunny mirando todo en la sala.

Colmillos En Su SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora