Capítulo XXIX

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—Mi Alma—saboreó la palabra, como si por mi nombre sintiera dicha.

—No soy tuya, nunca lo fui y nunca lo seré—afirmé, nunca me tendría, nunca me manejaría.

—Como sea, preciosa—me acarició la mejilla, solo no me podía mover, no quería que tocara a Fed, que sentía como estaba muy confundido en mi espalda— ¿Qué haces con los ridículos humanos?

—Nada, solo me alimentaba—escondí un poco más a Fed, que temblaba a mi espalda, parecía un gatito asustado, pero tenía que alejarlo de aquí, no era seguro.

—Mientes, alma—sus ojos rojos me vieron fijos, como escaneando mi interior.

—Eso no lo sabes—activé mi poder y mi voz sedosa salió sin problemas, pero esto iba a ser más difícil lo presentía— Vamos a irnos y te quedaras, mejor regresa por donde viniste.

Sus ojos se comenzaron a poner vidriosos, sin embargo parpadeó muy rápido y el efecto se pasó, era como si nada hubiera perturbado sus decisiones.

—Sabes que me puedo proteger, tengo conocimiento de tu don— una sonrisa no muy agradable se mostró en su rostro— Ahora veamos que hace una criatura con tus capacidades, tus maravillosas condiciones, rodeándose con eso—señaló a Fed que en ese momento se puso tan blanco como el papel.

—Nada, ya te dije, es mi alimento—respondí, protegiéndolo con mi cuerpo, pero la mirada del vampiro no mermó y solo me analizó más profundo.

—Pareces que estás dañada, sé que no es la verdad.

—Solo es un pasatiempo—lo intenté de nuevo con el poder, de forma sutil, esperando que pasara desapercibido por él.

No estoy segura si logré mi cometido, pero dejo escapar un respiro y cambió su mirada.

—Pareces una princesa—cambió de tema admirando atuendo, y todos los accesorios—Te queda todo eso de la vida de la alta sociedad, puedes ver que fuiste nacida para gobernar todo este mundo.

Pasó una mano por mis hombros y me alejó de Fed, caminé a su lado un poco, para que no notara mis intenciones de protección, pero me fue difícil mantener mi boca cerrada mientras él estaba en estado de shock a unos pocos centímetros.

—Fed, necesito que regreses a la fiesta—murmuré un poco.

—El humano se queda con nosotros—sentenció, esto no iba por buen camino, algo debía estar pasando en su cabeza, lo podía sentir.

—El es mío, no tuyo— le recordé liberándome de su agarré y regresando al lado de Fed.

—Aun eres la dama salvaje, me agrada saber que no te perdí— acarició mi mejilla con el dorso de su mano

— ¿Me perdiste?— empuje a Fed hacia la entrada del salón — Tienes suerte que no haya exterminado la raza humana.

Por mi mente pasaron como grandes Flashes como por poco todo se sale verdaderamente de control, y lo sola que estaba antes que llegara Aldric a salvarme de mí.

—Exageras—le resto importancia mirándome con esos ojos rojos oscuro— No es cierto ese hecho

—Yo opino que si—caminé de espaldas, dispuesta a dar por finalizada todo esto— Si me disculpas me voy a la fiesta.

— ¿Aun eso? Puedes tener al mundo y te conformas con poco— puso su mano bajo mi barbilla y atrajo su rostro a mí, cualquiera pensaría que es un gesto de cariño, pero era su forma de manejar a las personas, como los títeres que él pensaba que eran.

Colmillos En Su SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora