Capítulo XVII

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Eso debía ser imposible... Era imposible...

—Estás equivocado, Aldric.

Me fui de allí y volví a entrar a mi habitación.

Federick estaba aun acostado en mi cama. Entré en el baño para asearme aunque no lo necesitaba en realidad, solo quería tranquilizar y aligerar mi mente

Me metí a la ducha y me lave toda la sangre que tenía en mi rostro y cuello.

Me puse una falda larga azul cielo y un top cuello redondo sin mangas con unas sandalias en mis pies.

Vi mi reflejo y era... extraño...

Mi piel estaba igual de pálida pero tenía un brillo especial, miré mi cuello con cuidado y ya no tenía nada solo dos puntos pequeños color lila.

Pasé por mi habitación y Federick no había cambiado ni un centímetro, estaba algo preocupada pues su situación era mi culpa, si tan solo no hubiera bebido su sangre.

Chloe me llamó desde la planta baja de la casa. Al bajar me detuve en las escaleras al ver a todos los miembros de la familia reunidos como una especie de intervención.

—Aldric, nos comentó lo que hablaron— me dijo Chloe viéndose preocupada.

—Eso no puede ser— los contradije poniendo un mechón detrás de mi oreja.

—Sabes después que bebiste de él me olió distinto— narró Chloe eso que guardó con tanto misterio hace unas horas— Me olió a ti...

—A mi no me parece que su aroma sea distinto— le dije dudando que hubiera marcado al chico como de mi pertenencia.

—Nena, no hay peor ciego que él que no quiere ver — me dijo poniendo sus manos en mis hombros.

—Psyche, está diciendo la verdad— me apoyó Gisèle— Cuando estoy unida a Aldric no hay un aroma diferente en él, pero siento como está habitando en mi cuerpo.

Era una explicación extraña pero cuando dos vampiros intercambiaban sangre creaban una unión momentánea y ambos pueden leer los pensamientos del otro.

Se sentían como en un solo cuerpo...

—Escuchen entiendo su preocupación pero es imposible unirse a un humano— avisé algo que ni yo misma estaba segura.

Supe que Federick se había despertado, sin saber la razón, solo que ya lo sabía.

—Despertó— les dije.

— ¿Cómo sabes eso?— me preguntó Chloe con los ojos entrecerrados.

—Usa tu poder de una vez— pidió Aldric, ignorando a Chloe, pues él estaba seguro que me había unido a Federick— Salgamos de esto de una vez.

—Está bien— dije subiendo a toda velocidad a la habitación. Una vez allí me pare entre las pocas sombras que el amanecer dejaba en el lugar para de esta manera presenciar las acciones de Federick.

Vi como él, estando sentado, miraba todo el lugar extrañado.

¿Dónde estoy?

Escuché su pregunta de forma baja y asustada.

—En mi habitación— le respondí con suavidad para no asustarlo, cosa que no logré del todo.

Vi sus músculos tensarse antes de voltearse hacia donde había venido el sonido de mi voz.

No quiero que me lastimes...

No te haré daño. —le aseguré caminando hacia él de forma lenta para no alterar más su frágil estado.

Colmillos En Su SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora