Capítulo XV

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Me besó con esa clase de besos que no deberían ser presenciados por ningún tipo de público. Empleé una gran cantidad de fuerza y lo separé de mis labios. Los chicos estaban asombrados con sus mandíbulas caídas y sus ojos bien abiertos.

—En realidad— hablé mandando dagas con los ojos— No somos novios...

—Bueno eso es verdad, somos más bien como amigos con derecho a roce o como quieras llamarlo, estará bien para mí— me dijo acercándose para darme otro beso pero fui más rápida que él y le puse la mejilla haciendo que soltara un gruñido— Sólo quería que ellos no pensaran mal de ti, mía Pupa

—Claro —dije despacio separando y pronunciando cada letra.

Miré mejor a los chicos y a Ryan se le notaba la rabia y los celos. Creo que era mejor para él verme con otro chico.

—Te lo tenias bien guardado— en verdad a Sunny le habían dado mucho alcohol. —Y no está nada mal.

Se acercó donde Alan y picoteo los labios de su novio.

—Amor no te pongas celoso— dijo con ojos dulces para luego darle una mirada a Paolo— Pero como me gustaría tener un dulce italiano, en este momento.

Paolo era un vampiro y por obvias razones poseía esa atracción lujuriosa pero estaba segura que cuando era un humano era bien apuesto y su transformación lo hizo aun más.

Con su cabello color rubio oscuro un tanto largo permitiendo un estilo despreocupado y sus ojos verdes con unos toques rojos, aunque era más rojos que la última vez que lo vi.

Por las palabras de Sunny, él les dio una sonrisa de superioridad... estaba en su ambiente encantando personas, sobre todo a mujeres.

Me disculpe con el grupo y nos fuimos a una de las esquinas apartadas del lugar.

—Paolo ¿Por qué estás aquí?— le dije seria pero él tomo mis caderas— La última vez que supe de ti andabas en Polonia.

—Si, pupa, pero me moví de aquí a allá y menos mal porque mira al dulce que encontré— habló.

Por último se acercó a mi cuello dejando un beso en el, era algo común en nosotros lo que había dicho Paolo de amigos con algo más no era tan falso. Si teníamos nuestra historia...

¿Qué pensaban que con trescientos diecisiete años iba a ser una vampiresa santa y castra esperando a mi príncipe para casarnos? No, teniendo el cuerpo joven y las fuerzas completas por supuesto que iba a disfrutar de los placeres de la vida.

—Y debes estar bromeando con todo eso de tener amigos humanos. —dijo poniendo sus ojos en blanco pero manteniendo mi cuerpo muy cerca del suyo. —Nunca te has interesado en ellos.

—Ya lo sé, Paolo. — Me encogí de hombros y entrelace mis dedos detrás de su cuello. —Es sólo que fue muy...entretenido ser una chica de mi edad.

— ¿De tu edad?— preguntó viéndome con una ceja alzada— Sabes que tienes más de trescientos años esto no es de tu edad. — Declaró haciendo un gesto que señalaba todo nuestro lugar— Hacer cosas de tu edad seria estar en un ancianito...

—Muy gracioso, Paolo. —Le dije empujándolo con bastante fuerza que lo hizo tambalearse un poquito— Ya echaste a perder el momento. Esto debería ser un nuevo récord.

Me voltee dándole la espalda y cruzando mis brazos sobre mi pecho.

Pupa— susurro abrazando mi cuerpo desde atrás y recostado su barbilla en mi hombro— Sé algunas cosas que pueden mejorar el momento que según tu he arruinado.

Colmillos En Su SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora