Vicky.
Olivia pasó por mí para ir a su casa.
Una vez a la semana, mamá daba clases a un niño que estaba tan enfermo que no podía ir a la escuela, aunque todos mis amigos decían que no era cierto y trataban de convencerme de que en realidad estaba loco y vivía encerrado en el sótano de una casa, donde su familia lo tenía amarrado con cadenas. Claro que no les creí nada.
Mamá había dicho que Janeth —mi niñera— no podría ir por mí a la escuela aquel día ni a cuidarme por la tarde, porque tenía gripe porcina. Cuando le pregunté a la maestra qué significaba esa palabra, dijo que «porcino» es algo que tiene que ver con cerdos. Según Danilo, un odioso niño lleno de pecas que está en mi salón, eso significaba que Janeth estornudaba puerquitos, pero él siempre dice mentiras.
Había pensado preguntarle a Oli si era cierto lo de los puerquitos porque ella sabe de todo pero, cuando por fin llegó, me puse tan feliz que no recordaba lo que quería preguntar. Nos fuimos a su casa y, en cuanto llegamos, se fue directo al refrigerador.
—¿Una soda? —preguntó.
—Mamá dice que el agua es mejor.
—¿Segura? Tú te lo pierdes.
—Segura, gracias.
Me pasó un vaso y señaló uno de esos aparatos que tienen agua purificada. Me quedé pensando por un momento si el agua era color violeta o si era sólo el color del aparato, pero ¿a quién le importa? ¡Me encanta el color violeta!
Olivia es genial, la conozco desde hace mucho y es mi mejor amiga. Recuerdo que mamá me llevó a su trabajo un sábado, hace años, el día del concurso de escritura. Cuando estábamos ahí me presentó con ella, aunque entonces no era tan alta y llevaba más cortito su cabello negro. A Oli no le gusta la escritura, pero igual estaba en la escuela por el club de ajedrez, así que le dijo a mamá que, como ya había terminado por ese día, podía jugar conmigo mientras ella se desocupaba.
Desde aquel día, siempre nos divertimos muchísimo. Ella es muy inteligente y siempre está aprendiendo muchas cosas, supongo que porque todo le causa curiosidad, hasta lo más raro. Esa tarde, por ejemplo, se la pasó preguntando sobre el trabajo de mamá, sobre papá y hasta quiso saber si mamá nos contaba algo del niño al que le daba clases por la tarde. Después de eso me dejó elegir la película que yo quisiera y puse una de terror que mamá nunca me había dejado ver, pero la verdad es que casi me hago pipí del susto. Claro que no dejé que Oli lo notara, porque ella ya es grande y no le dan miedo esas cosas. ¡Es tan valiente!
Cuando se fue me dijo que la siguiente semana iría a mi casa para que le enseñara mis juguetes y viéramos más películas juntas, aunque tendría que pensar en una menos aterradora o no podría soportarlo. Fuera de eso, me encantaba la idea. Se me ocurrió que debía hacerle un dibujo como recuerdo de nuestra amistad, porque de verdad amaba pasar el día con Olivia.
Era genial tener una amiga grande, por eso siempre le pedía a mi mamá que fuera ella quien me cuidara cuando Janeth no estaba. Lo mejor de estar con Oli es que no me trataba como a una niña pequeña. Creo que vamos a ser siempre las mejores amigas.
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Hugo, el loco
Mystery / ThrillerUn misterio se esconde en la casa verde que se encuentra en la esquina de Olmo y Montecillo. Los rumores sobre un niño desequilibrado y peligroso recorren la ciudad como tantas otras leyendas urbanas, con la diferencia de que esta es real. Muchas pe...