Capítulo 9

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Esa mañana Arely se despertó muy temprano, no acostumbraba hacer eso. No estaba estudiando, sus papás estaban de viaje y ella estaba acostumbrada a vivir sola. Termino la preparatoria, y a pesar de los miles intentos de Gaby para que siguiera estudiando alguna carrera, aun no encontraba una que realmente le llamara la atención, había decidido esperar un año, pero no lograba encontrar nada interesante. Así es que se dedico a trabajar de medio tiempo con una de sus tías en una papelería. Podía ir cuando quisiera, no era algo que necesitara. Sus papás le mandaban dinero cada semana, si lo hacía era por gusto, no por necesidad.

Después de lo que había pasado con Gaby llego a su casa muy cansada, estaba triste porque Omar nunca llego, estaba triste porque altero a su amiga. Pero en cierto punto, estaba feliz por su amiga, porque sabía que aquel chico la hacía feliz y eso era lo más importante después de todo. Quería arreglar las cosas con los papás de Gaby y que le permitieran seguir viéndola, aun que fuera solo en el hospital o en las clases de guitarra.

Recordó que después de lo que paso vieron una película, la cual le había gustado a Gaby y había dicho que la compraría en cuanto tuviera la oportunidad. Arely se arreglo y salió en busca de esa película, después de algunas horas por fin la encontró. La compro y se dirigió a casa de su amiga.

Anabel: Hola Arely. Pasa por favor

Arely lo hizo y se sentó en el sillón, donde después se sentó Anabel

Arely: Perdón por lo de anoche señora, yo solo...

Anabel: No...no te disculpes. Al contrario. Discúlpame a mí, después de lo que hiciste con Gaby mereces una disculpa de mi parte. No debí haberte hablado así, tú siempre estás para mi hija, ayer necesitabas que ella estuviera para ti y mi reacción no fue la correcta. Acabo de llevar a Gaby con su psicólogo, y en el camino me conto lo que había pasado y porque estabas así. Espero que ya estés mejor

Arely: Si señora, ya mucho mejor. Gracias. Ahora...bueno, compre algo para Gaby. ¿Cree que pueda subir a su cuarto y dejarlo ahí?

Anabel: Claro que sí, estás en tu casa. Su terapia no dura mucho, si quieres puedes esperarla

Arely: Claro. Con permiso

Arely le ofreció la más sincera sonrisa demostrándole que no había ningún problema por lo que había pasado la noche anterior. Subió a la recamara de Gaby y coloco el regalo sobre la cama. Noto que su escritorio no estaba muy ordenado y sabía que Gaby no soportaría verlo así cuando llegara. Comenzó a ordenar un poco y de vez en cuando miraba por la ventana intentando ver a aquel chico tan maravilloso del cual hablaba su amiga cada que tenia oportunidad.

Después de 15 minutos el chico apareció, pero Arely estaba demasiado ocupada ordenando todo lo que había en el escritorio de Gaby, que ni siquiera noto cuando este abrió la puerta. No fue hasta que el chico comenzó a golpear la ventana. Gaby le había comentado a Arely que ese sonido era el más maravilloso, porque eso indicaba que era hora de hablar con el chico.

Pero para Arely no lo fue. Ella no estaba acostumbrada a que alguien tocara la ventana. Cuando escucho ese sonido se asusto, dio un pequeño brinco hacia atrás y dejo caer algunas de las cosas que tenía entre sus manos.

"Hola. ¿Es cumpleaños de tu hermana?" logro leer a pesar de la distancia. No podía creer que Gabriela hiciera eso diario, ella apenas y alcanzaba a distinguir las letras que el chico había escrito en ese cuaderno. "¿Qué tan difícil era abrir la ventana y platicar? ¿No era más sencillo que hacer el mayor esfuerzo para leer? Incluso podría llegar a ser menos cansado" se dijo a sí misma pero sonrió al leer aquel cartel. "¿Su cumpleaños? ¿Su hermana?" Arely solo sonrió y elevo sus hombros, le parecía gracioso que aquel chico no supiera nada de eso, pero tampoco quería ser ella quien le diera la información de su cumpleaños, o de si tenía hermanos o no. Siguió ordenando sus cosas sin darle importancia a lo que aquel chico había preguntado. Hasta que volvió a escuchar el sonido de la ventana. Frunció el ceño antes de voltear, realmente no era un sonido muy agradable para ella.

"¿Qué es tan gracioso? ¿Por qué no contestas mi pregunta?" Quizá era momento de que Arely hiciera lo mismo que la noche anterior le había pedido su amiga. Tomo una libreta y un marcador.

"No, no cumple años. Y tampoco es mi hermana" escribió con la letra mas legible que pudo, si a ella le parecía complicado leer a la distancia, supuso que para el chico también lo era. Gaby tenia linda letra y mucho más grande que la de ella, así es que para ella quizá no era tan complicado.

El chico seguía haciendo preguntas y preguntas. Intentaba no ser grosera, pero sentía que no le correspondía a ella darla la información que aquel chico necesitaba, después de todo era el enamorado de su amiga no de ella. Después de una "conversación" Arely siguió ordenando el escritorio de su amiga, después recogió la ropa que estaba tirada a un lado de la cama. Y finalmente, cuando ya había recogido lo suficiente se recostó en la cama, estaba revisando su celular cuando escucho la voz de su amiga gritar algo por la escalera. Inmediatamente volteo a ver si el chico seguía ahí, pero no, esta vez la habitación estaba sola.

Gaby entro y cerró la puerta por detrás de ella, estaba llorando y frotando sus manos. "No otra vez" pensó Arely y se acercó a su amiga.

Arely: Oye tranquila. Todo está bien ¿Qué pasa?

Gaby abrazo a su amiga con todas las fuerzas que su corazón agitado le permitía. Estaba temblando en incluso estaba frotando sus manos detrás de la cintura de su amiga.

Gaby: ¡Me odio! ¡Me odio!

Arely: Gaby... ¿Qué pasa?

Gaby se separo de su amiga y corrió hasta su escritorio, cada cosa que ahí se encontraba fue arrojada, acompañada de un insulto. Cada que arrojaba una cosa al suelo, se decía lo mucho que se odiaba y lo estúpida que se sentía.

Arely estaba demasiado asustada, no sabía qué hacer, no podía detenerla de ninguna manera, bajo al primer piso buscando a Anabel, pero no estaba, no había nadie ahí. Solo ella y Gaby. Escucho el sonido de un vidrio quebrarse y corrió hasta el segundo piso. Lo primero que vio al abrir la puerta fue el espejo del tocador roto. Después vio a su amiga a un lado de su cama, tenía sus rodillas apoyadas contra su pecho, su cara escondida en ellas y abrazando sus rodillas con sus brazos, lloraba desesperadamente y movía todo su cuerpo de atrás hacia adelante.

Arely comenzó a acercarse y cuando estaba a punto de inclinarse a su lado, sintió las manos de su amiga alejarla con todas sus fuerzas haciendo que cayera al suelo. 

La Chica De La VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora