Capítulo 20

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Gerardo: Tu chica tiene una vida difícil

Manuel: Sigo sin entender porque nunca la ayudaron si ustedes veían todo

Brandon: Puedo asegurarte que ya nos sentimos bastante mal y que no hay necesidad de que sigas diciéndonoslo

Gerardo: Supongo que ella tiene razón, no lo hacíamos porque no entendíamos porque seguía yendo, si lo hubiéramos sabido antes, te aseguro la ayudaba

Manuel: Era una chica a la que golpeaban, así tenga todas las enfermedades del mundo o sea la más sana, no merece que la traten así...y alguien debía hacer algo

Gerardo: Esta bien, ya entendimos. Gracias por hacernos sentir peor –Dijo con tono de burla-

Manuel: Es que wey, esto es serio. ¿Se imaginan todo lo que sufrió? Y lo que sigue sufriendo, yo daba por perdido todo cuando paso lo de mi papá y me di por vencido, cambie todo por eso, me sentía mal y mi autoestima bajo hasta el suelo, y ella...ella que tiene la vida tan complicada sigue, ella que tiene que estar en un maldito hospital todos los días recibiendo diálisis o simplemente porque su cuerpo una vez más no cumplió con sus funciones de manera correcta...y no es lastima...simplemente...que si pudiera cambiar en algo todo lo que ella está pasando o algo de lo que yo he pasado, definitivamente cambiaria todo lo de ella...ella sonríe a pesar de todo, ella sonríe sabiendo que al día siguiente su corazón puede fallar...es tan injusto todo. Ella...ella no debería de estar pasando por toda esa mierda

El chico tenía los ojos llenos de lágrimas, no era alguien que demostraba sus emociones tan fácilmente, no era alguien que solía abrirse tanto con las personas, pero ahora lo estaba haciendo, esa chica de cabello largo y castaño, la chica con la sonrisa más linda y la mirada más hermosa, la chica que escondía tantos secretos en sus ojos, esa chica había logrado entrar por completo a la vida de Manuel, sus pensamientos estaban relacionados con ella.

Desde ese día las cosas no eran igual, ahora hablaban todos los días, hablaban a través de una ventana, se contaron todo, Manuel le conto acerca de su familia, de su mamá, su hermana y su padre, le conto lo mucho que sufrió cuando falleció y lo solo que se sintió. También le explico aquellos golpes que la chica había visto días antes, le conto acerca de los chicos, le conto acerca de sus gustos y de su música favorita. Pasaron días enteros hablando y riendo como amigos que tienen años conociéndose y saben todo el uno del otro.

Gaby: Me gusta platicar contigo

Manuel: ¿En serio? A mí también, y mucho

Gaby: Tengo que decirte algo

Manuel: Bien, dilo

Gaby: En unos días tendré que ir al hospital

Manuel: ¿Diálisis?

Gaby: No...tengo que...bueno, mí maldito cuerpo otra vez rechazo el corazón

Manuel: ¿Cuándo dejaras de decir la palabra maldito refiriéndote a tu cuerpo? No es así Gabriela

Gaby: Dejare de decirlo cuando ya no lo sea. El punto es que no podremos hablar por no sé cuánto tiempo

Manuel: ¿Y cómo voy a saber si estás bien?

Gaby: Pues no lo sé...supongo que hasta que regrese

Manuel: Pásame tu número y te marco

Gaby: No, mis papás contestarían

Manuel: Bueno le digo que soy un amigo que conociste –El chico pensó por un momento- cuando ibas a la escuela

Gaby: Jamás lo creerían

Manuel: Entonces dime como le hago...necesito saber que estarás bien

Gaby: ¿Por qué?

Manuel: Porque me importas

Gaby sonrió y tapo sus mejillas con sus manos, después de varios días hablando para el chico de la ventana era muy fácil sonrrojarla.

Gaby: Ya sé que podemos hacer

Manuel: ¿Qué?

Gaby: Puedo pasarte el número de Arely, y le marcas a ella

Manuel: Me parece perfecto, así podre saber si todo está bien

Gaby busco una libreta entre sus cosas y escribió el número de Arely, se acerco a la ventana y se quedo en silencio un par de segundos "¿Cómo se lo daré?" pensó e inmediatamente dirigió su mirada a aquel chico que estaba sentado en su ventana riendo.

Gaby: ¿Qué es tan gracioso?

Manuel: ¿Cómo piensas dármelo? –Dijo aun riendo-

Gaby: No lo sé, justo en eso pensaba. Pero aun me pregunto ¿Por qué te ríes?

Manuel: ¿No crees que sería más fácil que me lo dijeras? No había necesidad de escribirlo

El chico seguía riéndose, y aun que para Gabriela aun había cosas que eran difícil de entender si no eran realmente directas, sabía que se reía por lo que ella había hecho, y siendo muy sinceros, no fue algo que le agrado del todo a la chica de la ventana.

Gaby: No me parece gracioso

Manuel: No te enojes, es una broma

Gaby: Me da igual... ¿Lo vas a querer? Tengo que irme

Manuel: Habías dicho que hoy no tenías nada que hacer y que podríamos hablar todo el día

Gaby: Si, pues ahora tengo algo que hacer

Manuel: No te enojes chica de la ventana, era una broma. Me pareció gracioso el que en vez de decirme el número, fueras a escribirlo. No sé me ocurrió una manera en la que pudieras hacérmelo llegar

Gaby: No soy como tú, o como cualquier chica. A veces me cuestan trabajo entender las cosas más simples. Y eso ya te lo había explicado –Dijo agachando la cabeza-

Manuel: Sí, lo sé. Por eso te pido una disculpa, simplemente olvide eso. Lo siento, todo está bien ¿Sí?

Gaby: Sé que no debería de enojarme, pero...es solo que...es difícil, me molesta no poder entender ciertas cosas tan sencillas y me siento muy...estúpida

Manuel: Pues no lo eres. Fue mi error, lo siento

Gaby: No, está bien. No fue tu culpa

Manuel: Si lo fue. Enserio, perdón

Gaby: No importa. ¿Te digo el número?

Manuel: ¿Qué te parece si mejor me das el papel?

Gaby: ¿De nuevo es una broma? –Dijo con el ceño fruncido-

Manuel: No, no lo es. Deja caer el papel, yo iré por él

Gaby: ¿Qué? ¿Por qué? Tú lo dijiste, puedo decírtelo

Manuel: Quiero hacerlo, quiero bajar y tener el número escrito por ti

Gaby sonrió y volteo a su puerta ya que la estaban llamando del otro lado

XX: ¡Gaby! La comida esta lista, que bajes

Gaby: Si...yo...ya voy papá

Luis: No tardes por favor

Las cosas habían cambiado un poco, ya la dejaban cerrar su puerta siempre y cuando las cosas estuvieran bien entre ellos, si había algún ataque o cualquier otra cosa por la que Gaby podría no estar bien, la puerta tendría que estar sin seguro para que sus padres pudieran entrar sin problemas.

Gaby: Tengo que ir

Manuel: Sí, deja caer el papel

Gaby: ¿Estás seguro de que iras por él?

Manuel: Por supuesto

Gaby arrojo el pequeño papel y se despidió del chico de la ventana, salió de su habitación y bajo a comer, tal como se lo habían indicado. 

La Chica De La VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora