Capítulo 26

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 Gaby: ¿Por qué?

Arely: ¿Perdón?

Gaby: ¿Por qué dejaste...que...que entrara?

Arely: Bueno...yo solo...pensé que te gustaría verlo

Gaby: Esto no debió haber sido así...yo...yo no debí haberlo visto...él...él no debió...no debió haber venido y tú...tú no debiste...Arely... ¿por qué lo hiciste?

Arely: Gaby...no pensé que te molestara, lo siento...él quería verte, estaba preocupado. Además dijo que si yo no lo ayudaba iba a presentarse con tus papás...no creo que hubieras preferido eso

Gaby: Le dije...le dije cosas feas

Arely: Gaby tienes que calmarte, si tu mamá entra y te ve así va a pensar que fue mi culpa y no me va a dejar estar aquí

Gaby: En realidad...si fue tú culpa

Arely: ¡Pensé que te daría gusto verlo!

Gaby: Sí, eso...eso ya lo...ya lo dijiste

Arely: Lo siento

Gaby: Eso no sirve de mucho

Arely: ¿Entonces? ¿Qué es lo que quieres que haga para que me perdones?

Gaby: No va...no va a querer verme...jamás

Arely: Claro que no

Gaby: Si en este momento...te dijera que te fueras...que...que no quiero verte... ¿lo harías?

Arely: Viéndote así, por supuesto que no

Gaby: Bien...él sí lo hizo...y tenía el derecho a...a hacerlo...le grite...le dije que no quería...que no quería verlo...y que...que quería que...que se fuera

Arely: Gabriela, cálmate por favor. Estás tartamudeando muchísimo y si alguien entra y te ve así, me van a pedir que me vaya

Gaby: ¿Y qué...si ahora...soy yo...yo la que...la que quiere que te vayas? –Dijo viendo la pared blanca, con tal de no mirar a su amiga a los ojos-

Arely: ¿Estás hablando enserio? ¿Quieres que me vaya?

Gaby: No entiendo...porque lo...porque lo dejaste pasar

Arely: Ya te lo explique Gabriela y también ya me disculpe, no sé qué es lo que quieres

Gaby: Quiero....quiero que venga mi mamá...no...no me siento muy bien

Arely: Está bien, iré por ella, tranquila

Arely salió en busca de Anabel, que estaba sentada con Luis unos cuantos metros lejos de la habitación

Arely: Gaby quiere verla, dijo que no se sentía muy bien

Anabel de inmediato se puso de pie y camino lo más rápido que pudo hasta la habitación, seguida por Luis y Arely atrás.

Anabel: ¿Que pasa hija, que tienes? ¿Quieres que vaya por un doctor?

Gaby: No...yo...yo solo...

Anabel: ¿Qué paso Arely? Esta frotando las manos y tartamudeando...explícame que fue lo que paso

Gaby: Mamá...estoy...estoy bien, solo necesito...necesito las pastillas...esas...esas que tú me das

Anabel: Pero a ti no te gustan, además no puedo darte nada mientras estés dentro del hospital

Luis: Arely siempre logra tranquilizarte hermanita, ¿quieres que las dejemos solas?

Gaby: No...quiero...quiero que se queden...solo ustedes dos

Luis: No entiendo, ¿pasa algo? –Dijo viendo a Arely-

Arely: No, no pasa nada. Estaré afuera por si necesitan algo –Salió de la habitación-

Luis: ¿Qué pasó?

Gaby: Nada...no...no paso nada. Ven –Dijo estirando su mano para alcanzar a su hermano, quien inmediatamente la tomo y se acerco a ella-Te...te quiero –Dijo sin poder verlo a los ojos-

Luis: Y yo a ti hermanita

Gaby recostó su cabeza sobre la almohada sin soltar la mano de su hermano, veía fijamente la puerta, que estaba entreabierta, no era muy sencillo mirar por la pequeña abertura que había, sin embargo la silueta de Arely no era muy difícil de identificar. Esta vez era diferente, esta vez no sentía la necesidad de salir y hablar con ella, de ver como estaba y de darle uno de sus muchos abrazos.

.....

El tiempo parecía cada vez ir más lento, no había demasiado ruido, únicamente el normal de todos los hospitales, personas con batas blancas desfilaban a través de los inmensos pasillos que parecían nunca tener un final. Las camillas pasaban algunas solas, otras con personas en ellas. Llantos de niños pequeños y de gente mayor que, quizá, habían perdido algún familiar. Parecía ser infinito el tiempo, no avanzaba, el pequeño reloj que estaba colocado en la pared de frente no parecía querer avanzar, se quedaba ahí, tal y como estaba, las manecillas no caminaban, así como el tiempo tampoco lo hacía. La habitación estaba sola, había una gran ventana por la que entraban un par de rayos del sol, alumbraban la habitación.

Nada parecía ser interesante, a pesar de las muchas veces que Gabriela ya había estado ahí, esta vez era diferente, no sabría cómo explicarlo, pero se sentía distinta. Tomo su libro y se coloco sus audífonos, perdida entre las muchas letras que bailaban a través de las páginas de su libro, no noto la presencia de Arely de pie junto a ella.

Gaby: Arely... ¿Desde cuándo estás aquí?

Arely: No hace mucho...solo quiero saber cómo estás, si quieres puedo irme para que sigas leyendo

Gaby: Estoy bien...gracias

Arely: Bueno, me alegra escuchar eso... Iré a mi casa, probablemente te den de alta en uno o dos días más, si no te molesta me gustaría venir ese día

Gaby: ¿No vendrás mañana?

Arely: Bueno...es que yo pensé que tú...

Gaby: Yo...perdón, no quiero que te vayas...quédate, aun que sea un rato más

Arely: ¿Estás segura de eso? Hace un rato no querías que estuviera aquí

Gaby: Si...bueno...hace un rato estaba molesta. Si analizas las cosas, el error fue tuyo no mío

Arely: Si, eso lo sé, y si las analizas tú, te pedí perdón, pero parecías no escucharme

Gaby: Olvidemos eso, quieres...solo, solo no te vayas

Arely: Está bien...me quedare solo porque insistes –Dijo en tono de burla y se sentó junto a su amiga-


La Chica De La VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora