Capítulo 30

721 31 5
                                    

Adela: ¿Estarás bien?

Manuel: Si mamá, lo prometo. Ustedes vayan, yo arreglo las cosas de Pau

Adela: Gracias hijo. Nos vemos en la noche

El chico ordeno lo más rápido que pudo la poca ropa de su hermana, subió a su habitación dejando su mochila sobre su cama y corriendo frente a la ventana. Como extrañaba eso, ver la habitación de Gabriela, verla a ella. Esta vez la habitación estaba sola, la ventana abierta, las cortinas bailaban con el viento.

Bajo rápidamente las escaleras y tomo la escalera que alguna vez intento utilizar, esta vez lo haría. Subiría a su habitación sin pensarlo dos veces, tenía que aprovechar antes de que la ventana estuviera cerrada de nuevo. Coloco la escalera al borde de la ventana y comenzó a subir, fue una tarea un poco complicada, pero aun así llego a su objetivo, cuando estaba dentro de la habitación, lo primero que vio fue la cama de la chica, correctamente arreglada, nada parecida a la suya por supuesto. Giro su cabeza al lado derecho y su vista quedo directa al pequeño mueble, se acerco a él y sin mover nada de lo que se encontraba ahí, analizo uno a uno los libros que se encontraban.

Si que te gusta leer, chica de la ventana –Susurro y se acerco al mueble frente a su cama, en donde estaba la televisión y unos cuantos cajones, sin pensarlo mucho los abrió. En uno de ellos había una gran cantidad de medicamentos, sedantes, antibióticos, insulina, en fin, sería imposible nombrarlos todos ya que ni siquiera él pudo leer todos los nombres que estaban en aquellos frascos, la letra era pequeña y los nombres demasiado largos. Otro cajón tenia discos y más libros...había dos peluches en ese cajón, uno era un león y otro un oso, el oso era color blanco, el león se asimilaba mucho al de la película del "Rey León" Manuel sonrió y cerro el cajón, logro escuchar la linda canción que provenía del piso de abajo, pero no pensó en bajar, nada le aseguraba fuese ella y no sus papas o hermanos, o cualquier otra persona a la que no se le haría nada normal ver a un extraño dentro de su casa.

Junto a su cama había una pequeña lámpara, abrió el pequeño cajón que estaba ahí y encontró aquella nota que él le había dado hace un par de días –La guardaste- susurro con una gran sonrisa en su rostro. La canción se detuvo y lo que continuo fueron unos pasos subiendo las escaleras, inmediatamente cerró el cajón y se escondió en el pequeño baño que había en la habitación. Sin que la persona que entrara lo viera, asomo un poco su cabeza para lograr distinguir bien.

Y si, como lo deseaba ahí estaba ella, entrando con un libro en sus manos, un pantalón blanco con unos cortes en las rodillas, una blusa color azul que dejaba descubierto un poco de su abdomen, el cabello recogido en una coleta. Dejo el libro sobre el mueble asegurándose de que quedara correctamente alineado a los otros que ya estaban ahí. Se acerco a la ventana, no duro mucho tiempo ahí, se dirigió al mueble de su televisor, abrió el cajón y saco unos cuantos frascos de medicina, también saco una libreta en donde parecía tener escrita que medicinas le tocaban ya que cada que sacaba una pastilla escribía algo en él. Ya teniendo todas las pastillas juntas, cerró el cajón, llevo las pastillas en su mano hasta la cama, donde las soltó con una actitud que Manuel supuso era que estaba molesta. "Idiota, olvidaste el agua" Susurro, evidentemente Manuel pudiendo escucharlo todo.

La chica se puso de pie y nuevamente se acerco a la ventana. Parecía ser el momento perfecto...Manuel salió del baño y colocándose detrás de ella susurro "Hola, chica de la ventana"

Lo que siguió a continuación me gustaría decir que fue de lo más lindo, que se abrazaron y todo comenzó bien...pero no fue así...

Gabriela estaba completamente asustada, para nadie es normal encontrar a alguien en tu habitación, menos al chico que te gusta, porque eso era, era el chico que le gustaba. Dio un paso hacia atrás quedando recargada en el marco de la ventana.

Manuel: Gaby tranquila...si quieres me voy. No...no quería asustarte, sinceramente quería darte una sorpresa pero...pero una sorpresa bien...mira me iré, de acuerdo. Solo...déjame pasar me iré y regresaremos a platicar como siempre, regresaremos a la rutina, esta bien –El chico bajo su mirada y vio como Gabriela estaba frotando sus manos- No quería ocasionar esto...lo siento

Gaby: No...no quiero que...que te vayas...yo –La chica levanto la mirada y después de tanto tiempo, sus mirada estaba juntas- No eres solo una rutina

Manuel sonrió, le alegraba escuchar eso, saber que a pesar de que ella tenía que vivir con eso, con rutinas, el era algo más, mucho más importante que eso

Manuel: ¿Puedo acercarme? –Preguntó con miedo de recibir un no de respuesta-

La chica asintió con la cabeza sin levantar la mirada del suelo, Manuel se acerco quedando de frente con ella, viendo sus manos frotar y su mirada plasmada en el suelo. Lentamente fue acercando sus manos a las de la chica, cuando por fin las toco, comenzó a acariciarlas logrando así que dejara de frotarlas, Gabriela levanto la mirada y Manuel pudo notar que sus ojos están cristalizados, lagrimas amenazaban con salir de sus ojos y la chica solo fingía estar bien intentando simular una sonrisa. Manuel ayudo a que llegara a su cama, la sentó al borde de ella, y sin soltar sus manos se arrodillo frente a ella, con una mano tomo su barbilla haciendo que levantara la vista, mientras con la otra seguía acariciando sus manos.

Manuel: ¿Hay alguien en tu casa?

Gaby: ¿Qué? –Preguntó confundida

Manuel: ¿Hay alguien abajo? Si no hay nadie, puedo ir por agua para que tomes tus medicinas y no tengas que bajar

Gaby volteo a ver sus pastillas en el centro de la cama, justo donde ya las había dejado, algunas se habían esparcido al momento en que ella se sentó, pero ahí seguían todas.

Gaby: No...no hay nadie

Manuel: Bueno...si tu casa es como la mía, la cocina está bajando las escaleras a la derecha, ¿cierto? –Gaby asintió con la cabeza y Manuel se puso de pie-

Manuel: No tardo

El chico bajo las escaleras lo más rápido que pudo, tomo un vaso de la cocina y lo lleno de agua, cuidadosamente subió las escaleras, procurando no derramar ni una gota en ellas. En cuanto se acerco a la habitación vio a la chica sentada en la cama, tal y como ha había dejado, no parecía haber movido ni siquiera la mirada, las pastillas estaban como las había dejado al irse, sus manos seguían sobre sus piernas, pero ya no se estaban frotando. Su coleta cubría un poco su rostro, pero no por completo.

Manuel: Aquí tienes Gaby –Dijo acercándose con el vaso-

Gaby: Gracias

Gaby tomo el vaso, mientras Manuel juntabas las pastillas para entregárselas

Manuel: ¿Tienes que tomarlas todas? –Preguntó sorprendido-

Gaby: Si, todas. –Dijo llevándose dos pastillas a la boca y tomando agua- Obviamente es imposible tomármelas todas juntas –Hizo una vez más lo anterior- Pero también tardaría mucho si lo hago de una en una – esta vez repitió la misma acción anterior, pero ahora viendo a Manuel a los ojos y sonriendo en cuanto termino sus pastillas- Después de hacerlo todo el tiempo, te acostumbras y ya no parece tan mal... ¿Cómo estás? Siento lo que paso con tu abuela

Manuel: Gracias –Dijo agachando la cabeza- Creo que pasa igual que con las pastillas...con el tiempo me acostumbraré y dolerá menos, supongo

Gaby: Si...no digo que vayas a olvidarla ni nada de eso, pero creo que...creo que aprendes a vivir sin las personas que ya no están aunque siguen estando en tu corazón...no se olvida a la gente que se quiere

Manuel: Estoy de acuerdo contigo –Dijo sonriendo- ¿Cómo está tu corazón?

Gaby: Creo que aun puede guardar personas –Dijo elevando los hombros y sonriendo, cosa que Manuel imito-

Manuel: Siento lo que paso en el hospital. Solo quería verte y pensé que sería buena idea ir, quería saber que estabas bien no solo por Arely, quería asegurarme de eso yo mismo. Pensé que si iba te daría gusto, no pensé que te molestaría o algo así

Gaby: Dijiste que no volverías. Pensé que no lo harías...además llegue y no estabas...pensé que reamente no querías...no querías verme jamás


La Chica De La VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora