Pasaron varios días. Las cosas marchaban como siempre. Era un día caluroso y las clases parecían interminable, cuando de repente llegó la hora del almuerzo.
-¡Por fin! -suspiró Arnold mientras recogía sus cosas.
-Ni que lo digas -contestó Gerald.
Ambos habían salido del aula de clases y se dirigían al comedor.
-¡Heeey! -alzó la mano un robusto chico, indicando que la mesa estaba libre.
Arnold y Gerald se dirigieron hacia el grandulón.
-Hola, Harold -saludaron ambos.
-Hola, chicos -respondió con la boca llena.
-Te he dicho que es desagradable que hagas eso -protestó Gerald.
-¿Qué cosa? -preguntó Harold incrédulamente.
-Olvídalo -renegó el moreno.
El trío de amigos estaban almorzando felizmente y conversando sobre diversos temas. Los deberes, los amigos, las fiestas, las charlas que siempre salían en la hora del almuerzo. De pronto se acercó un joven muy alto y bien peinado con su charola llena de comida.
-Hola, chicos, ¿qué tal?
-Hola, Stinky -saludó Arnold.
-Ven, siéntate -lo invitó Harold, indicando el puesto libre.
-¿Dónde está Sid? -preguntó el moreno, mirando por los alrededores.
-No lo sé -contestó el recién llegado, mientras se sentaba-. Lo vi por el pasillo, pero luego lo perdí de vista.
Gerald movía sus alimentos de lado a lado y comía lentamente, se encontraba distraído. Dentro de su mente le invadía algunos recuerdos de su infancia. Recordó todos esos momentos que vivió junto a Phoebe cuando eran niños. Cuando caminaban juntos de la mano. Desde el día que salvaron al vecindario, ambos pasaron muchos momentos juntos, sin embargo, eran solo unos niños. Poco a poco mientras pasaba el tiempo, los dos se iban enamorando cada vez más. Transcurrían los años y ya no eran unos chiquillos, sin darse cuenta ya estaban cruzando la adolescencia. Gerald se había enamorado perdidamente de Phoebe... la amaba. Ella comenzó a tener muchos problemas en los estudios. Comenzó a creer que tener una relación amorosa la estaba desconcentrando mucho y la hacía descuidar de sus responsabilidades. Era una noche lluviosa con una hermosa luna llena cuando Gerald recibió un mensaje de Phoebe. Quería hablar con él. Gerald tomó un paraguas y se dirigió a la casa de su novia en esa bella noche. Llegó a su destino y llamó a Phoebe, la cual no pasó ni un segundo y ya se encontraba fuera de la casa frente a Gerald. Ambos se quedaron mirando en silencio, inmóviles, totalmente paralizados. El moreno se percató de la deprimente cara que tenía Phoebe y sin darse cuenta caminó hacia ella.
-Ya no podemos seguir juntos -soltó Phoebe antes de que se acercara más.
Gerald estaba completamente impactado.Las palabras de Phoebe rebotaban en su cabeza como un poderoso tambor, le costaba mucho procesar lo que acababa de escuchar.
-Ya no podemos seguir juntos -repitió Phoebe, asegurándose de que haya recibido el mensaje.
-Ya lo oí -respondió cortante-, pero ¿por qué me dices esto? -continuó, con la voz muy débil.
-Esto es lo mejor. -Las lágrimas comenzaron a recorrer su delicado rostro.
-¿Cómo que es lo mejor? ¿De qué mierda hablas? Estamos bien, somos felices... o ¿acaso ya no lo eres? -comenzó a cuestionarlo todo-, ¿te gusta alguien más?
-¡No! No... -respondió Phoebe casi al instante-, solamente ya no debemos seguir juntos -siguió insistiendo.
Gerald se acercó por completo hasta tenerla de frente y delicadamente le secó las lágrimas. Con la mano derecha le tomó la barbilla y le levantó la mirada hacia la suya.
-Te amo -le dijo cariñosamente-. No sé qué es lo que te pasa, pero puedes contar conmigo para lo que sea. Sabes que estaremos juntos en todo...
-Ya no te amo -le cortó Phoebe.
Gerald quedó impactado, con los ojos desorbitados y la mirada perdida.-¿Qué...? -trató de hablar en vano, tomando un gran respiro-. ¿Lo dices enserio? -preguntó finalmente.
-Sí, muy enserio -su voz sonó cortante y solloza.
-Pero... -Gerald balbuceaba sin poder comprender nada.
-Lo siento -continuó Phoebe-, será lo mejor, me tengo que ir. -Al terminar la frase, Phoebe alzó su mano hacia la mejilla de Gerald y lentamente se acercó para rozar sus labios con los de él. -Adiós -dijo finalmente, dando media vuelta y entrando nuevamente a la casa.
Gerald se marchó de inmediato. Se sentía terriblemente mal, desvanecido y perdido. Avanzó unas cuantas cuadras cuando entró en un callejón y quedó allí, parado sin mover ningún solo músculo. Pasaron varios minutos sin hacer ni decir nada. Solo tenía la mirada perdida en el cielo, con los brazos caído y el paraguas en el piso. Su cuerpo se encontraba en la tierra, pero su alma se había ido muy, muy lejos. La lluvia se intensificaba, las gotas caían ferozmente en la cara de Gerald. El cielo lloraba, así como también lo hacía su alma.
*******
-¿Verdad, Gerald? -se escuchó una voz que parecía tan distante.
-¿Gerald?
-¡Hey! -lo sacudió Arnold.
Gerald volvió en sí. La nube de recuerdos se había esfumado completamente. Era tan real. Parecía como si había vuelto a vivir ese momento tan doloroso una vez más, incluso sentía el cuerpo mojado y tenía mucho frío.
-¿A dónde fuiste a volar, amigo? -bromeó Harold.
-Lo siento -se disculpó Gerald gentilmente.
-¿Volar dijiste? -comentó Stinky-, ahora que lo mencionas, hace tiempo que no hacemos una "Noche de Juguetes". ¿Qué dicen? ¿El sábado en mi casa?
-Amigo, me leíste la mente -sonrió Harold, mostrando todos sus dientes.
-Suena bien -comentó Gerald sin tanto ánimo.
-Quizá unas cuantas cervezas por mi parte -dijo Arnold reservándose un poco.
-Como digas, más juguetes para mí -bromeó Stinky, casi carcajeándose.
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¡Hey Arnold! La nueva era
FanfictionImportante: Los sucesos de la historia ocurren sin tomar en cuenta la película "¡Hey, Arnold! The jungle movie" ¡Hey Arnold! es una serie animada creada por Nickelodeon que muchos de nosotros tuvimos la dicha de disfrutar. ¿Qué tal si la historia aú...