Capítulo 31: Deireadh - Parte 2

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El escenario se había convertido en un completo caos. No se podía identificar la voz de ninguno de los participantes del enfrentamiento, todo se había convertido en una extraña mezcla de toda clase de sonidos. Varias de las mujeres del equipo de Sid gritaban alarmadas, con expresiones de espanto. Nadie reaccionaba todavía, la inesperada intervención del moreno había tomado a todos por sorpresa.

Algunos gritaban el nombre de Arnold completamente eufóricos. Lila era una de ellos, quien se encontraba con el corazón saliéndose de su pecho, mostrando un rostro que expresaba todo el pavor que sentía.

Sid y Eugene se alejaron del grupo de Wolfgang casi al instante, por inercia. Sus cuerpos se habían movido por instinto. Todos trataban de asimilar lo que había ocurrido de la mejor manera, de forma rápida y eficaz, era la obligación de cada uno. No había más tiempo para gastarlo pensando, había que actuar ya, el enfrentamiento había tomado un giro inesperadamente esperado.

Gerald se mantenía en una posición triunfante, mirando amenazante al rubio quien se encontraba a sus pies, inmóvil por completo. Los más veloces habían reaccionado de una vez por todas. Harold fue el primero quien lo hizo. Había mandado al carajo todo el discursito y las estrategias que Sid planeó. Salió de las filas y se dirigió al moreno con velocidad sobrehumana, dándole una feroz embestida. Ambos rodaron por la carretera, mientras Sid y Eugene se acercaban en ayuda al rubio.

-Sid... -murmuró Eugene, al ver el rostro de Arnold.

-Tranquilo, solo está inconsciente. Ayúdame a levantarlo, ¡rápido! -pidió con autoridad. Ambos agarraron al rubio sobre sus hombros, arrastrándolo hasta un lugar seguro.

-¡Ahora! -rugió Wolfgang. -¡Cualquiera que no esté con nosotros, está en nuestra contra! ¡Denle una paliza a estos debiluchos! -mandó con una potente voz.

Apenas terminó de dar la orden, la mayoría que formaban parte de su equipo salieron disparados hacia sus enemigos. Muchos de ellos se habían ofrecido a ayudar por el simple hecho de que eran iguales a Wolfgang: tipos sin cerebros que disfrutan abusar de los más débiles.

La primera fila de la formación tortuga se preparaba para la brutal embestida. Sid y Eugene se habían alejado levemente a uno de los costados de la calle, con Arnold en brazos. Algunos de los integrantes se estaban ocupando en resguardar a las chicas, tal como dictaban las instrucciones según el plan de Sid. Los bravucones corrían con emoción, algunos con una amplia sonrisa en sus rostros. En el trayecto rebasaban a Wolfgang quien se mantenía inmóvil, de brazos cruzados, esperando a que comience la batalla.

Ambos grupos chocaron...

Una violenta pelea callejera había comenzado en todo su esplendor. Golpes tras golpes se repartían en cada espacio a lo largo de la carretera. Incluso, algunas mujeres del grupo de Wolfgang participaban en el enfrentamiento.

El público expectante, desde sus lugares seguros, contemplaban admirados la enorme batalla que tenían frente a ellos.

-¡Uhhf! -Algunos de los que miraban soltaron un quejido doloroso al ver a Stinky ser golpeado por un alto y fortachón adolescente. El amigo de Arnold se encontraba en problemas, estaba siendo acorralado por dos miembros de la pandilla de Wolfgang. Uno tenía una gran altura, igual a la de él, con el cabello raso, mientras que la comadreja lo acompañaba.

-¡Vengan! ¡Por aquí! -ordenó uno de los integrantes del equipo Sid. Con su largo buzo de color azul, dirigía a las chicas a un lugar seguro. Muchas de ellas se encontraban realmente asustadas. Phoebe y Lila seguían las órdenes del muchacho pero no podían evitar estar distraídas. Sus miradas se depositaban en la brutal pelea, pero sobretodo, cada una tenía su razón especial. Una lágrima se derramó de los ojos de Phoebe mientras observaba como Harold y Gerald peleaban salvajemente. Por su parte, la tierna y afligida pelirroja rebuscaba a Arnold, quien no lo encontraba por ninguna parte.

¡Hey Arnold! La nueva eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora