Capítulo 17: Pésimas combinaciones

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Gerald se alejaba lentamente, daba pasos con tranquilidad aunque su semblante seguía un poco furioso. Sabía muy bien que Wolfgang solo había venido a molestar, a provocarlo una vez más, había sido así desde aquella ocasión en la que pelearon. No caería en su trampa, él era más inteligente que ese descerebrado con músculos. Después de estrellarlo contra la pared se dio cuenta que estuvo a punto de caer ante su provocación. Hizo un gran esfuerzo por calmarse y se marchó finalmente. A tan solo unos metros de distancia, la escandalosa e irritable voz de Wolfgang retumbó los oídos del moreno.

-O acaso... ¿Te iras a coger a Phoebe? ¡Ups! Cierto... con ella no puedes.

Su paso se detuvo al instante, las palabras del brabucón le había provocado un shock. Se quedó de pie, apretando con fuerza los puños y los dientes, sus ojos estaban desorbitados, mirando a la nada. "O acaso...", volvió a escuchar la voz de Wolfgang en su mente. "¿Te iras a coger a Phoebe? ¡Ups! Cierto... con ella no puedes". Apretaba sus labios con fuerza y le temblaba todo el cuerpo de la ira, las uñas comenzaron a clavarse en su palma y de su boca salían unas pequeñas gotas de sangre. "¿Te iras a coger a Phoebe?", retumbó una vez más esa insoportable voz. "Con ella no puedes...", sonó en su mente. "Con ella no puedes... Con ella no puedes... Con ella no puedes...".

La ira estalló desde el interior del furioso moreno. Dio media vuelta y sin pensarlo, ya se encontraba corriendo a gran velocidad hacia su descerebrado objetivo. El viento chocaba en su rostro y arrastró una lágrima, desprendiéndola de su cara, flotando delicadamente en el aire mientras el moreno seguía a toda velocidad. Wolfgang solamente seguía con una amplia sonrisa, esperándolo. Gerald dio unos pasos más e intentó propinarle un puñetazo justo en la cara del musculoso.

El bravucón estaba muy alerta, detuvo el potente golpe del moreno con uno de sus brazos, mientras que con el otro lo golpeó justo en el rostro, haciéndolo retroceder. Gerald se pasó la mano cerca del pómulo, donde lo había golpeado, esto solo lo había hecho enojar aún más. Miró con ojos rabiosos al idiota que tenía en frente y se abalanzó una vez más, repitiendo la misma fórmula. De igual manera, Wolfgang bloqueó su golpe, pero en esta ocasión, Gerald reaccionó primero y le lanzó un gran rodillazo en el abdomen. El musculoso rubio se quedó sin aire, con los ojos desorbitados. Se dejó caer al suelo y se revolcaba del dolor. El moreno lo quedó viendo por un breve momento, en su mirada seguía inundada la ira y la rabia. Corrió hacia él y le propinó una patada muy fuerte en la espalda.

-¡Ahhhhhhh! -rugió el impotente brabucón.

-Jefe... -se preocuparon al unísono sus dos secuaces.

Gerald dio unos pasos hacia atrás, sin dejar de clavarle la furiosa mirada que cargaba. Se quedó así por unos cuantos segundos, apretando con intensidad sus puños y sus labios. Una vez más corrió hacia el retorcido bravucón con la intensión de golpearlo nuevamente. Wolfgang lo miró indefenso, con impotencia, esperando su inminente destino.

-¡Espera! -gritó con desesperación. Gerald se detuvo sorprendido. -Espera... -repitió. Respiró profundamente, con calma, y se puso de pie muy despacio, manteniendo su mano en el abdomen debido al dolor. Gerald seguía viéndolo furioso, con un semblante confundido. -Estas golpeando a la persona equivocada... -sonrió ampliamente.

El moreno frunció el ceño, sin poder entender nada, clavándole una mirada interrogativa. El adolorido rubio respiró profundamente y con calma, reincorporándose muy despacio con la ayuda de sus dos marionetas. Mantenía su mano presionada en su abdomen, el dolor era intenso. Una leve sonrisa se formó en la cara del moreno al darse cuenta que su rodillazo había sido muy potente. Wolfgang respiró hondo una vez más y finalmente, soltó todo el aire con fuerza.

-No somos enemigos... -comenzó-, es más, deberíamos ser aliados.

-¿Aliados nosotros? ¡Ja! Sí, claro... -dijo con tono sarcástico.

¡Hey Arnold! La nueva eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora