capítulo 1

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Todo comenzó sin que nadie le diera la menor importancia.
Si Stiles vomitó el café un día por la mañana, antes de ir al trabajo, sólo fue porque a veces tenía el estómago más delicado de lo normal y el café le había salido especialmente fuerte aquel día. Y cuando pasó lo mismo la noche siguiente y acabó arrodillado junto al váter y expulsando la pizza que acababa de comerse, pensaron que se trataba de un virus que le había afectado al estómago. Que tuviera unas décimas de fiebre y subsistiera los siguientes días a base de arroz y sopas le dio la razón, por lo que ninguno se preocupó especialmente.
En realidad, el único cambio digno de mención fue que Derek se esmeró más de lo normal en que estuviera cómodo cuando se marchaba por la mañana al trabajo, y que cuando regresaba al loft por la tarde lo hacía llevando una bolsa repleta de comida en caso de que siguiera teniendo el estómago revuelto, más otra con alimentos menos nutritivos pero que, si Stiles era capaz de comer, significaba que ya estaba totalmente recuperado.

Pero cuando los días pasaron y no sólo no había mejoría sino que cada vez se encontraba peor y a los vómitos le acompañaron mareos que aparecían sin causa aparente... empezaron a preocuparse de verdad.
El más preocupado de los dos, curiosamente, era el que no estaba enfermo. Pero Derek no estaba preocupado por la salud de Stiles, quien quitando los mareos y vómitos no parecía estar muy grave, sino porque llevaba sin ir al trabajo una semana y tenía demasiado tiempo libre. Y un Stiles ocioso que se aburría y encima tenía motivos para quejarse de todo porque él era el enfermo, hizo que Derek recordara la época en la que acababan de conocerse y tenía que contenerse a la hora de arrancarle la garganta.

Había pasado mucho desde entonces y ahora eran dos adultos que vivían juntos y tenían sus respectivos trabajos: Stiles como ayudante de su padre en la comisaría y Derek cuidando de la reserva natural de Beacon Hills, vigilando que nada natural ni sobrenatural acechara en las lindes del pueblo. La situación había cambiado mucho con respecto a aquellos lejanos días en los que apenas se soportaban. Sobre todo a raíz de que llegaran a la conclusión de que, si estaban todo el día metiéndose el uno con el otro, era porque no sabían cómo expresar sus verdaderos sentimientos. Así que cuando por fin Stiles se atrevió a besar a Derek, tras lo que le dijo que llevaba mucho tiempo queriendo hacerlo y luego le suplicó que por favor no le matara, Derek sólo pudo suspirar un "por fin" que le salió del alma y besarle como un hambriento.

Desde ese instante pudieron ser completamente sinceros el uno con el otro, lo que mejoró bastante su relación. Mejor dicho, consiguió que empezaran a tener una relación.
Todo fue como la seda a partir de entonces, gracias especialmente a lo mucho que intercedió Scott cuando tuvieron que decirle al Sheriff que estaban juntos. Y aunque el mismo día que le contaron a la manada que estaban saliendo Erica abrió una apuesta sobre quién de los dos y cuándo metería la pata primero, tenían que reconocer que sin ellos no habrían podido seguir adelante. Especialmente cuando conseguían ponerse de acuerdo para ocuparse de la seguridad del pueblo y que así su Alfa y la pareja de su Alfa pudieran disfrutar de algún que otro momento de intimidad.
Y es que sus respectivos trabajos, ya fuera dentro o fuera de la manada, solía exigirles las 24 horas del día, por lo que de vez en cuando necesitaban tiempo para ellos solos...

Pero cuando Stiles empezó a encontrarse mal y la baja laboral que tuvo que pedirse hasta que se recuperara consiguió sacar a relucir su lado más cansino, ese que Derek no quería volver a presenciar; el hombre lobo decidió poner cartas sobre el asunto. No iba a permitir que lo que no consiguieron los monstruos y seres sobrenaturales: acabar con su relación, lo fuera a hacer ahora un simple virus.
Así que el viernes por la mañana obligó a Stiles a ir al hospital para que se hiciera un chequeo completo para encontrar de una vez por todas el virus que le estaba volviendo tan insoportable, tomarse la medicación adecuada y, por fin, volver a la rutina en la que tan a gusto se sentía.

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