Capítulo 5

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Derek resopló por enésima vez desde que comenzaron aquella absurda conversación. Aunque tenía que admitir que, prácticamente desde que Stiles se hubiera quedado embarazado, la capacidad de su pareja de sacar temas absurdos pero a los que les concedía una importancia asombrosa había pasado a no tener límite, por lo que prácticamente toda las conversaciones que tenía con él siempre eran absurdas.

Ejemplo de ello era la que había comenzado cuando Derek fue a recogerle al trabajo, había continuado mientras hacían la compra, y todavía seguía cuando llegaban al loft, casi dos horas después.

- Por enésima vez, Stiles: No. No vas a dejar de gustarme cuando tengas barriga.

- Es que no es justo –se quejó Stiles, cargando las bolsas de la compra mientras Derek terminaba de abrir la puerta del loft-. Con lo que me cuesta mantener la línea, ¿sabes lo que voy a tardar en recuperar mi figura? Si hubiera sido al revés a ti no te costaría nada volver a tener tu espectacular cuerpo, siendo tan asquerosamente perfecto...

Derek aguantó su mirada unos segundos, decidiendo cuál era la mejor respuesta.

- Me encanta cuando demuestras lo mucho que me aprecias.

- ¡Es la verdad! –protestó- Y además, con tu habilidad de curación no habrías tardado ni horas en recuperarte del parto... ¿Por qué demonios no podías haberte quedado embarazado tú?

Una vez más, el hombre lobo interrumpió la tarea de abrir la puerta del loft, y que estaba resultando más complicada que en otras ocasiones por culpa de aquella "conversación", y alzó unas sarcásticas ceja a Stiles.

- ¿Necesitas que te haga un dibujo de por qué eres quien se ha quedado embarazado?

El humano tuvo la decencia de sonrojarse, pero sólo durante unos segundos.

- Pues podías haberlo dicho antes... -le increpó-. A lo mejor, si llego a saber que me habría pasado esto –se señaló su barriga, todavía perfectamente plana-, no habría estado tan dispuesto a bajarme los pantalones...

El Alfa levantó las manos, exasperado.

- ¿Cuántas veces tengo que decirte que YO tampoco lo sabía?

- Seguro que no lo sabías... –le miró con suspicacia, para nada alarmado por los gritos del hombre lobo-. A lo mejor sí que te lo imaginabas pero me lo ocultaste porque así, al tener un bebé tuyo, me tendrías bien atado para los restos.

- Claro. Porque eso es lo que cualquier persona desearía... -sonrió, exagerando al máximo el desagrado-. ¿Y no se supone que tú también querías tener este bebé?

La pregunta de Derek, aunque evidentemente no era una pregunta de verdad y más una queja para acabar de una vez por todas con aquella absurda conversación, consiguió que Stiles se quedara callado.
Pero, para desgracia de Derek, el silencio sólo duró unos segundos:

- ¡Claro que quiero! ¡A qué viene eso! –gritó, escandalizado-. ¡Quién demonios está hablando de que no quiero tener este hijo!
Derek resopló una vez más, decidió que hoy no merecía la pena intentar seguir el curso de los pensamientos de su novio, y por fin abrió la puerta de su casa.

- Veo que todo sigue igual que siempre.

La voz cantarina que les recibió en su hogar era una que Derek, aunque pasaran meses entre cada vez que la oía, jamás podría olvidar.

Hizo caso omiso a su tío, sabiendo que ser el centro de atención era precisamente lo que él buscaba, y dejó las bolsas de la compra en la mesa sin siquiera mirarle.

Nueve MesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora