Capítulo 6

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El Sheriff Stilinski estaba leyendo el periódico de la mañana mientras bebía café, disfrutando de la paz y tranquilidad matutina, cuando el sonido de la puerta le indicó que su hijo acababa de llegar. Aquella mañana, muy a primera hora, Stiles y Derek habían ido al hospital para que Melissa le hiciera la analítica correspondiente a las diez semanas de gestación y comprobar que todo estaba marchando bien.

- Ya hemos vuelto –anunció Stiles.

Un segundo después entraba en la cocina seguido de Derek. Y, sorprendentemente, los dos estaban igual de callados.
Stilinski dejó a un lado el periódico, más interesado en lo que tenían que contarle.

- ¿Qué tal los análisis?

- Bien –respondió Derek por el humano.

- ¡Eso lo dirás tú!

Por si el hecho de que Derek hubiera sido el primero en hablar no fuera suficiente señal de alarma, la respuesta de su hijo, llena de rabia hacia el padre de su hijo, terminó de indicarle que había problemas en el paraíso.

- ¿Qué ha pasado?

- Que acabo de convertirme en una vaca. Eso es lo que pasa –exclamó Stiles, exagerando el movimiento de sus manos. Stilinski, sin entender muy bien a qué se refería su hijo, observó con atención el estómago de Stiles-. ¡No lo digo por la tripa! –Se tapó automáticamente esa parte de su cuerpo, como si su padre pudiera ver a través de la ropa-. ¡Y todavía no se me nota!

- ¿Entonces?

- Ha dado negativo en toxoplasmosis –fue Derek quien respondió de nuevo, intuyendo que como esperara a que Stiles diera las explicaciones, su hijo nacería antes de que le hubiera dicho qué pasaba.

- Oh... -fue la lacónica respuesta del abuelo de la criatura.

- ¿Oh? –Stiles puso su mejor cara de interrogatorio-. ¿Qué significa ese "oh"?

- A tu madre le pasó lo mismo. Estuvo los nueve meses del embarazo sin poder comer nada de carne.

Pero la explicación de su padre no le sirvió mucho a Stiles. Todo lo contrario, ya que su exasperación aumentó de nivel.

- ¿Cómo puedes decir algo así con esa tranquilidad? ¡Es horrible!

- Hay algo más que carne en el mundo, Stiles –trató de calmarle Derek-. También hay...

- ¡Exacto! Lo que comen las vacas.

- Mira... Así ya sabes lo que siento cuando me compras una ensalada en lugar de patatas –bromeó el Sheriff. Pero entonces vio que la cara de Stiles cambiaba para mostrar una que sólo tendría alguien al que le estaba dando un derrame cerebral-. ¿Qué pasa?

- No has debido decir esa palabra –explicó el hombre lobo.

- ¿Por qué no? ¿Tampoco puedes comerlas?

- Sí –respondió nuevamente Derek por Stiles- pero le causa ardor de estómago...

Entendiéndolo todo por fin, Stilinski no pudo por menos que echarse a reír.
Fue así durante unos buenos segundos. Hasta que su hijo pudo recuperarse de la impresión de que sí: su querido padre se estaba riendo de su desgracia y en su propia cara.

- ¡Yo no le veo la gracia! –se quejó Stiles.

- En realidad sí que la tiene –admitió su padre, para nada preocupado por la mirada asesina que le acababa de lanzar su hijo. Ya estaba acostumbrada a ellas desde antes de que Derek llegara a sus vidas, y motivo por el que tampoco se preocupaba mucho cuando era su yerno quien se las lanzaba a su hijo.

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