Capítulo 17

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Las semanas pasaron y por fin llegó el día en que Stiles tuvo que dejar el trabajo, dando así comienzo a la segunda fase del embarazo, así como la más complicada.

Después de todo lo que habían pasado desde el mismo instante en que supieron lo que estaba pasando, incluyendo un amago de aborto, estar varios días separados por una absurda discusión y un agudo ataque de celos por parte de su lado de macho Alfa, Derek no podía creer que pudiera complicarse más las cosas.

Pero así fue.

Pero curiosamente el principal problema con el que se encontraron fue que Stiles empezó a ser consciente de su estado. Esto es, de su tripa de embarazado y que en nada se parecía a ese estómago plano que tanto le había costado mantener a base de ejercicio.

Pero lo que para Derek era una imagen maravillosa, pues era la mejor prueba de que pronto serían padres y que Stiles sería el encargado de alumbrar a su hija, para el otro suponía toda una mezcla de sensaciones. Por un lado estaba ese constante temor ante lo que estaba ocurriendo y el millón de cosas que podrían salir mal durante el embarazo y el momento del parto, y que bien sabía que no desaparecerían hasta que no tuviera a su pequeña en sus brazos por muchos ánimos que Derek intentara darle. Pero por otro lado (y Stiles siempre culparía al exceso de hormonas por ello), estaba el temor a que, con su nueva figura, a Derek ya no le resultara atractivo.

Así pues, durante los primeros días en los que Stiles dejó el trabajo, Derek Hale tuvo que llevar a cabo la que fue, en su opinión, la prueba más difícil que había tenido que afrontar en su vida: convencer a su novio embarazado de cinco meses que le seguía resultando atractivo pese a tener una barriga que empezaba a limitar sus movimientos, de paso que debía dejar claro que no le quería solamente por su físico sino también por su asombrosa personalidad y, más importante todavía, decirlo de tal manera que no pareciera que le estaba dando la razón como a los locos, pues últimamente Stiles no estaba dando muestras de esa asombrosa personalidad, pero al mismo tiempo hacerlo sin que diera la sensación que entre los motivos por los que se enamoró de él nunca se encontró su físico.

Cuando Derek consiguió explicarle todo eso, tras casi una hora en la que no paró de hablar y acabó sudando la gota gorda, que Stiles estuviera sonriendo, todo emocionado, y luego procediera a abrazarle con todas sus fuerzas, le besara con el mismo ímpetu y le dijera que él también le quería muchísimo; el hombre lobo apuntó ese día en el calendario como en el que consiguió superar con éxito la hazaña más complicada a la que había tenido que enfrentarse hasta ahora.

Después de eso, ya podían venir todas las manadas de Alfas, Kanimas, Kitsunes y demás monstruos del Bestiario, que nada sería comparado con lo que acababa de hacer.

Por desgracia, una vez superado ese problemilla seguía quedando el hecho de que a partir de ahora tendría que lidiar con el embarazo de Stiles y a la vez con el hecho de que su compañero debía hacer vida en el loft. Y por mucho que le hubiera asegurado que no había problema, pues sabía cómo entretenerse y de momento tenía intención de seguir trabajando en los expedientes que Parrish y su padre le enviaban, Derek no las tenía todas consigo.

Especialmente cuando él si tenía que seguir yendo a trabajar todos los días, y motivo por el que le daba pánico pensar en Stiles todo el día solo en casa, con riesgo de que cualquier cosa pudiera pasarle y no tuviera a nadie cerca.

Y entonces llegaron las buenas noticias, cuando parte de esos temores se vieron placados al recibir una inesperada visita: la de Cora Hale.

Derek no tuvo muy claro si Peter había tenido algo que ver, avisándola de lo histérico que se había vuelto últimamente, o simplemente había sido la casualidad la que hizo que su hermana se cogiera unas vacaciones justo en la semana en que Stiles empezó su "encierro en casa". Fuera como fuese, Derek pudo respirar un poco más tranquilo cuando le llamó para decirle que en dos días la tendrían por allí.

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