Capítulo 3

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El domingo por la mañana, aprovechando que no habría mucha gente en el hospital y Melissa McCall estaba de guardia en el hospital... como prácticamente ocurría los 365 días del año, Derek y Stiles se acercaron para hacerse un chequeo completo, ahora que ya sabían lo que estaba pasando.

Los pasillos estaban desiertos con la excepción de la enfermera que les esperaba en el despacho de ingreso para pacientes. Y nada más verles Melissa corrió hacia ellos con esa sonrisa de oreja a oreja y esa mirada tan llena de ternura, que siempre hacía que Stiles deseara que se convirtiera en la novia de su padre, y no sólo porque estaría genial que Scott y él fueran hermanos oficiales.

El abrazo que le dio, sin embargo, fue bastante menos efusivo de lo que habría esperado y de los que ya había recibido por parte de su padre, y Stiles recordó que Melissa era enfermera y sabía cómo tratar a un embarazado...
"Embarazado". Era sorprendente la rapidez con la que esa palabra había pasado de sonarle extrañísima, a ser la más normal del mundo.

- Me alegro muchísimo de verte –dijo Melissa tras romper el abrazo, que al menos sí fue lo bastante largo que exigía la situación. Y Stiles nunca iba a quejarse de un exceso de muestras de cariño–. ¿Cómo estás?

- Mejor –admitió–. Hoy no he vomitado.

- Eso es bueno. Significa que tu cuerpo se está aclimatando a los cambios.

Stiles sintió un ligero escalofrío... si había algo que odiaba era la palabra "cambio", e instintivamente buscó la mano de Derek, que se había mantenido en un discreto segundo plano; como siempre hacía cuando quería que el otro recibiera todas las atenciones.
Se dio cuenta entonces de lo extraño que era ver un Alfa queriendo mantenerse en segundo plano, y se preguntó cómo iba a soportar los siguientes nueve meses sin subirse por las paredes... hasta que recordó que a Derek, en realidad, lo último que le había importado era ser el Alfa.

Respondió al apretón que le ofrecía el padre de su hijo y no le pasó desapercibida la mirada de absoluta adoración que tenía en esos momentos Melissa al observar sus manos entrelazadas.

- Antes de nada –dijo la mujer–, me gustaría deciros que me parece maravilloso lo que vais a hacer, y que estoy muy orgullosa de vosotros porque hayáis querido seguir adelante con el embarazo.

- ¿Ah, sí? –preguntó Stiles, un poco cohibido.

- Claro que sí. –Le dio otro corto abrazo, incluso cuando no había soltado la mano de Derek–. Estáis a punto de iniciar una etapa que os va a exigir muchos cambios, siendo muy intenso el proceso que vais a vivir en los siguientes meses. Y más siendo vuestras circunstancias tan peculiares –sonrió a Derek con cariño pero Derek, aprovechándose de que tenía una imagen que mantener, se limitó a mirar al frente y apretar los labios, como si no le estuviera importando nada de lo que le decía. A Melissa no le importó porque, gracias a Stiles, había empezado a identificar sus gestos inexpresivos y sabía que ahora estaba tan emocionado como ella... Por eso, y porque todavía no había soltado la mano de Stiles y dudaba mucho que fuera a hacerlo en las próximas horas–. Pero me alegro muchísimo de que, pese a todo, hayáis decidido seguir adelante.

- Creo que no era esa tu intención, pero... ¿me estás asustando? –torció un poco el gesto.

- No lo estés. –Cogió su mano libre–. No te voy a mentir. Habrá momentos en que os preguntéis por qué demonios decidisteis seguir adelante... Te lo digo por experiencia. Pero os aseguro que, quitando esos, va a ser una aventura increíble... Y que el resultado merecerá la pena.

- Vale... –Stiles se mojó los labios, pensando ya en lo siguiente que quería resolver con esa visita al hospital–. Y, hablando de experiencia y momentos no tan fáciles... ¿Ya se lo has dicho a Scott?

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