Capítulo 18

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En el sexto mes de embarazo los padres primerizos quisieron añadir una nueva rutina a sus vidas: las clases de preparación al parto.

Cuando Derek le dio las novedades Stiles acogió la noticia con bastante alivio. Por mucho que estuviera acompañado en todo momento por su familia y amigos, y habiéndose convertido Melisa en la persona sin la que no se atrevía a hacer absolutamente nada antes de contar con su consentimiento; hasta ahora había sentido que estaba solo en el proceso del embarazo. Su caso no dejaba de ser único en el mundo, por lo que cualquier idea que le venía a la mente sobre lo que podría ocurrirle a él o al bebé siempre acababa respondiéndose con un nada concreto "no te preocupes, todo se verá a su tiempo" y que, francamente, a Stiles sí que le preocupaba.

Por ello, cuando Derek le dijo que había hablado con Satomi y la Alfa les había invitado a las clases de preparto que daba una vez a la semana, ya que se habían juntado cuatro embarazadas en su manada de golpe, Stiles no pudo por menos que sentirse aliviado. Por fin alguien podría darle instrucciones precisas de qué hacer cuando llegara el gran día.

El alivio, no obstante, se transformó en recelo cuando se presentaron en el refugio donde vivía la manada de Satomi, dispuestos a dar su primera clase.

Observaron la amplia superficie que se desplegaba ante ellos, con las colchonetas y cuatro mujeres sentadas, ya listas para la clase... y que se giraron hacia ellos tan pronto como descubrieron a los recién llegados.

Stiles recibió en el acto esa mirada de curiosidad que siempre despertaba su estado, especialmente ahora que resultaba muy difícil ignorar el hecho de que también estaba embarazado, pero junto a lo que descubrió algo más que era completamente nuevo.

- Esto es genial –farfulló, sin moverse del sitio.

- ¿Qué pasa? –preguntó Derek a su lado.

- Por si no fuera suficiente con ser el único hombre de la clase, encima tengo que aguantar cómo un puñado de mujeres embarazadas y hasta arriba de hormonas le ponen ojitos al padre de mi hija.

- Eso no...

- ¡Hasta yo puedo oler la excitación, Derek! –se quejó, mirando de reojo a una guapa chica que estaba sonriendo descaradamente al hombre lobo.

Derek carraspeó, intentando mirar a todos lados menos a esa mujer que, ciertamente, le estaba mirando demasiado fijamente para su gusto.

- Intentaba ser educado.

- Pues si no te importa, ahora mismo preferiría que fueras menos educado y más Alfa y le dejaras claro a todas estas ¡lobas! –lanzó una mirada furibunda a las mujeres-, que ya estás con alguien y que además vas a ser padre... ¡De mi hija!

Que fuera Stiles quien tuviera ese violento ataque de celos sorprendió bastante a Derek. Tanto, que en un principio estuvo tentado de recordarle lo mucho que le molestaba cuando era él quien se ponía en modo Grey, por lo que resultaba un tanto hipócrita que ahora hiciera lo mismo y encima con cuatro mujeres lobo embarazadas.

Pero entonces pensó que si Stiles había soportado sus constantes ataques de celos y manías y... peculiar manera de ser prácticamente desde que se conocieron, ahora bien se merecía ser el protagonista de su propio ataque de celos. Un ataque que en realidad no sólo no le importaba, pues tenía que reconocer que le encantaba cuando se ponía tan agresivo... incluso si era con mujeres embarazadas, sino que además se alegraba de que lo hubiera hecho, pues era la excusa perfecta para hacer lo que estaba a punto de hacer.

Derek observó a todos los presentes, asegurándose de que seguía contando con su atención, y entonces colocó con deliberada lentitud una mano en la nuca de su pareja. Tan pronto como se produjo el contacto Stiles sintió una descarga eléctrica y en seguida tenía toda la piel con el vello de punta.

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