Capítulo 211

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CAPÍTULO 211

*narra Mendicuti*

Ya hace un buen rato que hemos llegado a la residencia, qué cumpleaños más triste estoy pasando. Además, he intentado proponerles a todos de reunirnos en la sala común, aunque sea para soplar las velas, pero me han dicho que están demasiado cansados. Tener amigos para esto. En lo que se refiere a Marta y Aina, no he vuelto a verlas. Mejor.

Llevo un rato en el jardín pensando, pero estoy harto ya, necesito a Manuel y Mauro. No están en los columpios, ni en la habitación. Solo me queda la sala común. Paso por delante pero está todo oscuro, hago amago de marcharme pero unas bengalas y un entonado "Cumpleaños feliz" me lo impiden. Mauro y Manuel sujetan un pastel y yo soplo las velas, pidiendo un deseo. No os voy a decir qué he pedido, si lo hago no se cumplirá. Están todos aquí (menos Aina y Marta), de sorpresa, celebrando mi cumpleaños.

Mendicuti: ¿Y esto? - les pregunto, eternamente agradecido.

Manuel: Improvisación exprés.

Mauro: Perdona por hacerte creer que pasábamos de ti.

Mendicuti: ¿Y Aina y Marta?

Manuel: Creímos que no te haría mucha gracia verlas aquí.

Mendicuti: Gracias, chicos, sois tan buenos amigos... ¿Qué haría sin vosotros? - les digo, revoloteándoles el pelo.

Ana: Bueno, ahora a cenar, a comerse el pastel y después... ¡todos a cantar!

Han preparado un karaoke, ¡me encanta! Con lo bien que cantamos todos, nótese la ironía, echaremos unas buenas risas.

Marco: Venga, venga, Ana y yo debutamos. ¡Hakuna Matata! ¡Dadle al play!

Ana y Marco se plantan en el escenario y nos deleitan con la divertida canción, nosotros les hacemos los coros en los estribillos.

"Hakuna matata, qué bonito es vivir.

Hakuna matata, vive y sé feliz.

Ningún problema debe hacerte sufrir,

lo más fácil es saber decir... ¡Hakuna Matata!"

Me gustaría aplicar la filosofía de esta canción. Hakuna Matata. Hakuna Matata. No para de repetirse en mi mente. Me encanta.

Acordamos en que la máquina decida las parejas y las canciones al azar. Los siguientes son Mauro y Martina con Rosas, de La Oreja de Van Gogh. Ambos suben tensos al escenario, pero Mauro, en coger el micro, se olvida de todo lo demás, le encanta cantar.

Mauro: Te juro que a nadie le he vuelto a decir que tenemos el récord del mundo en querernos. - canta la segunda estrofa, mirando a Martina fijamente a los ojos, ella se queda empanada y tarda un poco en darse cuenta de que le toca a ella cantar.

Martina: Por eso esperaba con la carita empapada a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí... - siguen cantando hasta que llega una parte un pelín espinosa para la actual relación que hay entre ellos.

Mauro: Pasaron seis meses y me dijiste adiós, un placer coincidir en esta vida. Allí me quedé, en una mano el corazón y en la otra excusas que ni tú entendías... - estoy convencido de que Mauro se siente totalmente identificado. Siguen cantando... - Y es que empiezo a pensar que el amor verdadero es tan solo el primero...

Martina: Y es que empiezo a sospechar que los demás son solo para olvidar...

Cuando termina la canción, se quedan mirando unos segundos, hasta que Marco rompe el hielo.

Detrás del delantal (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora