Capítulo 227

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CAPÍTULO 227

*narra Ana*

Ana: Por fin te encuentro. - después de recorrerme toda la residencia, aquí está, en la cocina, envuelto en un mar de libros y haciendo mil platos a la vez.

Manuel: No me distraigas, estas recetas necesitan ahora toda mi atención.

Ana: Oye, ¡solo tengo ganas de verte! ¡Parece que te hayan abducido los extraterrestres!

Manuel: ¿Pero tú no sabes la gran responsabilidad que tengo de estar en la final de Masterchef? ¡Tengo que estar preparado para cualquier cosa!

Ana: Tienes que desconectar un poco de todo, te estás agobiando demasiado. Venga, vamos a ver Los Juegos del Hambre.

Manuel: ¡Ya tendremos tiempo de estar juntos cuando termine Masterchef! Ahora necesito... sí... baño maría... veinte minutos... a brunoise... cilantro... - murmura ojeando los libros e intentando memorizárselo todo, a la vez que remueve algo que está dentro de una olla y le echa vistazos a lo que tiene en el horno.

Ana: ¿Estás seguro? - lo interrumpo - Porque eso es algo que llevo preguntándome muchos días. ¿Qué pasará con nosotros cuándo tengamos que separarnos? Porque no sé si recuerdas que yo vivo en A Coruña y tú en Valencia.

Manuel: Se remueve lentamente... paciencia... pochar bien las cebollas... - sigue sin hacerme caso - Mierda, ¿y las ancas de rana cómo se cocinaban? Estaba en este libro de aquí, sí, en la página 52...

Ana: ¿Quieres prestar atención? - le doy un fuerte golpe a la mesa, cosa que hace que Manuel salga de su mundo - ¡Esto es algo de vital importancia!

Manuel: Perdona, bacalao. Estoy atacado. Dios mío, hay tantas cosas que faltan por aprenderme... - me acerco a él y le pongo la mano en su pecho, para que se tranquilice y se olvide de todo lo demás, que solo me vea a mí.

Ana: ¿Qué pasará con nosotros cuándo termine Masterchef?

Manuel: No lo sé, Ana. - suspira - Es algo en lo que no quiero pensar. Lo único que sé es que quiero estar junto a ti. - me da un dulce beso, pero demasiado breve, ya que vuelve a su mundo - ¡Que se me está quemando el guiso! - se apresura a bajar el fuego.

Ana: Anda, va, voy a ayudarte. - le digo mientras me pongo un delantal.

*narra Marta*

Diviso a Aina en la puerta del comedor, hablando con Marcos, pero cuando él me ve se marcha y Aina se queda sin saber qué hacer.

Marta: ¿No te cansas de arrastrarte? Personalidad ante todo, por favor.

Aina: No me arrastro. A Marcos le gusta estar conmigo.

Marta: Ya. Le gusta tanto que hace nada estaba reclamando mi compañía. Yendo tras él contínuamente no lo ayudas en absoluto, que lo sepas.

Me marcho con aire triunfal y me siento a la mesa, esperando que nos sirvan la comida. Sé que Marcos acaba de escuchar nuestra pequeña conversación.

Detrás del delantal (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora