Capítulo 229

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CAPÍTULO 229

*narra Rocío*

Un juguetón rayo de sol que se cuela por las persianas me despierta. Me estiro un poco para despejarme y al darme cuenta de que Lucas está a mi lado empiezo el día con una felicidad infinita. Ya no queda nada para marcharse de Masterchef, mañana empiezan a grabar la gran final, la grabarán en tres días...

Observo a Lucas detenidamente, es verdad, ayer se vino a dormir conmigo. Un dulce "te quiero" se me escapa mientras analizo todas sus facciones, espero que esté lo suficientemente dormido como para no haberse enterado. Nunca había sentido nada tan fuerte por alguien. Acaricio su mano y me quedo soñando despierta hasta que Lucas abre los ojos.

Lucas: Buenos días, Ro. - y me da un bonito beso de buenos días. Desliza su brazo sobre mi cuerpo para atraerme a él. Lo miro a los ojos, los dos estamos sonriendo como tontos. Para que digan que luego esto no es amor.

Rocío: Buenos días. - susurro. No somos los únicos que dormimos en esta habitación, por desgracia. Claudia y Lucía también duermen aquí y Ana y Marta comparten otra habitación. Me asomo para ver si están despiertas pero resulta que no hay nadie, nos han dejado intimidad, no puedo creérmelo.

Rocío: Estamos solos. - le insinúo a Lucas y empiezo a besarlo provocativamente. Pero en medio de un beso, él me aparta delicadamente.

Lucas: Para.

Rocío: ¿Qué?

Lucas: Vas a cansarte de mí. Vas a cansarte de mis miedos.

Rocío: Mira, Lucas, solo estoy cansada de una cosa y ya sabes cuál es.

Lucas: ¿Entonces? No sé por qué sigues queriendo estar conmigo.

Rocío: Porque te quiero... Y no tengo miedo a decírtelo. Y sé que tú también me quieres. Y sé que algún día me lo dirás. Estoy dispuesta a esperar, quiero apostar por nosotros.

Lucas: Gracias... No te merezco...

Nos abrazamos con fuerza y creo que estoy a punto de conseguirlo. Lo más importante ahora es que los dos nos necesitamos y vamos a afrontar todos los obstáculos juntos.

*narra Lucía*

Daniel está demasiado decaído desde lo de Eva y he hecho algo para animarlo.

En cuanto llegamos a la residencia de los aspirantes, ya es de los últimos días que la pisamos, le digo a Daniel que me acompañe. Sé que a Daniel le encantan las estrellas, así que le he preparado una sala llena de estrellas, ayer me ayudó Ana a hacerlo.

Llegamos y abro la puerta cuidadosamente. En cuanto se da cuenta de dónde está, él abre mucho la boca, creyéndose que lo que ve no puede ser cierto. En el techo hay pintadas estrellas y está todo tan oscuro, hay un aire tan místico en la sala (el incienso contribuye a eso) que parece que nos encontremos en medio del universo. Lo invito a que se tumbe en el suelo, boca arriba, yo hago lo mismo. Noto su acompasada respiración, está disfrutándolo al máximo y sé que he conseguido que por un momento se olvide de todo lo que le ha pasado con Eva. Él busca mi mano y me la aprieta con fuerza.

Daniel: Esto es... Mágico... Como tú... Gracias. De verdad, no sabes cuánto me has ayudado. No sé qué haría sin ti...

Detrás del delantal (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora