Capítulo 5: Visita a los muelles

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Mi hermano comenzó a chillar de alegría.  Habíamos llegado a los muelles y Rumba apenas podía controlar su emoción. La brisa marina y el bullicio de las calles también me emocionaba.    Escuchar el tenue ruido de las olas chocar contra las rocas y el canto de las gaviotas en la lejanía era sensacional. Había vivido en el frio de Thalaj, donde la brisa es gélida y el silencio es profundo.

“¡Este lugar es un paraíso!”  El ruidoso murmullo de las muchedumbres caminando en las calles y la variedad de personas era una fiesta a la vista

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“¡Este lugar es un paraíso!”  El ruidoso murmullo de las muchedumbres caminando en las calles y la variedad de personas era una fiesta a la vista. Habían todo tipo de individuos: enanos, gigantes, comerciantes, piratas; todo era tan diferente de lo que había visto antes. Hasta me pareció ver pasar un chico con el cabello teñido de azul. Me distraje tanto, que terminé siendo arrastrada por el tumulto de personas. Finalmente tropecé con un grupo de piratas borrachos que cantaban a voz en cuello: 

¡Oh, Oh, Oh, Oh!
Una bella sirena yo vi,
¡Oh, Oh, Oh, Oh!
Y del barco me caí,
¡Oh, Oh, Oh, Oh!
Cuando del mar yo volví,
¡Oh, Oh, Oh, Oh!
Del suegro y la esposa huí.
¡Oh, Oh, Oh, Oh!
Pues con una sirena dormí

“Este estribillo es pegajoso creo que no la podré sacar de mi mente por días… “

--- ¿Qué sucede?

Rumba me señaló a un gran grupo de personas  que gritaban animadamente.  Parecían estar alentando a unos luchadores, en lo que a mi juicio era una pelea callejera. Me acerqué  con interés. Entreno con mi tío, cada vez que éste tiene tiempo. Así que me interesa este tipo de eventos.

Dos hombres bastante grandes y gordos peleaban en una lucha algo reñida. Básicamente se atacaban con puños sin técnica.  “Yo podría ganarles a ambos sin mucho esfuerzo.” Pensé mientras evaluaba la pelea. Uno de los luchadores estaba cansado y había terminado abrazando a su oponente. “Debería darles vergüenza…mira que llamar a eso pelea.” 

La lucha no duró mucho. El más corpulento le rompió la nariz a su oponente y este cayó desmayado al suelo.  Vi cómo un grupo de hombres lo arrastraba fuera de la arena, mientras que el ganador grujía  por la victoria. “Ja…vaya proeza… a ese hasta Rumba le podría partir la cara.”  
 ---  Nuestro campeón Khan el Martillo, ha vuelto a ganar. ¿Quién será el valiente que por 300 corales intente arrebatar el título de  invicto a nuestro campeón? ¡Cien victorias! ¡Ninguna derrota! 

 “Tal vez, debería intentarlo… 300 corales nunca viene mal.”         

 --- ¡Yo lo reto!

 “¿Qué? Alguien se me adelantó …” Busque el lugar de donde procedía la voz. “¡Oh! ¡Pero que bomboncito!”  Un chico de unos veinte años, piel bronceada, cabello castaño y un cuerpo de lujo…excelentemente tonificado. Caminó a la arena con una media sonrisa en su apuesto rostro.

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