“Nooo…los niños…”
Estaba agotada. Únicamente pensaba en que debía detenerme, la tormenta podría dañar a los niños. Apenas podía respirar y no tenía la fuerza ni siquiera para abrir mis ojos. Mi cuerpo se bamboleaba a un paso constante. “¿Qué es este movimiento? ¿Un animal?” Estoy casi segura que me encuentro colocada bocabajo en el lomo de algún tipo de animal, pues el olor a estiércol era abrumador. Pero… ¿Por qué? Sentí la incomodidad de tener la cabeza y los pies colgando. Unas apretadas sogas restringían la movilidad de mis brazos y pies, lastimándome cada vez que mi cuerpo se agita por el movimiento del animal en el que estoy siendo llevada. Aun me encontraba aturdida, así que me quedé tumbada sobre la bestia en que me transportaba sin poder hacer nada. Comencé a percibir unas voces a mi lado. En un principio no era capaz de entender nada, pero poco a poco fui captando lo que decían. Me enfoqué en escuchar con atención.
—Lobo, viste que cuerpo más perfecto tiene esta niña. No he tenido una mujer entre mis sábanas en mucho tiempo. Uff…incluso su olor es agradable—la respiración del hombre rosó mi cuello haciéndome estremecer.
—No intentes tocar la mercancía, ya sabes lo que le pasó a Rata.
— ¿Enserio crees que ella hizo eso? Es una chica inconsciente…
— ¿Todavía dudas que no?
— La chiquilla siquiera esta despierta… debe haber otra explicación. Además, Cómo puedes resistirte a esas largas piernas blancas. ¡Por todo el oro de la Reina! ¡Lobo mira ese cuerpo! ¿Cuándo fue la última vez que estuviste con una mujer?
—Ya te dije que no la tocaras o acaso quieres que te recuerde porqué soy yo el que da las ordenes.
—Tranquilo hombre, no es para que te enojes… sólo decía…
—No me gusta que me fastidien, haz tu trabajo y olvídate de la chica.
—Mono, deja de incordiar al jefe—intervino alguien que sonaba cerca—. Sabes que cuando se molesta nos baja la comisión.
—Sí. Si…ya lo sé—le respondió—. Tú y yo nos divertiremos luego—me susurró al oído.
Mis instintos me decían que ese hombre era peligroso. Su proximidad a mi lado me incomodaba. Luego de escuchar su conversación, me hago a la idea que soy su prisionera. Me siento confundida, ya no estoy segura que es real y que no. ¿En verdad pude causar una tormenta? Todo parecía tan irreal que creo estar soñando.
Continuamos en movimiento por largo tiempo hasta que me comencé a sentir muy mareada, tanto que vomité lo poco que había en mi estómago. La bestia se detuvo. “¡Oh gracias al cielo!” No podría soportar por más tiempo estar en esta posición, así que intenté moverme.
— ¿Mono por qué te detienes? —escuché decir al tal Lobo mientras terminaba de expulsar lo poco en mi interior.
—La chica se ha despertado y ha comenzado a escupir las tripas.
—Siéntala, debe estar mareada. No la toques directamente, usa la manta. Te necesito consiente, no me puedo dar el lujo de perder otro de mis hombres.
—Tranquilo, estás paranoico, es sólo una…
—Mono…—Le advirtió otro hombre tras de mí, diferente del que antes había hablado.
—No voy a repetir la orden. Haz lo que te mando antes que mi paciencia termine—amenazo el jefe en un tono que hasta mí me aterró.
Me quitó las sogas que ataban mis pies, lo que agradecí, pues no poder moverme era una tortura. El hombre me levantó hasta montarme correctamente sobre el animal. Esta nueva posición alivió mucho los mareos y las náuseas que sentía. Ya estaba mejor, comenzaba a recuperarme lentamente. Ahora que estaba completamente despierta, comencé a analizar la situación en que me encontraba. Observé al hombre que caminaba a mi lado jalando las riendas del caballo donde estaba montada. “Así que tú eres Mono…” No era alto, aunque sus manos era muy largas y su espalda bien ancha. Sus brazos se veían fuertes, aunque no así el resto del cuerpo. Podía entender porque lo llamaban Mono, de espaldas podría asegurar que parecía uno. Su cráneo tenía una calva en la parte posterior y el cabello que cubría el resto de su cabeza era de un negro casi azul.
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Los Zetlyc: Primavera Muerta
FantasyEn el fantástico y remoto mundo de Edelia, la paz ha reinado por más de quinientos años; luego de la Gran Guerra contra los sangrientos varformos. Guerra que concluyó cuando, los poderosos zetlyc, aprisionaron a los temibles varformos en el remoto...